"Jaiz, Ruth y aquellos chicos"
Jaiz era una chica que aunque pertenecía al grupo de los "populares" era diferente, no solía ser mandona ni creída y menos arrogante. Era amable, educada, responsable y sobre todo muy inteligente, por esto estoy más que segura que pertenecía a ese grupo solo porque era amiga desde muy pequeña de la "líder", vivían cerca y como tal se criaron juntas.
Jaiz siempre me miraba y solía vigilarme con la vista, al principio pensé que estaba interesada en mi o buscaba algo más, pero luego me di cuenta que me quería de amiga, quería conocerme, ya que nunca se habia sentido cómoda perteneciendo al grupo de Leiza y necesitaba la humildad y tranquilidad que yo le ocasionaba al observarme.
Uno de esos días se acercó a mí, conversamos y nos complementamos bastante bien, realmente era muy simpática y no tenía nada en común con Leiza. Y entre una conversación u otra, me contó que aunque continuaba en ese grupo y algunas veces se la pasaba bien con ellos, no se sentía bien siendo parte de aquel, también que Leiza le imponía mucho que fuese su mejor amiga y que cree que siempre pensó que lo eran, pero realmente no era así. Fue pasando el tiempo y Jaiz iba entrando más a mi vida, teníamos nuestro lugar secreto en la escuela para conversar y nos contábamos nuestro día a día cada mañana al llegar. Conocimos nuestros gustos tanto musicales como otros más y eran muy comunes, yo adoraba a Ricardo Arjona y a ella la enloquecía Melendi. A mí me gustaban mucho las sudaderas y los pantalones anchos y ella se vestía similar. Amábamos los tenis y zapatillas pero nunca dejábamos atrás unos lindos zapatos altos para ocasiones especiales.
Pues en esos momentos Jaiz se había convertido en mi todo en la escuela, ya era casi como una hermana, compartíamos todo pero no nos podíamos ver diariamente porque vivíamos lejos, así que solo nos veíamos en el aula.
Malas caras, ironía, hipocresía eran todo lo que recibía de Leiza cada vez que me veía con Jaiz, y creo que eso era lo que me hacía llegar a casa con una carga espiritual muy cargada. A Leiza le irritaba mucho ver como la que pensó por dos años que era su mejor amiga estaba siendo la fiel acompañante de una rarita como yo. Yo no le daba mucha importancia pero hizo comentarios que si me llegaron a molestar.
Les cuento que... Jaiz sí era mi mejor amiga en la escuela, pero como tal no la real por cosas que pasaron luego. Mi mejor amiga real, consejera, casi hermana, se llama Ruth, vivíamos en el mismo vecindario, esta se mudó hace poco para acá. Y bueno, les haré un breve relato de su historia, como la conocí y como en su momento llegamos a ser mejores amigas.
En esos días en los que solía sentarme en la acera de al frente con mis primas Wanda y Vale "Dos piezas peculiares en la historia" que ya después les diré por qué. Noté la presencia de una muchacha parada en el balcón en la acera contraria, es decir, a cuatro o cinco casas de la mía, y rápidamente le hablé a Wanda.
—Ya viste tenemos vecinos nuevos.
—Sí, eso puedo notar, me gustaría hablarle ¿qué crees?.
—Estaría bien, bueno siempre estaría bien conocer gente nueva y socializar —respondí.
Antes de que pudiese seguir Vale se interpuso en la conversación.
—¡Ay no! —exclamó—. Ni la llamen, ni le digan nada. Está que entra y sale del balcón y hasta creo que nos mira con mala cara —se cruzó de brazos.
—¿De que hablas Vale?. Tú siempre ves cosas donde no son...y si la llamaré y bien, yo y Dash si queremos conocerla —le respondió Wanda.
—Pues bueno.
—Psss, psss si tú misma. —Wanda hizo un leve movimiento de mano, invitándola a que viniese hacia nosotras.
—Ves, ahora se hace la importante, la creída, la recién llegada al barrio.
—Calla Vale, que ya viene.
La chica se nos acercó algo tímida.
—Hola ¿cómo te llamas?. Nosotras somos Vale, Dash y yo Wanda ¿eres nueva en el barrio verdad?... Bueno supongo que sí, porque es la primera vez que te veo, y en este barrio no es que suelan aparecer gente nueva así por así, bueno si te has llegado a dar cuenta solo hay personas mayores y nosotras que somos la juventud de acá.
—Hice un mohín divertido —Por favor Wanda déjala hablar, no hables y hagas tantas preguntas tan rápido.
—A ver, primero dinos tu nombre, ya después cualquier cosa —le dije.
Ella seguía algo apenada, nos miraba cómo debatiéndose entre responder o alejarse de nosotras.
—Me llamo Ruth, y sí, soy nueva en el barrio, de hecho me mudé hace unos días para acá para casa de Toni con mi mamá.
—Pero bueno hablanos más de ti. ¿Qué edad tienes? ¿dónde estudias? ¿Tienes novio?, No sé cuéntanos sobre ti —añadió Wanda con cara de entusiasmo. Le encantaba conocer gente nueva.
—Pues estoy en la secundaria cursando el séptimo grado, tengo solamente trece años... —iba a continuar hablando pero Vale la interrumpió.
