Capitulo 1
— Soy Lindsay Swan Díaz, una mujer sin corazón, ni sentimientos es así como la gente comúnmente me considera ¡Eres tan perversa, sin emociones nada te interesa! Claro cómo no. (Si pudieran pasar por lo que paso, no dijeran eso)
Les contaré brevemente el error que cometieron mis padres al tenerme, no pensaron que todo se podía volver un caos, cuando me concibieron.
Eso no es tan importante, desde que nací mi condición no fue buena — Debería haber muerto desde el inicio, pero mis padres no lo pensaron de este modo, pues son la terquedad andando, me diagnosticaron un corazón débil y fuera de lugar, la patología se llama Pentalogia de Cantrell, después de eso vino la Estenosis valvular aórtica y Tetralogía de Fallot, los médicos les explicaron que era una condición muy rara, tenían que operarme al día siguiente de mi nacimiento, era una operación complicada de corazón abierto y más cuando es un cuerpo tan pequeño, las probabilidades que saliera con vida del quirófano eran del 50 % aun con toda esa información ellos apostaron por mi vida. Me falto comentarles que mi corazón estaba en el centro de la caja toraxica, no a la derecha ni a la izquierda
— Después de muchas horas en el quirófano, la operación fue un éxito, no todo puede ser felicidad ¡Cierto! Me daban cuatro años de vida, en los cuales no debería esforzarme ¡Si lo adivinaron! Mi infancia fue trágica por decirlo de alguna manera, vivía de hospital en hospital y después a la casa, no había distracciones para mí, eran perjudiciales, vivían expectantes a mi día a día, hasta que cumplí tres años y volvieron a operarme dándome una extensión de vida por cinco años más ¡No entiendo por qué no se cansaron! (Yo, ya lo estaba) Antes de acostumbrarse a la "hija muñeca" que tenían.
— Se presentó una nueva enfermedad, la bradicardia, tenía seis años cuando obtuve mi primer marca pasos, si preguntan ¿Por qué me pusieron uno siendo tan pequeña? La respuesta es fácil, era un conejillo de indias y probaban conmigo todo lo que Farmagen inventaba para los problemas del corazón, ellos me creían de su exclusividad, también gane un brazalete médico para que puedan identificar el aparato metido en mi pecho.
— A la edad de ocho años cuando las niñas sueñan con ser grandes, maquillarse y usar tacos, yo soñaba en convertirme en una mariposa o un ave y poder volar lejos, salir volando de esa jaula dolor, antes de poder razonar las estupideces que se ocurrían a esa edad, cambiamos de país, vivíamos en Ecuador y nos trasladamos a Ámsterdam. El cambio brusco logro enfermarme más, bajando todas mis defensas, dejándome acostada en una cama de hospital por seis meses, con una neumonía atípica, me dejaron en paz un tiempo y luego la pesadilla regreso, tenía diez años cuando me volvieron a operar, cambiaron el marcapasos a uno más avanzado y según no necesitaría un cambio hasta que sea adulta, digamos que mi tormentosa vida en algo se calmó.
— No sabía lo que era tener amigos o ir a la escuela, eso significaba mucho esfuerzo para mí, al menos me hicieron caso cuando pedí tomar clases personalizadas en casa, mi tutora decía que tenía una mente brillante, mi coeficiente intelectual superaba a muchos, eso me alegro tanto que empecé a devorar libros de todo tipo de estudios, esa era mi fascinación hasta que cumplí diecisiete años, entre hospitales, casa y los estudios.
— Mi vida era tan solitaria y gris que contaba con una sola amiga y eso porque era la hija de la señora que nos ayudaba con la limpieza, la alocada Isabella García, con ella me escapaba a comer helado o al parque, según ellos pasábamos en la “casa del árbol” todo cambio cuando ella tuvo que ir a la universidad, quede sola una vez más, Isabella trataba por todos los medios de comunicarse conmigo, para que no me sintiera sola y se lo agradecía de corazón.
— Busque cursos en línea para seguir estudiando, mi burbuja de seguridad, perdón mi casa antiséptica, inodora e insípida estaba prohibida para todos excepto para Isabella y su madre, así fue como decidí algo que cambiaría mi vida controlada, a una fría y sin limitaciones.
Un año paso muy lento, Isabella tenía menos tiempo para mí, con sus clases de administración de empresas, estaba ganándome la ansiedad y en mi estado eso no era bueno, empecé a tomar cursos de música en línea, el instrumento que más me gustaba era el piano, lo primero que dijo mi profesor era que estaba muy grande para aprender, su sorpresa fue que lo aprendí en tiempo récord dejando perplejo a muchos, incluso a mis padres, también aprendí a entonar guitarra, violín, trompeta, campana y batería volvía locos a todos, esa era mi diversión.
