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capítulo 1

Tuve que respirar profundo para no darle dos gritos bien dados al hombre que tenía delante rebuznando en mi cara con monumental enojo, casi tanto pero no mayor al mio. A veces me podía mi educación en la realeza y eso, no se suprimía de la noche a la mañana. 

Había escapado de mi casa, de mi condición de condesa, solo porque estaba huyendo de un príncipe despiadado que me había comprado para ser su esposa en algún momento de mi vida, y eso era algo que no pensaba permitir y por esa razón, entre otra mala fortuna, estaba en la situación más desafortunada de mi noche.

Salirme de todas mis comodidades y mi educación de clase alta, para vivir de un salario básico en un empleo de gama muy baja, no era algo que hubiese elegido para mi vida, pero si era aquello que suponía mi único sustento y de lo que no podía prescindir.

Al escapar del palacio y de mi destino impuesto por arcaicas costumbres familiares, no me quedaba más remedio que soportar como mejor pudiera situaciones así.

Por eso, el estar en este evento, trabajando como camarera para unos empresarios pijos, era una condición complicada para mi pero aún así, no podía ponerla en riesgo por mucho que me apeteciera lanzarle una regañina a este hombre que tropezó conmigo, me hice derramar las bebidas que llevaba al suelo y parte de su ropa y encima, me ha pegado dos gritos para que entienda que está al mando en la situación. Que llevo claramente las de perder.

—Yo soy el dueño de este hotel y soy el que le contrató —su dedo está  delante de mi cara y su mentón cuadrado  se alza con superioridad haciéndome rodar mis ojos verdes con molestia tratando de no nadar en los suyos azules —así como también soy el hombre que está mojado hasta los huevos por su puta culpa —vuelve a vociferar —voy a informar a su superior. Y sinceramente espero un desagravio por su parte.

Abro la boca con asombro por lo grosero de su comentario y parece darse cuenta de mi intención porque prosigue a excusarse...

—Perdóneme la grosería, señorita —cierra los ojos respirando profundo y sus ojos inmensamente azules me devoran con intensidad y doy un par de pasos hacia atrás casi huyendo, no puedo permitir que se acerque demasiado, nunca sé donde puede haber alguien que me reconozca, a fin que soy una fugitiva —es que la verdad no me apetece mucho ser correcto, ni darle explicaciones —dice retractandose y anulando su disculpa alzando el mentón con superioridad y me provoca golpearlo. Aunque me contengo a pesar de lo que dice a continuación...

—No creo que  tenga que dárselas ahora mismo —sacude una mano proyectando obviedad en su ademán y conecta ese mismo gesto para hacer venir a James >, al que espero cabizbaja —bueno ni luego tampoco —continúa y me señala de arriba a abajo —es todo su culpa —sentencia cruzando los brazos.

El tiempo que aquel hombre pasa hablando apartado de mí, con mi jefe, yo lo uso para buscar en mi mente alguna explicación lógica para que la vida se enzañe tanto conmigo.

Solo estaba haciendo mi trabajo. Fue un maldito accidente en el que la verdad, no tengo la culpa de que todo me haya salido tan mal y aquel espécimen engreído se haya cruzado en mi camino.

James se acerca a mí y veo al hombre al que mojé con aquellas bebidas salir por la puerta dando un tirón a la misma y respiro profundo sabiendo lo que sigue...

—¿Tienes alguna idea de lo importante que es este cliente, Bella ? —la pregunta es en retórica y tanto es así que ni siquiera espera que responda antes de dar un manotazo en la isla de la cocina gigante en la que estamos y prosigue —trato de ayudarte siempre que puedo, pero joder... es que me lo pones muy difícil a veces. Te lo advertí antes de venir esta noche. Ese tío es un enorme cliente al que no quería fallarle en nada y vienes tú y estropeas todo. ¡Maldita sea!

—Ha sido un accidente James, y es que fue él quien se interpuso y tropezó conmigo. Yo...

Cuando iba a seguir hablando, tratando de hacer entender a mi jefe que la situación no fue provocada por mal trabajo mío, veo llegar al imponente caballero, que por mucho que me repatee reconocerlo, es guapo y con cierto punto de altivez que lo hace ver tanto intimidante como poderoso a un nivel hasta seductor.

Me toma desprevenida su intensidad al mirarme y algo en sus ojos azules cambia. Me observa de arriba a abajo y me hace sentir desnuda ante su escrutinio, para luego oírlo decir con voz grave y aspecto impoluto después de haberse cambiado el traje...

—Déjame solo con la señorita,  es a mi a quien debe explicaciones.

