Capítulo 5
Me solté de su agarre sintiendo la molestia invadirme, jamás me había sentido tan enfadada y realmente no comprendía como él pudo causar eso en mí, como si tuviera el derecho o el poder de exponerme, si quería burlarse de mí diciendo todas mis inseguridades ya había recibido demasiadas burlas en toda mi vida como para soportar esto y no comprendía por qué mi cuerpo sentía esa extraña excitación y calor.
Hormonas, le echaría la culpa a mis malditas hormonas alborotadas.
Me alejé de él y del instituto sin mirar atrás, no quería seguir respirando su mismo aire. El cielo estaba nublado y algunos relámpagos comenzaron a manifestarse en el cielo, para mi suerte logré tomar el autobús rápido y llegué a mi casa justo cuando había empezado a llover con fuerza, dejé el bolso en el suelo al igual que mis zapatos como teníamos por costumbre para no ensuciar el suelo, era una de las principales reglas de mamá.
Aspiré profundamente al percibir el olor a galletas y casi en el mismo instante escuché risas provenir de la cocina, ¿quién estaba en casa? Me acerqué a la cocina observando a mi madre sentada en el taburete riéndose con mucha fuerza y casi de inmediato observé a la persona del otro lado, era Calma, la chica que parecía supermodelo, la hermana de Lide, ¿Qué hacía aquí? Incluso parecía irreal que estuviera en nuestra cocina con su deslumbrante sonrisa de comercial.
—Hola Dulzura —dijo mi mamá cuando notó mi presencia—, ¿Cómo te fue en la escuela?
Había sido el día más interesante de todos los años anteriores en realidad.
—Bien, bien —murmuré—. ¿Qué ocurre aquí?
La chica no flaqueó su sonrisa, sus ojos verdes completamente abiertos y alegres jamás dejaron los míos cuando se acercó ofreciéndome su mano.
—Hola, soy Calma —dijo, su voz era un poco profunda pero parecía agudizarla para enfatizar su entusiasmo—, ¿te gustan las galletas?, estamos haciendo de chocolate y vainilla.
Sé quién eres, ¿pero qué haces aquí?
Estreché su mano forzando una ligera sonrisa de labios apretados, esta chica producía todas las emociones posibles en mí, menos calma, tal vez por su excéntrica alegría o su perfecto maquillaje, su manicura era impecable, al igual que el conjunto rosado de puntos blancos que estaba luciendo.
—Ella es hija de los vecinos del frente, los Brete —comentó mi madre probablemente al ver mi rostro confuso.
¿Los vecinos del frente? la conversación de mi mamá de esta mañana vino a mi cabeza cuando me comentó que esa casa la habían vendido al principio de verano cuando yo me fui de vacaciones con mi papá.
Un momento.
¡¿Eso quería decir que Calma, Lide y Odin eran parte de la familia Brete y de hecho vivían al frente de mi casa?!
Vaya, que buena jugada del destino.
—Te vi en la escuela esta mañana —comenté aun procesando mi descubrimiento—, ¿no tomas clases extracurriculares?
Ella negó con la cabeza y se encogió de hombros.
—No pienso ir a la universidad así que me da igual la escuela —comentó.
Mis ojos rodaron hacia mi madre, si ella me escuchara diciendo algo así de seguro me pegaría con la correa y me gritaría diciendo que debía ir o de lo contrario me echaría de la casa, era curioso porque ni ella ni mi padre fueron a la universidad y a ambos les iba bien, bueno al menos a mi mamá porque mi papá era camionero.
Mi madre se removió incomoda en el taburete y frunció débilmente el entrecejo antes de decir:
—¿Y qué piensas hacer si no vas a la universidad, Calma?
Ella se colocó los guantes de cocina y abrió el horno para revisar las galletas mientras decía:
—Tendré mi propia repostería.
Mi mamá iba a decir algo pero cuando Calma sacó la bandeja del horno, el olor y la deslumbrante decoración de las galletas nos hizo ver que tenía mucho talento en eso y que probablemente no debería dedicarse a otra cosa. Decidí subir a mi habitación a bañarme y probablemente encerrarme a hacer cualquier otra cosa que quedarme en la cocina con ellas hablando de galletas cuando de repente mi mamá dijo:
—¿A dónde vas? —Su tono era acusador— Es tu momento de socializar Darcey —miró a Calma y dijo con cierta burla: — Nunca le gusta hacer amigos nuevos.
Oh, aquí vamos...
Ahí estaba mi madre otra vez exponiéndome por ser asocial, pero ya tenía amigos y para mí eso funcionaba, además de que hoy di un gran paso hablando con Agatha, incluso me había invitado a su fiesta.
—¿Y eso por qué? —dijo Calma evidenciando su mueca perpleja—. Está bien, a algunas personas se les hace difícil entablar conversaciones con otros o salir de su zona de confort, eso cambia con el tiempo o con la confianza. Yo por ejemplo, no paro de hablar y mírame aquí, en su cocina haciendo galletas.
