Capítulo 2.
—¿segura que estás bien? —pregunto mi hermano preocupado.
—si, claro —dije tratando de sonar convencida.
Mi hermano fruncio el ceño pero no pregunto nada más y me llevo a casa, cuando llegamos baje del auto y subí a mi habitación a toda prisa.
¿Que había sido eso? ¿De verdad lo había hecho? Eso era algo... Imposible ¡que pasaba conmigo!
—esto no me puede estar pasando —dije nerviosa.
La luna alumbraba el vecindario y yo miraba a través de mi ventana, podía distinguir todo con claridad como si tuviera una especie de visión nocturna y también podía sentir muchos aromas a mi al rededor, mis manos temblaban temblorosas mientras frotaba mis ojos con nerviosismo.
Fije mi vista en el pequeño bosque que estaba frente al vecindario y vi como una silueta corría entre los árboles, entrecerre los ojos para ver mejor y me quede estupefacta al ver como la silueta corría entre los árboles con una velocidad sorprendente.
Este vecindario nunca fue normal pero jamás había visto algo así.
Esto no podía ser posible, debe ser solo los nervios por el examen que tuve, si eso debe ser sin duda alguna, camine en dirección a mi cama y me deje caer mientras el sueño se apoderaba de mi.
Estaba en el profundo del bosque y me encontraba sentada frente a un pequeño río, la luna llena alumbraba todo el hermoso paisaje que tenía frente a mí pero segundos después una gran nube color gris opaco la luz de la luna haciendo que el lugar luciera siniestro.
—eres una de nosotros —murmuró una voz ronca en medio del bosque.
Me gire para ver el dueño de esa voz pero no había nadie.
—ven conmigo, Amelie —susurro con su voz profunda.
Y entonces apareció un lobo frente a mí y se abalanzó a mí dirección mostrando sus afilados dientes.
Me levante de golpe y trate de regular mi respiración, fue un sueño bastante aterrador y no tenía sentido.
Me levante de mi cama y me mire en el espejo... Había algo diferente en mi y no lo digo solo porque ahora cumplo 18 años, hay algo diferente solo que no logro decifrar que es.
—¡buenos días a mi querida princesa —dijo mi madre con alegría mientras entraba a mi habitación.
Me gire para verla y sonreí al ver el pastel en sus manos.
—gracias mamá —dije sincera mientras caminaba para abrazarla.
—estoy muy orgullosa de ti, ¿lo sabes verdad? —pregunto ella con sus ojos apagados.
—claro que lose mamá, te quiero —dije dándole un beso en su frente.
Ella era el centro de mi vida, le debía todo pues gracias a ella no pase en un orfanato muriendo de hambre o frío, sin esperanza en mi vida y sin nadie a mi al rededor.
—te amo cariño, báñate y te veré abajo —dijo ella con una sonrisa mientras salía de la habitación.
Me metí al baño y mire mi cuerpo desnudo con el ceño fruncido, mis mejillas estaban demasiado rojas y mis ojos tenían pequeños destellos amarillos, quizás cogere algún resfriado pensé.
Me metí en la ducha y limpie mi cuerpo con cuidado mientras pensaba en como sería mi cumpleaños número 18, Ivonne seguramente a planeado ir a algún bar de la ciudad presentarme a algún chico guapo y según ella tener una gran historia de amor, ¡patético! Ningún chico se a fijado ni se fijará en mi, no tengo el cuerpo de diosa ni tampoco el rostro de una modelo para atraer a ningún chico.
Salí del baño y busque algo que ponerme, me decidí por un pantalón color negro y una camiseta de color ocre con mi chaqueta, me puse mis botas y salí de mi habitación minutos después.
Baje las escaleras y frunci el ceño a ver a mi madre, Jack e Ivonne parados con maletas a su al rededor.
—¡sorpresa! —dijeron los tres mirándose nerviosos esperando ver mi reacción.
—¿que es esto? —pregunté confundida.
—iremos a un pueblo, muy lejos de aquí, tu siempre dices que as querido salir de esta pequeña ciudad así que podemos ir por tu cumpleaños —dijo Jack dándome mi maleta.
—pero la escuela... La graduación —dije negando con la cabeza.
—todo esta arreglado, no hay vuelta atrás y por tu diploma no te preocupes el director me lo dio con anticipación —contestó Jack tomando mi mano.
Mi familia prácticamente me arrastro hacia el auto y algo en mi interior se alarmó, algo no estaba bien podía sentirlo, ¿un viaje de 6 horas? Algo tienen que ocultar.
—muy bien ustedes se traen algo y exijo que me digan que es —dije molesta.
—confía en nosotros, somos tu familia —dijo mi madre mirándome de reojo.
—¿que pasa? ¿Algo malo? —pregunte angustiada.
—Amelie... Lo sabrás en su momento —comentó Ivonne con tristeza mientras desviaba su mirada.
Me sentía aturdida, no entendía muy bien lo que pasaba y no sabía que decir ni como tenía que actuar ante aquella situación, ¿que pasaba? ¿Se trataba sobre lo que pasó en la escuela? Tenía miedo de descubrirlo, de darme cuenta de que había algo mal en mi.
Seguimos el largo camino y yo comenzaba a sentirme cansada y en un momento me quedé dormida.
Otra ves ese bosque... Nuevamente estaba en el río y yo me encontraba buscando algo o más bien a alguien pero no sabía a quien.
—es el momento —susurro.
Me levante de golpe y note que ya estaba cayendo la noche, la luna comenzaba a alumbrar todo el paisaje y me quedé aterrada cuando me di cuenta que estaba frente al bosque de mis pesadillas, en el auto no estaba mi familia, ¿que había pasado? ¿Estoy soñando? Si eso debe ser.
Me baje del auto y comencé a caminar hacia el profundo del bosque, había algo que me llamaba y me atrapaba, me detuve frente al río y me dejé caer en el suelo mientras mis manos tocaban el agua, se sentía muy bien.
—¿Amelie? —podía reconocer esa voz, era mi madre.
Me levante en respuesta y en ese preciso instante todo comenzó.
Comencé a sentir como mis huesos se quebraban, me dejé caer en el suelo mientras gritos desgarradores salían de lo más profundo de mi garganta haciendo que todos los animales causaran un pequeño estruendo, en cámara lenta vi como mi madre, Jack e Ivonne se acercaban a mi mientras decían algo como "calmate"
¿Pero como podía calmarme?, sentía que me faltaba el aire y el dolor era simplemente insoportable, jamás en mi vida había experimentado algo así, el dolor alcanzó un punto sordo que ya no podía escuchar mis propios gritos.
Recuerdo la mirada de mi familia, atónita y después como algo salió de entre las sombras... Era el lobo de mis sueños, se acercó a mi familia y ellos convirtieron las manos en puño y después se convirtieron en lobos.
Jack se abalanzó sobre el y comenzaron a pelear de manera brutal y despiadada... Pero ya no podía mantenerme despierta, mi cuerpo ardía y dolia demasiado como para soportarlo así que solo me deje caer en la inconsciencia pero antes de caer al suelo vi mi reflejo en el río... Una loba con pelaje color plateado y ojos azules.
—soy tu loba —dijo una voz en mi cabeza.