CAPÍTULO 1: "Prólogo"
— ¡No! ¿Cómo es posible que ni fotocopiar correctamente seas capaz?
El grito que Nicholas, su muy enojado jefe dio, asustó tanto a la pobre Alicia, que del susto casi pierde el equilibrio tambaleándose sobre sus discretos tacones.
— Señor, pero usted me dijo que… —intentó explicar Alicia.
— ¿Qué te dije? ¿Qué? —alzó la voz amenazante. De paciencia, nada.
— Que, que fotocopiara a doble hoja…
— ¡Sí! ¿Pero te detuviste a revisar que lo estuvieras haciendo bien? ¿Qué mierda voy a hacer con 20 cuadernillos fotocopiados mal? Con la hoja invertida al girar la página…
— No me di cuenta
— No, si de eso no hay duda —ladra al borde del colapso.
— Si me da un poco más de tiempo puedo hacerlos de nuevo –ofrece titubeante.
— ¿Y todo lo que gastaste haciendo mal una simple tarea de asistente?
— Lo…, lo puedo pagar… —ofrece mordiéndose la lengua para no insultarlo.
— NO, ya me harté de tu ineptitud. Recoge tus cosas y has el favor de no volver más.
— Pero fue solo una fotocopia, no es para tanto —protestó con descaro.
— Si todo lo que te pido lo haces a tu modo “como lo hacías en tu otro trabajo” entonces no quiero saber qué harías después
— No es justo, señor Allen —alzó la voz molesta.
— No es justo que me toquen asistentes incompetentes. Largo de mi vista.
— ¿Está hablando en serio? ¿Me despide por un estúpido informe mal fotocopiado?
— Con esa actitud no te quiero cerca de mí. La cuestión es que si solo hubieras vuelto a fotocopiar el “estúpido” informe en vez de continuar y anillarlo, tal vez no me hubiese enfadado, pero desde el inicio estas con esa actitud de “ya sé lo que hay que hacer, he sido asistente antes”, no haces caso, se te olvidan las cosas, eres torpe como una piedra y ya me harté de ti
— ¿Y me despide así sin más? ¿Con ese insignificante motivo?
— Es increíble lo TONTA que llegas a ser, agarra tus cosas y FUERA DE MI VISTA.
— ¡Bien! Me voy, no soporto a los prepotentes como tú —alza la voz con desprecio.
— Mucho cuidado con lo que dices, mira que para encontrar un trabajo hacen falta referencias del anterior, y hasta el momento me importa bien poco lo que pase contigo.
— No se atrevería
— Provócame y verás.
Él es Nicholas Allen, y está al mando de la empresa de su abuelo Jonathan Allen. El dueño y fundador de “IMPERIO CO.” Una importante empresa que trabaja con los mejores arquitectos, creando verdaderas obras de arte a las que algunos llaman casa, bueno y todo lo que tenga que ver con diseño y construcción.
Lamentablemente por motivos de salud, su abuelo Jonathan, ha tenido que jubilarse, trabajó hasta el último día, pero ya el problema a sus huesos y el consumo excesivo de tabaco le pasaron factura forzándolo a cederle el poder a su nieto. Un joven apasionado como lo fue él, en su mejor época.
A dos años de asumir la responsabilidad de llevar el patrimonio familiar con la misma dedicación que su abuelo, Nicholas, sigue teniendo el mismo problema.
NO CONSIGUE ENCONTRAR ASISTENTE.
Desfilan como si de una pasarela se tratara. Ninguna dura más de un mes. Lo intentó con un varón, pero resultó un completo desastre. Si hay algo que aborrezca más que perder el tiempo eso es la ineptitud. ¿Cómo puede ser tan difícil encontrar a alguien que siga sus órdenes sin rechistar? ¿Cómo nadie valora el puesto lo suficiente como para esforzarse? Llegó a la conclusión que la siguiente asistente debía ser novata, sin experiencia y con la capacidad de aprender y absorber la mayor cantidad de información.
Y esa es Danielle Ross, una positiva y atractiva chica de 24 años con mucha energía y ganas de trabajar. Sin experiencia en el cargo y estudios de administración inconclusos. Fue la única de todas las candidatas que fue capaz de sostenerle la mirada a Nicholas, durante las entrevistas, el resto se intimidaba fácilmente y apartaba la vista a los cinco segundos. Primer punto a favor.
Ahora solo le queda aprender a soportar a su jefe. Un hombre complicado, arrogante, frío, mandón y la lista es interminable, alguien que siempre lo tuvo todo y no duda en destacar los errores del resto, tampoco se guarda nada, dice lo que le da la gana. Lo hace, Danielle, necesita el trabajo, además de poseer una paciencia envidiada por los dioses cuando se trata de su jefe, consigue estabilidad. Pero cuando el abuelo de Nicholas, muere y en su testamento deja una clausula bastante específica, es cuando Dani, descubre lo complicado que se pondrá su trabajo cuando su jefe le solicite ayuda con aquel requisito que puede alejarlo para siempre de la empresa o puede cederle el poder absoluto.