Claro, ahora me analizaban por ser asocial.
—¿Ya ves Darcey? —Dijo mi madre— Deberías juntarte más con Calma.
Giré los ojos sintiendo el enfado comenzar a invadirme, odiaba ser el tema de conversación.
—O tal vez deberías tener otra hija —dije sin el más mínimo de simpatía sabiendo que estaba siendo muy descortés y salí de la cocina hacia las escaleras.
Ella sabía que yo era así, no entendía por qué hacía esos comentarios tan incómodos, al igual que cuando era gorda siempre decía cosas con las madres de las demás chicas del ballet como:
"Le he dicho que no coma tanto pero..."
Y otras como:
"Está a dieta pero su metabolismo..."
Era como si quisiera justificar mis defectos, como si se avergonzara de mí.
Me detuve en la escalera poniendo una mano sobre mi cabeza al sentir un fuerte mareo, mi corazón comenzó a acelerarse.
No otra vez...
Tomé asiento en uno de los escalones, cerré los ojos y respiré profundo intentado calmarme, estos cambios de humor repentinos que estaba teniendo al igual que esos extraños mareos me iban a volver loca, pero mi padre dijo que eran un efecto secundario de todos los medicamentos que había tomado para eliminar el virus en mi sistema, solo debía tranquilizarme.
—No siempre fue así —percibí la voz de mi madre provenir de la cocina—, cuando era niña era muy habladora y siempre quería tener muchos amigos, pero sufrió mucho por su peso, todas las niñas eran crueles con ella, quiso abandonar muchas veces el ballet, pero veía lo feliz que era bailando y le insistí que no lo dejara por lo que los demás le dijera, que debía ser ella misma siempre, creí que eso la volvería fuerte... pero se volvió... —su voz se perdió por unos segundos— No sé si actué mal.
Actuó muy mal, claro, aunque ahora yo era muy perseverante, pero mi autoestima estaba por el suelo.
—Entonces tiene miedo a que los demás la rechacen —dijo Calma—, es normal, pero eso forja nuestro carácter, solo necesita un pequeño empujón para salir de su caparazón.
—¿Puedes ser ese empujón? —dijo mi madre.
Ay, por favor...
Negué con la cabeza, me levanté para seguir subiendo los escalones que me faltaban y me encerré en mi habitación, lo que menos me apetecía era escuchar a mi madre buscándome amigas, ya me sentía lo suficientemente patética sabiendo que mi crush me había preguntado por Ana.
Me cambié a algo más cómodo y me acomodé en mi escritorio para comenzar a pasar las clases que nos habían mandado estas dos últimas semanas, cuando terminé con las primeras cuatro materias decidí dejar las dos últimas para después y me acosté en mi cama para descansar mi espalda, tomé mi teléfono y comencé a revisar las redes sociales, Ana había subido una foto, ella practicaba yoga y salía haciendo estiramiento de cobra, iba a comentarle un emojin cuando me topé con un comentario que me llamó mucho la atención.
Tuve que leer el nombre varias veces para saber que se trataba de Sebastian y se leía:
SebastianMaltes: Necesito una profesora de Yoga.
Me senté en la cama y solté una exclamación sin poder creer que él le hubiera comentado una foto o que él supiera de su existencia, le había comentado como si fuera su amigo, e incluso con algo de coqueteo.
Abrí la respuesta que Ana le había hecho hace tan solo minutos atrás:
AnaHilton: Disponible. ;)
Sentí que de mis oídos salía humo, ¿por qué él le coqueteaba a ella si ni siquiera hablaba con nosotras antes?, ¿en qué momento se hicieron amigos? Pero sobre todo... ¿Por qué Ana le respondía a su coqueteo?
Puta. Ella me había llamado así, pero ella era la que se estaba comportando de esa manera hablando con mí crush. Sentía que era la decepción, la traición hermano.
Celos, sentía muchos celos llenarme y transformarse en ira. Le tomé capture a su breve conversación y la envié al grupo que teníamos donde estábamos nosotros cuatro, y escribí:
Darcey: ¿Alguien me puede explicar qué coños hace Ana escribiéndose con Sebastian?
Cloe respondió casi enseguida solo un emojin:
Cloe: :o
Guillermo: :o
Lancé el teléfono a un lado de la cama sintiendo que iba a explotar si no mataba a alguien ahora.
Fui hacia la ventana de mi habitación y observé la lluvia que seguía cayendo tormentosa afuera, mis ojos rodaron hacia la casa del frente, todas las luces estaban encendidas menos la ventana del tercer piso donde se encontraba el ático, sin embargo en medio de la oscuridad vi una sombra cerca de la ventana y me estremecí a sentir que me veía fijamente.
¿Lide Cullen?
