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CAPÍTULO 3

El gran día había llegado, Avery se miraba al espejo y aunque se veía realmente hermosa no podía evitar sentirse nerviosa, además sentía que estaba cometiendo un error. Sacudió su cabeza para quitar esa idea, hoy sería su boda con un hombre ideal para ella, a su mente llegó el recuerdo de aquel hombre de ojos grises y cabello oscuro, suspiró como tanto.

Hoy por fin podría ser libre de Maggie, aunque nunca la había maltratado, tampoco fue dada a darle amor, pero si fue de dar órdenes y prohibirle salir de casa a menos que fuera para ir a estudiar, le había extrañado tanto cuando le presentó a Harry y es que prácticamente se lo metió por los ojos, pero en realidad tenía que agradecérselo, porque Harry era una de las mejores cosas que le había pasado, él había sido muy bueno con ella y la llevaría a esa libertad que tanto deseaba.

Avery se decía estar enamorada, se decía que amaba a Harry, aunque en realidad no sabía si lo que realmente sentía era amor, ya que ella nunca se había enamorado.

Unos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos.

—Adelante — dijo aún mirándose en el espejo, Susy entró a la habitación y la miró con el cariño que siempre le había tenido a la pequeña. —Susy, ¿Qué tal me veo?.

—Hermosa mi niña — en sus ojos había lágrimas.

—¿Qué pasa? — le preguntó Avery preocupada.

—¿Estás segura que estás enamorada? ¿Qué quieres casarte? — Avery frunció el ceño.

—¿Por supuesto? — dijo tratando de sonar muy convencida. — ¿Qué pasa Susy?

—Nada cariño, solo que quiero lo mejor para ti, quiero que seas inmensamente feliz.

—Y lo seré te lo aseguro, podré trabajar, podré tener una familia, voy hacer la mujer más feliz del mundo.

—Ay mi niña — Susy la abrazó tan fuerte, quería poder llevarse a su niña Avery de ese lugar, ella sentía que algo no estaba bien, no confiaba ni en la señora Maggie, ni en el señor Harry, aunque nunca se habían comportado mal con los empleados del lugar, algo en sus miradas le gritaba que eran peligrosos. La puerta se abrió asustando a ambas, Maggie entró y se quedó sorprendida al ver a la cocinera en la habitación.

—¿Qué haces aquí?

—Solo vine a ver a la niña y desearle que sea muy feliz. — Maggie las miró a ambas y asintió.

—Bien, puedes irte.

—Sí señora — Susy se giró a Avery — que seas muy feliz cariño.

—Gracias Susy. — Avery volvió abrazarla y le dio un beso en la mejilla a la señora. Susy salió de la habitación dejándolas solas.

—Ya es hora Avery. — ella asintió más que nerviosa — Harry está abajo esperándote con su amigo.

—Estoy muy nerviosa.

—Es lógico, hoy empiezas una nueva vida, una donde no podrás salir nunca. — dijo con una sonrisa que para nada le gustó.

—Pues solo espero que sea feliz y pueda ser quién realmente soy — le dijo realmente convencida.

—Bien ya veremos, ahora vamos que ya nos esperan. — Avery asintió y fue por su pequeño arreglo.

Mientras iba bajando las escaleras para salir al jardín, algo le decía que corriera y saliera de ahí antes de que fuera demasiado tarde, pero sabía que eran los nervios, y que su futuro esposo ya la esperaba.

En cuanto llegó al pequeño camino de rosas en el suelo, su cuerpo empezó a temblar, pronto sería una mujer casada, con 22 años, realmente deseaba ser muy feliz, Harry se encontraba muy guapo con su traje, al lado de él había un señor de alrededor de unos cuarenta y cinco años, que la miraba de una forma que la hacía sentir realmente incómoda. Cuando llegó junto a Harry este le sonrió.

—Estás hermosa cariño. — le dijo besando su mano. Ella solo pudo sonreírle, con mucha emoción, pero sabía que debía contestarle.

—Gracias, tú también te ves muy guapo. — Harry asintió y se giró al juez que llevaría a cabo la boda civil.

Avery estaba muy extrañada de que la ceremonia hubiera sido muy corta y no dijeran sus votos, tal vez Harry había hablado con el juez antes, ya que él fue de lo único que se encargó. En cuanto firmaron, Harry la besó con una pasión desmedida, como nunca antes la había besado y a ella realmente le gustó.

—Bueno tortolitos, ya después tendrán tiempo para ustedes — dijo Maggie interrumpiendo el beso de los novios, haciendo que se separaran — felicidades cariño, ya eres una mujer casada. — abrazó a su sobrina y le dio un beso en su mejilla, luego Maggie hizo lo mismo con Harry.

—Ven cariño, quiero presentarte a alguien — tomados de la mano, Harry le presentó al que ahora era el testigo de su boda. — Él es Sander Ferrer, mi socio y amigo.

Avery le tendió la mano, ni loca se iba a acercar más de la cuenta ese hombre la quería desnudar con la mirada, tenía una mirada oscura y peligrosa, algo que realmente no le gustaba.

—Pues déjame felicitarte Harry, tu esposa es realmente hermosa. Has hecho una muy buena elección — dijo mirándola de pies a cabeza, se sentía muy incómoda.

—Bueno es hora de pasar a la mesa a cenar, los papeles del matrimonio ya están firmados y eso era lo que realmente importaba — dijo Maggie mirando a los dos hombres. Ambos asintieron en silencio, ellos sabían lo que significaba eso y realmente era lo principal.

Compartieron un pequeño banquete, uno donde Avery no dejó de sentirse incómoda, uno donde una vez más era ignorada por la conversación que tenían los demás menos ella.

—Bien, es hora de irnos a nuestro hogar cariño — dijo Harry ansioso. — ella asintió y fue por una maleta, no había empacado todo, se llevaría lo necesario y esperaba ir por lo de más en estos días.

—Muchas gracias por todo tía Maggie. Espero algún día poder pagarte todo lo que has hecho por mí.

—Ya lo harás Avery, ya lo harás. — cuando salieron de la que había sido su casa por muchos años se sintió triste, pero la nueva vida que empezaba sería mil veces mejor, estaría con alguien que la quería y con el que formaría una familia. Al llegar a una enorme casa la recibió, era como una mansión, nunca había estado ahí.

—Bienvenida a tu nuevo hogar. — ella estaba muy sorprendida que aún no lo asimilaba, tanto así que no había notado que otro hombre había llegado detrás de ellos.

Harry la giró a dentro de la casa y la guió hasta la sala donde muchos hombres esperaban, ella no pudo evitar que los nerviosos se le dispararan.

—¿Qué es todo esto? — dijo asustada.

—Esto es tu nueva vida Avery, una de la cual no podrás huir nunca.

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