Capítulo 5

—¿María?—pregunto.

—Mi coche.Se llama Mary.—Sonrió.

—Oh,Dios mío.—Gemí.—Te llevaréa casa.—

—¿Qué?¡No!¿De quéestás hablando?—pregunta ella frunciendo el ceño.

—¡Vas a morir en esa cosa!—Digo señalando a Mary.

—¡Cállate!¡Estábien!—Toca el coche como si lo estuviera masajeando.

—No puedo creer que tengas un nombre para tu auto.—Me río.

—¿Por quéno?—pregunta ella frunciendo el ceño.

—Es ridículo.—digo.

—No,no lo es.Te acerca a las cosas.—Dice ella.

—Si túlo dices...—digo.

—Sí,lo hago.—Abre la puerta y se sienta dentro.

—Te llevaréyo.—me repito.

—No,Mary es un coche fantástico.No necesito tu coche caro y sin nombre.—Dijo ella.

—¡Oh Dios,Daniela!¿Por quéeres tan difícil?—Le pregunto.

—No lo soy.La difícil eres tú.—Me señala a mí.—Llevo años conduciendo a Mary.Puedo arreglármelas.Gracias,Antonio.—

Ella cerróla puerta con fuerza.

—¿Cómo me acabas de llamar?—pregunto.

—Antonio,lo siento.Debería haber dicho señor Fereck o señor.—Dijo y luego puso los ojos en blanco.

—Puedes llamarme Antonio.—digo.

—¿Qué?—pregunta sorprendida.

—Puedes llamarme Antonio si te subes a mi auto y me dejas llevarte.—Sonreímientras hablaba.

—Oh Dios mío.—murmuróy me mostróel dedo medio.

Sentíasombro en la boca y ella aprovechópara poner en marcha su auto de mierda y alejarse.Creo que lo hizo.Estaba realmente enojado.¿Quién se cree que es?¿Lo es o qué?

Gemíy caminéhacia mi auto.Me levantéde un salto y me dirigía mi casa.

En unos minutos estuve allí,saludéa Marine y cenéen silencio.No podía dejar de pensar en el personaje de Daniela.¿Quién se cree que es para hablarme así?Podría sacarle mis fondos de su lindo hospital en un santiamén.Pero no voy a dejar que los niños paguen por sus errores.

Esta noche me enfureciómucho.¡No fui tan grosero!Ella solo actuócomo una niña porque insultésu amado auto.Que su auto sea una mierda no es un insulto,es un hecho.Ella es tan estúpida,lo juro.

¿Y cómo se viste?Es una monada.¡Se viste como si fuera una monada!Imagínatela con tacones,seguro que se tropieza cada dos por tres.Tampoco se maquilla nunca,estoy segura de que ni siquiera sabe lo que es el delineador de ojos.

Pero también es muy linda y agradable.La forma en que interactúa con los niños y,sobre todo,con Tommy,es conmovedora.Ella no ve niños enfermos,ve pequeños luchadores.O eso es una de las cosas que me ha dicho.

Ella es tan encantadora con ellos.Los besa y los abraza.Ellos también la aman mucho.Cuando estábamos a punto de irnos,todos gruñeron porque ella se iba.Ella realmente tiene un gran corazón.

Gemíy dejéde pensar en ella.Fui a mi oficina y paséunas horas trabajando aquíy allá.Después de eso,me fui directo a la cama y mi pensamiento volvióa Daniela.

—Daniela,Daniela,Daniela,...¿por quéno puedo dejar de pensar en ti?—Digo mientras miro al techo.

—¿Y cómo va la vida?—preguntóLouis mientras comíamos.

—Lo mismo de siempre.—Digo.

Digo antes de llevarme un poco de ensalada a la boca.Hoy Louis y yo decidimos reunirnos para almorzar,ya que tratamos de hacerlo al menos una vez a la semana.

Louis es uno de mis amigos de toda la vida.Nos conocimos en la escuela primaria y somos amigos desde entonces.Puedo decir con seguridad que es una de esas personas en las que confío con los ojos cerrados.

—¿Y túquétal?¿Cómo van los planes de boda?—Le cambio el tema.

—Apenas empezamos.El ha estado buscando vestidos de novia en Internet desde que le propuse matrimonio,pero aparte de eso,nada.—Confesó.

—Compañero,¿estás seguro que quieres hacer esto?—Le pregunté.

—Sí.He estado con El desde que teníamos.Es hora de ponerle el anillo.—Dijo.

—No conozco hombres.Asíque nunca me casaré.—Digo.

—¿Por quéno?¿Vas a ser un solitario por el resto de tu vida?—preguntó.

—No voy a estar solo.Tendrémucha compañía femenina.—Sonreí.

—Antonio,eso es como estar solo.—Dijo serio.

Mi sonrisa desapareció.¿De quéestáhablando?