Mi jefe me mira con súplica en la mirada y yo sé que no puedo exponer todo mi carácter dada mi precaria situación, pero todo se tuerce nuevamente cuando James asiente y se va y el señor ojos azules se convierte en una especie de tiburón rondando a su presa.

Me puede el orgullo y simplemente entro a trapo mientras lo veo caminar a mi alrededor observando mi cuerpo con soltura. Como si tuviera todo el derecho a mirarme desde su altura y yo tuviese que soportarlo.

—No porque sea mi jefe aquí y ahora —le espeto alzando la nariz y noto cierto asombro en su mirada sobre mí —porque dicho sea de paso es lo único que es —puntualizo perdida en el hoyuelo que se dibuja en su mejilla —se crea con el derecho de menospreciarme y tratarme como una imbécil...cuando ha dejado más que claro quién es el imbécil aquí —le digo con una sonrisita soberbia y casi podría pagar por volver a ver la actitud de ira mal contenida que conseguí sacarle con esa simple frase.

Lejos de controlar los daños, me he venido arriba al verlo darme la vuelta en círculos como si yo fuera algo de ínfimo valor que esta analizando, y eso, mezclado al episodio de antes cuando ha entrado en brote de histeria porque le estropeé su ropa, me ha colmado.

—Pero bueno, ¿ es que ademas de torpe es ciega ? —dice él rascando su frente y acercándose un poco a mí —¿ acaso no ve como estoy?¿ Cómo me dejó antes de cambiarme?

—No me siga ofendiendo —de cierta manera mi expresión se lee irritada y decido calmarme para acabar con esto de una vez  —le pido sinceras disculpas señor..., ¿ le gusta más así?

La doble interpretación que tenían mis palabras no pasaron desapercibidas a aquel hombre, que deteniéndose detrás de mí, soltó un soplo de aire contra mi mejilla y deslizó un dedo por mi codo, subiendo por mi brazo hasta doblar en la curva de mi cuello y tornar toda la situación,  en algo confusamente sensual entre los dos. Teniendo en cuenta mi reacción a sus repentinas caricias.

—Nena, está claro que no sabes como me gusta —susurra soplando la piel de mi nuca.

La atrevida manera de soltar sus palabras me motiva y decido seguirle el juego. En algún momento de nuestro extraño comportamiento, volvimos aquella discusión algo un poco más íntimo y supe que ahí sí que me había encontrado de tanto que me había buscado. Iba a aprovechar su repentino cambio de actitud para darle una pequeña lección de la que no podría quedarse, porque había sido el autor intelectual de aquella nueva situación.

—¿Nena...? —ronroneo seductoramente siguiéndole el juego encorvando el cuello —ah,ya nos vamos a entender mejor, bombón... —le digo confundiéndolo un poco y me alegra verlo arrugar la frente mientras me giro y me acerco sutilmente.

—Uhm ,¿bombón? .¿Así que te apetezco ?  —ironiza divertido y yo estoy que lo mato. Es tan básico que me lo pone fácil — no sabía que te había gustado tanto como para compararme con un rico bombón, lo has disimulado bastante bien —muerde su labio y concluye con un... —¡nena!

Lo dice para picarme , pero no me va a detener con sus palabritas de playboy entrenado. Ya se me ha acercado demasiado y juro que me embriaga su olor a colonia megacara.

Decido ser yo quien se acerca hasta él lentamente pero con movimientos sensuales cerrando todo el espacio entre ambos , y noto que traga duro. El ambiente se caldea y algo dentro de mí estalla poniéndome la piel de gallina por el juego subido de tono del momento, al que no sé ni cómo he llegado. Pero continúo...

Paso mis manos de manera muy suave por su torso embutido en un caro traje bien negro y bien mojado por el accidente que nos trajo a esta situación ,y parándome en puntillas debido a su gran altura me acerco a su oído, muerdo el lóbulo y, sintiendo sus manos sellando mi estrecha cintura le deslizo los dientes  de la oreja alcanzando a la vez la jarra de agua con hielo que antes ví justo detrás de él.

Al mismo tiempo que escucho un gemido producto de la exitación, le vacío el contenido al completo encima salpicándome en el acto, pero no importa , ha valido la pena solo por verlo tan cabreado.

Me sostiene la mirada unos segundos y lo siguiente que hace me toma por sorpresa porque sus ojos azules me han hipnotizado.

Su mirada se vuelve atemorizante para mí y siento que carga una enorme ira en mi contra.

*Hoy no cobro *

—¡¿ Pero que demonios... ?! — grita él tomándome de los brazos con fuerza y me mira tan cerca que creo ver mi reflejo en esos ojos y madre mía que ojos.

