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Capítulo 3

- Tienes un cuerpo perfecto - felicita Belle.

Ante esa afirmación sonrío y pongo los ojos en blanco.

- ¡ Ustedes dos, vengan! - grita Brooke agitando la mano.

¿Que es lo que quiere ahora?

Brooke es perfecta como siempre, ahora toda la escuela sabe que ella y yo nos estamos matando entre nosotros.

Tal vez sea porque tengo un hermano que tiene como mejor amigo al chico más popular de la escuela.

Resoplamos y caminamos hacia ella.

- Bueno chicas, en cuanto entren nos ponemos a celebrar y mientras entrenan ensayamos las coreografías – ordena con su voz estridente.

Todos asienten con entusiasmo, pero yo me quedo quieto. Obviamente, mi mejor amigo querrá llamar la atención de mi hermano, y ante ese pensamiento me empiezo a reír.

- ¿Tienes algo que decir? -

- Absolutamente nada Brooke – digo intentando contener una risa.

Ella me mira con una mirada asesina y luego comienza a hablar de nuevo.

¡¿Pero éste nunca se cansa?!

Veo a Marco, también conocido como el capitán, empezar a correr hacia el campo, seguido por su equipo.

Todas las porristas empiezan a saltar mientras yo río. A mí me parecen monos.

- ¡ Ahora estoy aburrido! - Grita Brooke, llamando la atención de todos, y por todos me refiero incluso a los jugadores de fútbol.

Ella viene hacia mí, enojada.

- ¡ Si vuelves a reírte, te juro que te sacaré del equipo! -

- Escúchame muñeca que no hace más que recoger chicos como 'desechables', quédate tranquila, yo ya quería irme. -

Vale, tal vez eso no sea cierto... pero lo pensé, simplemente no podía aguantar un año más con esto.

Puse una sonrisa falsa y le lancé los pompones, saliendo del campo, dejando a todos sin palabras.

Oh sí... es difícil perder a la chica que escaló las pirámides.

Sonrío y voy al vestuario de porristas. No me arrepiento de la elección que hice, lo volvería a hacer aunque retrocediera en el tiempo.

Lo único que vi antes de darme la vuelta fue la sonrisa que Marco tenía en su rostro.

Mi celular vibra.

- Allá ¿lo veremos hoy? -

Es un mensaje de mi mejor amigo. De todos modos no tengo nada que hacer...

- ¡ Cierto! Hoy tengo que deciros algo. -

- Ok, nos vemos pronto en el bar de la escuela -

Me cambio y recojo mis cosas.

Llego a la barra y espero a Nathan.

Me doy vuelta y veo a Alex triste.

- ¿Qué has hecho? - pregunto levantando una ceja

- Digamos que Miller dijo que hasta que te reincorpores al equipo ya no estaría con Brooke... y sabes a lo que me refiero. -

¿Marco Miller quiere que vuelva al equipo? ¿Pero qué problemas tiene cada uno?

- No lo sé…solo lo haré si llego a ser capitán, no quiero aguantar un año más con sus tonterías – me quejo haciéndolo reír.

- Vamos, vámonos, ese idiota nos está esperando en el auto – dice, pasando su brazo por mis hombros.

- Cómo me gustaría abrazar a Marco, ensuciarlo con este batido – dije y escuché reír a Alex.

De hecho, tengo algo mejor.

Me detengo delante de una pastelería y entro sin decirle nada a mi hermano que mientras tanto me mira perplejo.

Me acerco al mostrador y pido un pequeño pastelito de crema.

La chica me lo entrega y yo le doy el dinero, recibiendo algunas miradas confusas.

Definitivamente será por la camiseta.

Estúpida Brooke.

Salgo satisfecho y me acerco a ellos, donde veo a Alex y Marco bromeando.

Marco intenta contener la risa, probablemente mi hermano le contó todo.

- Marco, tengo que decirte algo. -

Alex me mira cada vez más confundido y con una mirada de reproche.

No quiere que coquetee con Marco o viceversa.

- Claro, pequeño Muzuzli. -

- Cerca. -

Lo miro a los ojos.

Estamos a unos centímetros de distancia.

Meto la mano en la caja y tomo un trozo de tarta.

Inmediatamente le tiro el trozo a la cara y él se queda quieto, así que aprovecho para tirarle todo el pastel a la cara, para luego estallar en carcajadas cuando llego a mi hermano.

Su cara se ha puesto roja por lo mucho que está conteniendo la risa.

Miro a Alex a los ojos e inmediatamente nos echamos a reír.

Siento que alguien me levanta.

- Muzuzli, ¿me das permiso para matar a tu hermana? -

- En absoluto - dice entre risas.

Lo escucho resoplar.

- ¡ Vamos Marco, suéltame! -

Lucho, pero no se puede hacer nada.

Él mira a mi hermano y asiente. Estos dos no me lo dicen correctamente.

Empieza a girar con fuerza.

-¡Marco ! -

Juro que si no para, le vomitaré encima. Lo escucho reír a carcajadas, junto con Alex.

- Lo digo en serio, si no paras te vomitaré encima. -

Después de unos segundos, me vuelve a dejar e inmediatamente empiezo a tambalear, mi cabeza da vueltas.

¿Sabes cuando sigues girando y cuando paras ves todo a tu alrededor girando?

Así estoy ahora mismo.

Camino intentando no caerme.

Intento llegar a mi hermano, que se ríe como un hombre desesperado, lo mismo que Marco.

Nunca lo había visto reír tanto en mi presencia, suele dar esas sonrisas traviesas o falsas.

- Vamos, vámonos a casa – dice Alex, recuperándose de la risa.

Asiento con la cabeza al igual que Marco.

nos subimos al auto

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