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Pasante

El lunes en la mañana, Martin Rugama estaba terminando de seleccionar a la nueva secretaria para su jefe. Quién había despedido a la última secretaria por intentar insinuarse.

Su jefe respetaba la regla de no involucrarse con su secretaria ya que una vez hizo esto y luego se creía la dueña de la empresa, la terminó despidiendo y desde entonces la mujer no ha conseguido otro trabajo.

Trás una exhaustiva revisión de cada una de las candidatas, Martín encontró a una que creería no cometería ese error, así que hoy haría el último proceso de la entrevista.

—Señora Elena, cómo sabrá ha sido escogida de entre muchas mujeres, en el puesto que usted va a desempeñar el aspecto físico es importante, es la cara antes del señor Wilson.

—Lo entiendo.

—Pero antes de culminar el proceso de contratación debo saber, ¿está usted casada o con hijo?

Elena se sorprendió por esa pregunta, sabía que su futuro jefe tenía fama de ser un mujeriego, pero no sabía que pasaban por un proceso tan riguroso.

—No, soy soltera, sin hijos, pero centrada en lo que hago —lo que menos quería Elena era ser una más de la lista de su futuro Jefe.

Martin le explicó los detalles sobre su uniforme y le dijo que cualquier rastro de coqueteo sería despedida.

—Tengo una duda, si yo coqueteo con el jefe seré despedida, pero ¿que pasa si es al contrario?

—El señor Wilson busca una secretaria que no intenté soprepasarse, ya que las relaciones amorosas en la oficina no conlleva a nada bueno, dicho ésto, las secretaria que se han contratado ninguna ha denunciado acoso por parte del señor Wilson, al contrario, esperan un tiempo antes de empezar a seducirlo.

—¿Me está tratando de decir que su jefe es víctima de sus secretaria?

—No, lo que le quiero decir es que mientras usted no intente nada tendrá su trabajo asegurado, firme aquí y comenzará inmediatamente.

La afirmación de Martin no fue suficiente para Elena, pero el pago era lo suficientemente alto para el puesto de secretaria.

Después de firmar todos los papeles correspondientes a la contratación, Martin llevó a Elena a su escritorio.

—Este será tu escritorio, en el computador encontraras tus asignaciones, están las fechas en que debes de entregar y las que debes de hacer diarias, ahora iremos con el jefe.

Elena siguió a Martín.

—Nunca entres sin haber golpeado, aunque creas que el Señor Wilson este solo, debes de avisar tu entrada.

Martín entro sin previo aviso, Ronald estaba concentrado en su computadora.

—Señor, he traído a la nueva secretaria.

—Puedes retirarte —ordenó Ronald.

Martín salió de la oficina y dejó a Elena con el jefe.

Martín despego su vista del computador y observó a Elena, quien estaba con la cabeza agachada. Observó su vestimenta, un poco conservadora, nada revelador.

—Deberás de cambiar tu imagen, los que vengan a mi oficina será a ti que te vean primero, así que prácticamente eres una imagen para la empresa.

—Buscaré algo más apropiado.

—No, estoy seguro qué no lo tienes, irás a este lugar y encargarás vestido de tu talla, ellos te darán una mejor imagen, si quieres continuar aquí debes de cumplir esta orden.

Elena se sintió menospreciada por su forma de vestir, pero necesitaba al menos seis meses con este salario para poder continuar con sus estudios.

—Esta bien, iré al salir del trabajo.

—Es ahora, todo lo que yo te diga será de forma inmediata, no quiero verte con esas fachas.

Elena levantó su rostro al sentir la humillación de su jefe. Ronald quedó viendo el rostro de Elena y era perfecto, pero esos labios, sabía que había visto alguna vez esos labios.

—¿Ya nos hemos visto antes? —pregunto Ronald.

Elena se quedó viendo a su jefe directamente, pero esa mirada era tan tenebrosa que agachó de nuevo el rostro.

—No recuerdo haberlo visto antes, señor, de ser así estoy segura que lo recordaría.

Ronald quedaba viendo a Elena, podía observar como tenia miedo en verle.

—Sal de aquí, ya sabes que hacer, en la tarde te quiero ver diferente.

—Sí.

Elena se levantó y salió de la oficina, Ronald presionó un botón y Martín entro inmediatamente.

—¿La has investigado?

—Estamos en eso, pero no hemos encontrado nada malo, estuvo estudiando un año en la universidad, se retiró porque no podía continuar pagando los estudios y ha buscado trabajo para poder continuar estudiando.

—¿Relaciones?

—Ninguna, está enfocada en ser profesional.

—Estoy seguro que la he visto antes.

Su asistente no dijo nada más, conocía la mayoría de las mujeres con que su jefe se ha acostado, pero no recuerda a Elena en su lista, de lo contrario no la hubiera considerado para el puesto.

***

Elena se dirigió al lugar que su jefe le indicó, era una de las tiendas más exclusivas que existía en la ciudad, al entrar todos los vestidos valían al menos ochenta mil dólares, una suma que ella no se puede dar el lujo de gastar.

—Creo se ha equivocado de tienda —dijo una dependienta—. La tienda de descuento se encuentra a tres manzanas de aquí.

Elena quedó viendo a la dependienta, vestía con un traje elegante, todo negro, un maquillaje esplendido y la joyería que usaba era costosa.

—He venido aquí porque...

—Porque quieres tomarte fotos con nuestros trajes, muchas de tu tipo han venido aquí a presumir lo que no son, no toques nada que puedes ensuciarlo con tus manos mugrosas.

Elena quería abofetear a la chica.

—¿Tratas de esa manera a todos tus clientes? —dijo una voz en la entrada.

Elena y la dependienta quedaron viendo la entrada, era Martín. la dependienta al ver quien era cambio su actitud, sabia que era el asistente de Ronald Wilson.

—Señor Martín, no es así, solamente estoy sacando a esta mujer que pretende pasarse por cliente, pero ya la sacaremos y lo atenderemos.

La dependienta tomó a Elena del brazo y la empezó a empujar.

—¡Suéltame! —dijo Elena.

—¡Suéltala! —dijo Martín—. Si la ofendes a ella estas ofendiendo al señor Wilson, parece que no quieres seguir trabajando en esta ciudad.

La dependienta quedó viendo a Elena, ¿Como esa mujer podía ser de importancia para el señor Wilson?

El encargado de la tienda salió de su oficina al ver a Martín.

—Señor Martín, su presencia nos ilumina, ¿en que podemos ayudarle hoy?

—Esta mujer ha maltratado a la secretaria personal del señor Wilson, no sabe tratar a los clientes, sino quieres conocer la ira del señor Wilson ya sabes que hacer.

El encargado se quedó congelado al escuchar las palabras de Martín, quedó viendo a Elena y luego a la dependienta.

—Sal de mi tienda inmediatamente, te he dicho muchas veces como debes de tratar a los clientes, estas acabada, no habrá lugar en esta ciudad que te vaya a contratar.

La dependienta se lanzó a llorar, no pensó que esa mujer fuera tan importante.

—Por favor, perdone mi atención, ayúdeme a recuperar mi empleo, le prometo que no sabia quien era usted.

El encargado llamó a los de seguridad para que la sacaran, había dañado el nombre de la tienda.

—Les pido disculpa por lo sucedido, tomaremos acciones con lo sucedido, ¿en que podemos ayudarle? —le preguntó el encargado a Elena.

—El señor Martín necesita que le busque un vestuario apropiado para el trabajo, necesita al menos dos trajes de negocios para ahorita y luego requiere vestidos de diferentes ocasiones, trajes de negocios, joyas, calzado y bolsos.

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