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Mi hermano es un maníaco anal

Abrimos la botella y empezamos a beber. Palabra tras palabra, y mi hermano favorito empezó a acercarse a mí.

– ¿Así que te gusta el anal? – preguntó de repente.

Casi me ahogo con su pregunta.

– Bueno, depende de con quién. No me gustó el último anal que tuve. – confesé. – ¿Por qué lo preguntas?

– Quería ofrecerte algo.

– Ángel, eres mi hermano, ¿eres un completo idiota?

– ¡Soy tu hermanastro!

– ¿Y qué?

– Los hermanastros están permitidos.

– ¡¿Quién dijo eso?! – Estaba tan sorprendida por sus palabras que todo mi cuerpo estaba cubierto de sudor.

– Todo el mundo dice que puedes.

– ¡Estás borracho, Ángel, vete a dormir la mona!

– Vamos, Nita, porque veo que lo deseas.

Estaba cachonda hasta el extremo. Pensé en que nunca había soñado con follarme a mi hermano. E inconscientemente siempre he estado buscando un hombre como mi hermano.

Tal vez por eso no puedo encontrar un novio, porque nadie es como Ángel.

– ¿De verdad quieres que hagamos el amor? – aclaré con la lengua arrastrada.

– Sí, de verdad que quiero. – se relamió y me miró. – Venga, di que sí.

– Bueno, no sé, mi padre no lo aprobaría....

– Bueno, no tenemos por qué decírselo a nuestros progenitores...

Pensé en lo que diría mi padre y en lo que diría mi madre... Ángel y yo tenemos madres diferentes, su madre lo abandonó cuando tenía un año, pero mi madre lo crió como a un hijo.

Mi hermano se sentó en el borde del sofá esperando a que tomara una decisión.

– Ángel, lo siento, pero no puedo. – murmuré.

– ¿Por qué no? ¿De qué tienes miedo? – preguntó perplejo. – Es una gran oportunidad. Vivimos juntos, así que ¿por qué no follamos cada día?

No me entraba en la cabeza que mi hermano favorito quisiera que me acostara con él. Él y yo nos conocíamos desde pañales, fuimos juntos a la guardería y al colegio. Este año he ido a la misma universidad donde estudia Ángel. Pasábamos la mayor parte del día juntos, ayudándonos en todo. Todo iba bien, y ahora me enfrentaba a un problema que no sabía cómo resolver.

– Ángel, por favor, de verdad que no puedo.

– Nitita, eres mi hermana favorita, – dijo, – Y quiero que mi primer anal sea contigo.

Se levantó y se quitó la camisa. Quitándose los pantalones y los calzoncillos, quedó completamente desnudo. Por primera vez desde que nos bañábamos juntos de niños, le vi la polla. Miré su cuerpo y mi imaginación ya dibujaba imágenes de nuestra intimidad.

Cuando un Ángel un poco borracho fue al baño, le seguí.

Se paró junto al váter y esperé a que terminara de mear.

– Espera, no te abroches la bragueta. – Le dije y me acerqué a él.

Me miró sorprendido, cerré la puerta y me senté en el váter.

Sin más preámbulos, lo atraje hacia mí y le chupé la polla.

No sé qué estaría pensando y sintiendo Ángel en ese momento, pero al cabo de un par de minutos se corrió en mi boca.

Después de tragarme su sémen con placer, me limpié la boca y sonreí.

– ¡Vaya! ¡Es increíble! – Ángel sólo pudo decir. – Eres una chupona excelente, ¡quién lo hubiera dicho!

– Todavía no has visto nada, te has corrido casi en cuanto me lo he llevado a la boca, ¡puedo hacer más! – El alcohol me hizo sentir como una diosa de la mamada, ¡quería presumir y que mi hermano supiera lo buena que era!

Salimos del baño y cogimos una botella de cerveza cada uno. Ángel parecía pensativo y callado.

– ¿Va todo bien? – le pregunté.

– Estoy en estado de shock... – admitió. – Llevo tanto tiempo soñando con esto que ni siquiera creía que fuera real conseguir que me la chuparas.

– Sí, yo también estoy en shock. Es el alcohol.

– Sí, sí, sí.

Tragó saliva convulsivamente y me miró como si quisiera abalanzarse sobre mí y violarme.

– ¿Puedes hacerme otra?

– ¿Una mamada? – Especifiqué.

– Bueno, sí...

– De acuerdo. – Me senté de rodillas frente a él, Ángel se bajó inmediatamente los pantalones, ¡su polla ya estaba de pie como un soldado en servicio!

¡Así que sólo pensar en mi mamada le excitaba!

Besé su tierna piel, la rodeé con mis labios y empecé a chupar.

¡Es una emoción increíble sentir la polla dura de mi propio hermano en mi boca!

¡Me encanta que me la metan en la boca! ¡Me encanta chupar! ¡Me encanta mamar!

Es un verdadero placer para mí. Ni siquiera me di cuenta del tiempo que había pasado cuando el semen caliente volvió a mi boca. ¡Ya está! ¡Qué emoción!

¡Ángel se ha corrido otra vez en mi boca! Para mí era uno de los mayores placeres recibir en la boca los chorros calientes del orgasmo de un hombre y tragármelos. Mi hermano también estaba encantado.

– Buena mamada, – me dijo. – Ahora mismo no tengo nada con mi novia, ¿sabes?

No sé si lo entendí o no, no me importaba lo que tuviera con su novia, ¡lo principal era que tenía su polla en mi boca!

Pareció gustarle tanto que al cabo de media hora volvió a follarme en la boca. Luego vimos una película y esperamos a que recuperara fuerzas.

Los dos sentimos que ya era hora de que su polla también estuviera en mi culo. Cogí un poco de crema facial y lubricé mi agujero anal. Luego me levanté, le dí la espalda a Ángel, me agaché, separé mis nalgas y las puse delante de mi hermano.

Su glande se introdujo en mi ano, apretó a través del anillo elástico y su polla empezó a hundirse en mi cuerpo. Su verga se hundía cada vez más en mi culo. La punta era perfecta para la penetración anal.

Empezó a follarme y yo a mover el culo. Era mágico. Un hombre fuerte y guapo me estaba follando el culo. Mi propio hermano me estaba follando por el culo.

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