Capítulo 3
Liliana
Me miro y espero que me guste el resultado, mi maquillaje quedó ligero, con la boca más pronunciada, con un tono rosado que casi se volvía rojo.
Si bien mi cabello está recogido en un moño con dos secciones al frente, lo hice de esta manera porque normalmente mi cabello es graso y puedo sudar, y será agradable para mi cabello.
Ahora es muy llamativo el vestido que llevo, iba a elegir otro, pero Milla insistió en que fuera este, que es su vestido.
Es un vestido blanco brillante, muy corto, de manga larga y abierto desde las costillas hasta la espalda.
Me siento casi desnuda con este vestido.
Somos diferentes incluso en cuanto al estilo de vestir, ella tiene un estilo más provocativo, con muchos colores claros, que deja ver el escote y las piernas.
Me gusta la ropa más arreglada, de estilo clásico, romántico, me gustan los colores, a veces llevo un escote u otro, pero nada tan provocativo.
— Eres perfecto .
Escucho la voz de mi amiga, la miro desde la puerta de mi habitación.
Lleva un vestido rojo ceñido al cuerpo, con un escote escotado hasta los pechos.
Su cabello rubio está suelto, con un rizador, su maquillaje es tan provocativo como su vestido.
— Me siento desnuda. Intento bajarme el vestido, pero no se mueve. — Es demasiado ajustado, demasiado corto.
— Esme — ella me acompaña, quedándose detrás de mí, mirándome en el espejo — Te ves maravillosa.
Ella me gira para mirarla.
— Deja de tener miedo a los hombres — mírame en serio — No puedes privarte de la vida por culpa de ese desafortunado.
— No hables de ese cabrón — Dejo el espejo, y me siento en la cama — Destruyó mi vida, LA DESTRUYÓ.
No puedo contener mi llanto.
— No te quedes así — limpia mis lágrimas — Ese desgraciado nunca más se acercará a ti _ me mira seriamente — Te lo prometo, no lo dejaré... si alguna vez se atreve a acercarse a ti Nuevamente te juro que voy a ir a la cárcel con el mayor placer, voy a ser un asesino con el mayor placer.
Sus ojos se vuelven aún más azules, sus ojos siempre se vuelven más azules cuando se enoja.
— Deja de decir tonterías — Me levanto — No te ensuciarás las manos con alguien que no sirve _ Agarro mi bolso — ¿Podemos irnos?
Ella también se levanta.
—¿Conduces?— pregunta.
Definitivamente va a beber, así que tengo que conducir.
— Si no soy yo, ¿quién será?
— Tu amor – añade.
La miro sin entender, luego recuerdo que es una canción criolla.
—Solo que no te diste cuenta que solo estaba yo_ completando la canción.
—Vuelve por el amor de Dios _terminamos juntos riendo.
Dejé Brasil, pero Brasil nunca me dejó.
Salimos de la habitación, cerramos todo y nos dirigimos al parking.
Voy a mi auto, lo pongo en marcha, Milla pone una canción de Jorge y Mateus.
— Cuando estamos juntos, tenemos peleas, cuando nos separamos, nos extrañamos — tarareo la canción, dando golpecitos en el volante.
— Cuando concertas un encuentro discutes, no sé de un amor tan cobarde _ añade Milla.
Vive con un brasileño, tuvo que aprender por las malas aprender portugués, y aprender música, aprendió a gustarle la comida criolla.
Ella ya es criolla, pero no nació en Brasil.
Después de unos minutos llegamos a la discoteca, que estaba bastante llena.
El frente del club es muy llamativo, tiene unos colores que le dan encanto.
Estaciono el auto y salimos del auto.
—¿Qué vamos a hacer ahora?_ pregunto al ver la fila gigantesca.
— Ven, déjamelo a mí — Me arrastra hasta el frente de la discoteca, donde hay unos guardias de seguridad.
Ella llama a uno de los guardias de seguridad, cuando él la ve, sonríe.
— Hola gatita – te besa la mejilla.
— Hola hermosa _ se echa el cabello hacia atrás mostrando su escote — ¿Conseguiste las pulseras?
Saca algo de su bolsillo y se lo entrega.
Hay dos pulseras rojas, escritas "Zona VIP".
—¿Este es el amigo del que hablaste?— pregunta mirándome.
— Sí – responde ella — ella es Liliana.
— Encantado de conocerte — la longitud.
— Puedes pasar – dice.
Antes de entrar, ella le besa la cara, casi cerca de su boca, y le susurra algo al oído, que quiero imaginar, el hombre tenía una enorme sonrisa en su rostro.
Antes de entrar, la música adentro ya estaba muy alta, cuando entramos, se hizo aún más fuerte.
—Ven, subamos_ habla en voz alta, conduciéndome al lugar donde subiríamos.
Enseñamos nuestras pulseras y los tres guardias de seguridad nos dejaron subir.
En el lugar había mucha gente, pero no tanta como allá abajo, aquí arriba solo hay gente rica y con clase, eso se respira en el aire.
Me lleva al mostrador y viene una chica a atendernos.
— Hola buenas noches — habla muy bien — ¿qué quieres?
— Tomaré un dry martini _ Dice Milla — ¿Y tú Esme?
— Cóctel de frutas, sin alcohol – digo, y la chica empieza a preparar tragos frente a nosotros.
— Liliana Stelet, ¿No te cansas de estar siempre tan remilgada?
Ella me mira con una expresión divertida.
— uno de ustedes tiene que tener sensatez _ digo — Como ustedes no tienen, me toca a mí.
— Tengo sensatez — se defiende.
—ya no lo use_ digo y la chica nos da nuestra bebida — Aquí solo hay gente rica.
— ¿Como usted sabe?
—Fácil — pongo una jirafa en la silla — mira a todos — les muestro — mira la ropa, la forma en que se comportan... Hasta el aire rezuma riqueza.
— Es problema de ellos _ se encoge de hombros — aunque no tengo el dinero que ellos tienen, aquí me voy a quedar.
La gente baila al son de música animada, algunos simplemente beben.
— ¿Vienes a bailar?— pregunta a mi lado.
—Yo no, puedes irte, estaré bien – digo.
Ella se encoge de hombros y se dirige a la pista de baile, bailando libremente.
Dirijo mi atención a mi bebida, que estaba casi terminada.
— ¿Solo?