—¿ Cómo te has atrevido? —continúa reclamando  a gritos —¿Es que acaso estás loca? ¿Sufres algún tipo de demencia? —la cocina debe estar insonorizada asumo, dados los gritos que está pegando el tío.

—Suéltame por favor —reacciono removiendome entre sus poderosos brazos —me haces daño —ya nos tuteamos dado el giro de los acontecimientos.

Él aprieta aún más y se le nota el estar hiperventilando.

—¿ Ahora me pides un favor? —se burla  — esto es el colmo ya — y entonces  afloja su agarre diciendo —primero, me ridiculizas delante de todos  —enumera con los dedos de una de sus manos que planta delante de mí —luego intentas seducirme ,me calientas y me enfrias enseguida con agua helada y ..., ¿ Encima me pides un favor? ¿ De que vas?.

—¡No! ,¿de que vas tú?-lo empujo y me suelta —Yo solo hago mi trabajo , si tú te has cruzado en mi camino huyendo de Dios sabe qué, no es mi culpa —alzando las manos digo —y a lo demás solo puedo decir que reaccioné en consecuencia a tu trato conmigo.

Se me acerca y yo retroceso, pareciera que estamos bailando un tango.

—A ver nena que te pierdes — me dice dándome un sexy guiño. Y esa manera de tratarme tan descarada y seductora me hace bajar la guardia.

—No me llames nena —lo señalo con un dedo que trata de atrapar y yo retiro rápido. He ganado algún pequeño destello de cordura que pronto vuelvo a perder.

—¿ Prefieres idiota? —pregunta el muy imbécil.

—¿ Ya estamos otra vez?— le digo agotada y pegando un golpe a mis caderas con mis dos manos.

Se pone serio y dejando escapar el aire en un suspiro fuerte dice...

—Mira ya esto me está hartando ,casi prefiero que te largues y seguir con mi evento de una vez —espeta  haciendo ademán de irse claramente molesto. Cosa que empiezo a agradecerle.

Y cuando creo que ya hemos superado este episodio ,vuelve a por más y de la nada,  tomándome por sorpresa pues ya estaba encaminandose a la salida , me agarra el rostro con ambas manos y me besa con una pasión que jamás había soñado siquiera sentir.

Al principio me resisto ,pero claudico enseguida,¿quién se resiste a algo así? No creo que alguien pueda.

Es un beso con fuerza al principio,respirando en mi boca,con un hambre atroz ,pero cuando nota que me relajo en sus manos que me acunan con deseo y delicadeza a pesar del ardor del momento y él siente como le sigo el ardor ,suelta un suspiro sonoro y se torna delicado.

Me acaricia el rostro con sus manos y su cuerpo me va empujando hasta tropezar con la enorme puerta de la cocina haciéndome su presa, dejándome solo un segundo para respirar,volviendo con más deseo a mis labios. Nunca había sentido algo así y desde luego jamás pensé que lo haría.

Ni siquiera puedo reclamar porque estoy tan desosa de él que da vergüenza ,me carga con sus poderosos brazos y me dejo hacer sintiéndome completamente a su merced.

Enrollo mis piernas a su alrededor y siento sus manos entrar bajo mi húmeda ropa interior esquivando antes mi uniforme de falda ajustada , y es que besa tan bien que no me resisto nada , es completamente bochornoso pero no puede importarme menos y es cuando suelto un gemido audible completamente entregada, que me deja caer bruscamente y casi llego al suelo acompañando a mi dignidad al oírlo decir...

—Creo que ahora los mojados somos dos —su tono de burla me hace querer matarlo — puede considerarse un empate.Mañana la espero en mi oficina a las ocho de la mañana. Tienes mi tarjeta en tu sostén —sonríe triunfante y se separa completamente de mí.

—Espera,¿ que? —suelto desorientada — ¿ cómo has sido capaz? —pregunto tratando de encontrar la respuesta en mi mente, pero no lo consigo.

—Mañana te explico —  contesta de la nada y sin dar importancia a lo que ha pasado.

—¿ Qué cosa?- pregunto ida. Lela. Idiotizada.

—Veo que te he dejado bien trastornada, que ahora tampoco oyes - dice el egocéntrico este —que mañana te explico como he sido capaz .¿No era eso lo que querías saber?

Y dejándome allí, muda y con la boca abierta sale ni sé a dónde , con todo el traje mojado dejándome a mí , sin atinar a nada y más húmeda de lo que lo había dejado a él.

Creo que aquí, hubo un claro ganador.

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