El novio
-Ni un solo ruido Nicholas, lo digo en serio
-¿Qué somos adolescentes? –gruñó con su ceño fruncido
Más golpes en la puerta
-¡¡Un minuto Tommy!!
-¡Ya abre la maldita puerta Danielle!
-¡¡Ya voooy!!
Con el corazón en la mano tragó saliva con dificultad intentando controlarse, pero no podía, la iba a pillar
-Si descubre que estás aquí ve olvidándote de volver a verme, no pienso dirigirte la palabra jamás
-¿Se puede saber quién es ese tipo? –gruñó cruzándose de brazos
-¡Mi novio! Así que por favor, por favor, por favor no hagas ruido ni salgas -pidió con angustia reflejada en su mirada-. Necesito averiguar cómo hacer esto sin lastimarlo
-No voy a quedarme encerrado por mucho tiempo así que deshazte de él, ahora mismo
-Sí señor
Dejando escapar una pequeña risa de adolescente al escucharlo con ese tono tan familiar y que le provocó un hormigueo delicioso en la nuca, puso el seguro de la puerta por dentro y enseguida salió asegurándose que el baño estaba bien bloqueado. Corrió a la entrada y finalmente enfrentó a su novio
-¡Tommy! –soltó el aire que contuvo inconscientemente
-¿Estás con alguien? ¿Por qué tardaste tanto?
-Solo estoy yo
Sintiéndose la peor persona del mundo le señaló el sofá para que entrara y se pusiera cómodo. Tommy, aceptó pero desconfiaba, estaba rara. Escaneó toda la sala antes de avanzar
-¿De quién es el vaso? –apuntó con desconfianza
-Mío, todo aquí es mío Tommy, vamos a tomar asiento
-¿Por qué te cambiaste de ropa? –arqueó una ceja alerta a todo
-Tengo que hacer aseo, me toca lavar, ya sabes sábanas, ropa
-Explícame quién era el hombre con quien te fuiste dejándome en vergüenza con mis padres
-Es un asunto no resuelto del pasado
-¿Está aquí? ¿Lo estás ocultando?
De un salto Tommy, se levantó y fue directo a la habitación, la cama revuelta le dio una mala sensación, la fulminó con la mirada y entonces se dirigió al baño a toda prisa.
-¡Oye ya basta! Estás paranoico, detente ahora Tommy –demandó molesta por su invasión
-Tú estás rara, nunca habías hecho algo así, me dejaste plantado
-No lo veía hace dos años y medio, ya para por favor
Pero Tommy, igualmente giró la manilla descubriendo que la puerta estaba bloqueada. La miró furioso esperando su confesión, estaba seguro que ocultaba al misterioso hombre
-¡La cerradura está mala! Se cerró sola –mintió exasperada con su actitud
-Bien, entonces no te importará que la abra
Dando un par de pasos atrás para impulsarse empujó la puerta con el hombro abriéndola con un fuerte golpe
-¡Tommy! –chilló aterrada. Mierda, era su fin, pensó con dramatismo
Pero en el baño no había nadie y su cara de asombro no pasó desapercibida por su novio
-¿Qué? ¿Lo metiste debajo de la cama?
Soltó medio en broma, pero al notar su expresión seria regresó a la habitación y esta vez se agachó para chequear debajo de la cama como un maniático
-Te estás pasando, levántate ahora mismo y sal de mi apartamento
-Veo que lo hicieron rapidito
Entre sus dedos estaba el envoltorio del condón que usaron y eso por alguna razón la puso furiosa, si no salía de allí iba a matarlo.
-Sabes que desde que regresé al apartamento que no hago aseo seguido, tú compraste ese preservativo, así que ya basta, quiero que salgas de aquí en este mismo instante, no voy a tolerar que vengas a tratar de exponerme de algún modo
Receloso Tommy, caminó hasta la puerta pero aún no acababa, no se iba a ir sin obtener una razón, sin que admitiera que había alguien oculto así que antes de salir se detuvo dando media vuelta para verla a la cara esperando que lo soltara.
Solo se ganó una mirada cargada de furia por su desconfianza (aunque justificada) pero el hecho que no le haya creído cuando le dijo que estaba sola cambió su forma de verlo
-Le debes una disculpa a mis padres, te invitaron a almorzar para conocerte y tú te largaste corriendo con un hombre que no veías hace años ¡qué falta de respeto!
-No voy a tolerar tu tono, métete tu prepotencia por donde te quepa, te dije que era muy pronto ¡discúlpame con ellos! Pero tú, vete a la mierda Tommy
-Danielle –le advirtió echando humo por las orejas
-No, y haz el favor de quedarte allá y no regresar por aquí.
Le cerró la puerta en el rostro y puso el seguro, no pudo evitar el grito de frustración y la grosería que salió mientras estaba allí de pie, pensando en lo que acababa de ocurrir. Unas horas de vuelta en su vida y ya estaba todo este drama.