— En mi cumpleaños dieciocho me llevaron a un restaurant lujoso, era un sueño hecho realidad, yo no había salido a la civilización jamás (Obvio que solo conocía los hospitales) Disfrute mucho, Isabella me acompaño pidió permiso en la universidad y su trabajo, llego algo tarde, pero llego, su regalo fue el mejor el título me engancho enseguida "La abogada sin corazón" Ese fue el inicio de mi exitosa carrera.
Todo fue felicidad esa noche, borrando un poco el tormento de seguir viviendo en contra de todo pronóstico, una semana después fui hospitalizada por una falla en el marcapaso.
— Me sentía cansada, tan cansada que únicamente quería cerrar mis ojos y no volverlos a abrir, pero no era mi voluntad ni la de Dios, la terquedad de mis padres era la única palabra que valía para los doctores y los demás, claro siendo mi padre el dueño de medio Ámsterdam, no contaban con algo importante, yo ya era mayor de edad y podía decidir por mí misma y eso los sorprendió.
— ¿Qué locura estás diciendo?
— ¡Nena debes recapacitar! Ni en nuestros más desesperados momentos hemos pensado en esa posibilidad, eso no te haría diferente a un robot ¡Sería como tener un cuerpo sin alma Lindsay!
— Madre, padre ¿Saben lo que he sentido hasta el día de hoy? se los diré en pocas palabras, siento que estoy robando el lugar de alguien sano, que estoy viviendo la vida de alguien más, que este tormento no se llama vida y que han sido muy egoístas al hacerme pasar por todos esos procedimientos dolorosos, solo por su capricho de no dejar ir a su hija, a su única hija, pero no pensaron en todo lo que pasaba por mi mente ¡Quería morirme! Eso me tocaba y no dejaron que pasara. Bueno como les dije, soy mayor de edad y he tomado una decisión, me someteré a una última operación, ya que soy un instrumento de estudios, yo misma me ofrecí para un nuevo tratamiento y eso no es todo, Isabella sé ira conmigo, ella me cuidará, estaremos en China por un año y luego regresaremos si es que deseamos.
— ¡No te entiendo hija! ¿En dónde quedamos nosotros, tus planes no nos incluyen?
—Mi padre bufó y hablo
— ¿Ahora nos reprochas por tratar de que sigas con vida? tampoco entiendes nuestro dolor, únicamente lo entenderás cuando tengas tu propia familia, solo en ese momento dejaras de ser tan insensible.
—Ignore olímpicamente, las palabras de mi padre
— Madre solo quiero que descanses, no te molestaré más, quiero que vivas tu vida, te has sacrificado y preocupado solo por mí y te olvidaste de vivir tu vida, de ser mujer, es hora que lo hagas. No les reprochó nada papá, nada más que no parece justo para nadie, sufrir tanto y por tanto tiempo, lo más sensato es que lo haga ahora por mi cuenta, no quiero que sigan sufriendo por mí.
— No seas ridícula Lindsay ¿Con qué dinero harás eso? ¿Cómo solventarán sus gastos después de tu operación? ¡No creas que el dinero crece en los arboles!
— El tratamiento está pagado en su totalidad señor Swan, si pasarás más tiempo en casa supieras que tengo un trabajo en línea, que me gradué de abogada hace algún tiempo y que me pagan muy bien si no lo sabes, no necesito tu dichoso dinero, mejor aprende a pasar más tiempo con tu esposa y no en el "trabajo". Los mantendré informados por medio de Isabela, ella les comunicará cualquier cosa que pase conmigo, tengo todo arreglado desde hace algún tiempo, por cierto, papá, despide a esa asistente tuya... es una inútil se cree dueña de la empresa y no sabe pasar un simple mensaje, si no lo haces tú yo iré a hacerlo, la arrastraré por toda la empresa, obviamente que mamá me acompañará e Isabela para ayudarme, ya que yo no puedo hacer esfuerzos.
¡Mamá! ¿Podrías traerme agua por favor? Pero consíguela tú misma, no confío en nadie aquí, quién sabe cómo traten la asepsia.
— Claro hija ahora mismo, qué barbaridad, cómo pude haberme olvidado de revisar todo, ya regresó.
— La vi salir contrariada por lo que pedí y mire a mi papá, esa mujer que salió por esa puerta merece toda la felicidad del mundo y un marido que esté en todo momento para ella, a pesar de los años su belleza no se marchita y sé que hay más de uno tras de mi madre, así que valórala y deja de ser tan corriente, si vas a tener una amante al menos que sea mejor que mi madre, no esa zorra barata de tu asistente.
No me reconoció, cuando te fui a buscar, era obvio jamas he ido a tu empresa, quería darle una sorpresa al señor en la oficina, salí poco antes de la consulta y decidí pasar por la empresa, solo le faltó agarrarme ella misma y echarme a patadas, dale las gracias, por ella estoy aquí en el hospital.