Sintiéndose malhumorada regresó a su habitación y recogió el condón usado que sabía estaba al otro lado de la cama, donde Tommy, por suerte, no revisó, lo tiró al basurero de la cocina
-¿Ya se fue el novio?
Preguntó Nicholas, apareciendo en la cocina con los calcetines empapados, se había ocultado en la ducha para no ser descubierto.
-Te voy a traer un par de calcetines pero luego tienes que irte
Ignorando su mirada fue hasta su habitación y buscó un par de calcetines que Wes, había dejado y se los dio. En absoluto silencio Nicholas, acabó de arreglarse frente a ella que seguía de brazos cruzados ofuscada por la actitud de Tommy, pero no se perdió detalle del modo en que Nicholas, con toda la naturalidad del mundo se metía la camisa dentro del pantalón, o como hacía el nudo de su corbata como un experto o la elegancia que desprendía solo con el acto de ponerse la chaqueta del traje
Consiente de sus ojos favoritos sobre todos sus movimientos se acercó lentamente hasta que sus cuerpos chocaron, pero Nicholas, no se detuvo ahí, notó como la respiración de Danielle, cambiaba y su enojo se borraba de su rostro. Dio un paso adelante y ella uno atrás, luego otro y otro hasta tenerla acorralada contra la pared. Con toda la calma del mundo posó una de sus palmas en la pared junto a la cabeza de ella, apretándose más contra su cuerpo, luego se inclinó nivelando sus miradas asegurándose que quería lo mismo, su mano libre viajó a su cintura aferrándose con fuerza quitándole el aliento con un pequeño jadeo que desató la lujuria en ambos se devoraron la boca con un ardiente y húmedo beso con tanta lengua que llegaron a lamerse el rostro del desenfreno que se producía tan solo con tocarse.
-Quiero tu número, voy a invitarte a salir –jadeó sobre su boca medio abierta
Sin dejar de presionarse deliciosamente contra ella, Nicholas, metió la mano en su pantalón y le entregó su celular. La vio con atención mientras ingresaba su número.
-Llama –ordenó cuando le regresaba el IPhone
Gruñendo por su desconfianza o tal vez algo más, marcó su número y en algún lugar del apartamento su teléfono comenzó a sonar
-¿Contento? –arqueó una ceja conteniendo su sonrisa
-Mucho, hoy voy a dormir tranquilamente sabiendo que estás de regreso
-Odioso como siempre señor Allen
-Señorita Ross, tan deliciosa como en mis sueños
Ronroneó contra su oído antes de besarle el cuello provocándole cosquillas y escalofríos con su barba
-¡Ya vete!
Riendo por el cosquilleo tomó el rostro de Nicholas, alejándolo de su cuello para atraerlo a sus labios. No quería dejar de besarlo, lo extrañaba.
-Nos vemos pronto cariño –aseguró confiado
-Olvídalo, no vas a llamarme "cariño" –le advirtió sonriente
-Claro que no "nena" –se burló deliberadamente de Tommy
-¡Largo odioso!
Sonriendo como hace años no lo hacía le dio un último beso y se apartó, había llegado el momento de regresar a la realidad, debió haber regresado al trabajo hace más de dos horas. Ahora estaba ansioso por volver a verla. Quería hacer las cosas bien y debía pensar muy claramente cómo avanzar.
Y pensaba hacerlo esa misma noche. La llamaría y con la más seductora de sus voces iba a invitarla a cenar, también averiguaría como se encuentra luego de lo que pasó entre ellos y no dudaría en expresarle lo muy feliz que se encontraba luego de haberla visto después de demasiado tiempo. Deseaba tanto tener otra oportunidad que estaba dispuesto a hacer todo lo necesario, lo que ella pidiera lo haría. Y si quería una cita como "amigos" sin pasado solo presente y una buena charla entonces eso es lo que le daría.
Mientras Nicholas, flotaba en la nube 9, Danielle, por otra parte analizaba lo mal que lo hizo con Tommy, le había mentido y se había largado con otro hombre dejándolo plantado en el restaurante con sus padres. Definitivamente necesitaba un trago.
Así que hizo lo que cualquier ser humano haría, llamar a un amigo. Fue por su celular y le marcó a Wes
-Hola tú –la saludó alegre
-Wesito, necesito un trago..., o una botella -suspiró derrotada
-¿Qué pasó para que necesites una botella?
-Me acosté con Nicholas
-Mierda..., paso por ti en 20 minutos
-Gracias
Y su amigo la acompañó durante toda la tarde, le contó absolutamente todo, incluso lo que había ocurrido con Tommy, en el apartamento. Y Tommy, era muy amigo de Wes.
Esa noche Nicholas, hizo su llamada y extendió su amistosa invitación. Y por supuesto que Danielle, no se pudo negar a aquello, sentía su esfuerzo y eso la llenó de esperanza. Aunque tenía muy claro que nada pasaría entre ellos
Otra vez