—Ya sabía yo que tenía demasiado cara de niña para ser de una edad contemporánea a la nuestra, y más pertenecer a nosotras. Y en nuestra escuela no está, porque nunca la he visto.
Wanda le proporcionó un codazo, y la miró con los ojos entrecerrados.
—¿Puedes callarte de una puta vez, y no hablar y hacer sentir mal a Ruth?. Y de qué hablas, si solo Wanda y yo le llevamos un año, todo lo exageras Vale —rodé los ojos molesta.
En ese momento en que defendía a esa niña de trece años, indefensa, insegura y tímida, no sabía que se convertiría en mi mejor amiga.
Ese día no hablamos más, solo pudimos conocer a Ruth de forma breve, ya que Vale estaba severamente estúpida y la mamá le había pegado un buen grito para que fuese a limpiar. La chica se fue de prisa y no tuvimos tiempo de preguntarle si podíamos conversar nuevamente.
—¡¿Vale cuando podrás compórtate con madurez una vez en tu vida!? —solté—. Estaba algo molesta por su comportamiento.
—Cuando tú quieras dejar de simpatizar con todo el mundo —me respondió.
—No es que quiera simpatizar con todo el mundo, solo estaba siendo amable con ella, que digo amable, si con tu estupidez e inmadurez no pudimos ni cruzar más de tres palabras, no pareces tener ni dieciocho años —me crucé de brazos—. Entonces callada, Wanda me observó para luego asentir con la cabeza y hablar.
—Realmente Vale te pasaste, no era el mejor momento para tus comentarios fuera de lugar. La nueva estaba espantada, no pudo ni expresarse bien.
—¡Ya no me regañen!. Y hablemos sobre su padrastro Toni. ¿Saben que es alcohólico verdad?.
—Sí lo sabemos —respondimos Wanda y yo al unísono.
—Bueno ¿y qué creen?. ¿Por qué razón se habrá mudado con el padrastro siendo alcohólico?, o bueno, una mejor pregunta, ¿por qué su madre está con una persona así?.
Hubo un momento de total silencio.
—Bueno primeramente no sabemos si Toni es su padrastro, que bueno lo más probable es que si, porque sino no se hubiese referido a él por su nombre, y bueno la familia de Toni vive en Santiago de Cuba y lo rechazan un poco por su problema con el alcohol, así que tiene un buen porcentaje de que lo sea. Entonces si llegaras a tener razón, creo que hay algo extraño aquí, pero solo si la conocemos un poco más podremos descubrir que pasa —terminé de decir.
—Si, yo voto porque conozcamos mejor a la nueva y nos hagamos amigas de ella —dijo Wanda encogiéndose de hombros.
—Se llama Ruth, y yo también voto porque la conozcamos mejor y si surge una amistad no estaría mal —alegue.
—Bueno a mi me da igual. Y ya no hablemos más de ella que no tiene que ser el punto de atención toda la tarde, y vamos a lo que nos interesa de verdad —dijo Vale poniendo cara de pícara.
—¡Ay! si. Vamos a la pública.
—Si si, que ya estoy desesperada por verlo de nuevo —dijo Wanda después de mi con cara de "perra loca".
—Hablando de eso, Vale el tuyo ayer no apareció, de aseguro hoy está ahí junto con los otros.
—¿Cómo se llamarán? —preguntó Vale pensativa.
—Ni idea, pero tranquila pronto lo averiguaremos —respondí con simpleza y seguridad.
Y para allá fuimos a ver a nuestros amores, a esos chicos que ni nos miraban, ni siquiera cruzaban una palabra con nosotras, pero típico de niñas estúpidas de secundaria nos volvíamos loca con que tan solo tuviésemos un roce de miradas, teníamos la ilusión de que algún día pudiera pasar algo con ellos lo cual estaba muy lejos, ya que éramos una pendejas y encima Wanda y yo menores de edad. Ellos nos llevaban cinco o seis años, o eso aparentaban, así que la única que tenía alguna oportunidad era Vale y era la que menos le daba impotencia al de ella.
Al llegar estaban jugando chapita.
—Míralo, ¡es que es precioso!, ¡está delicioso!, ¡mira esos músculos!, ¡que pecho!, ¡que mirada! —se derretía Wanda causándonos diversión a Vale y a mi.
—¿Pero Wanda, que te pasa?. Suave que lo tumbas con la mirada —dije soltando una pequeña risita.
Wanda estaba como loca, mi prima era algo intensa por esa parte, pero no dejaba de ser una persona increíble en cuanto a sentimientos y empatía.
—No te hagas que tú también vas a tumbar al tuyo —se burló riendo.
El chico que me gusta o "el mío" no era tan alto, con músculos bien definidos, pero sin exageración, ojos color café, labios carnosos y su pelo despeinado le daba un toque muy cool a su rostro. Era un sueño, era el típico príncipe que sale en los muñes de Barbie cada Domingo, pues así, era el maldito Ken por el que cualquier niña se volvería loca. Su voz gruesa le daba una personalidad de infarto. Todo en el estaba perfecto.
Yo tampoco podía dejar de mirarlo la verdad, era algo fuera de lo normal, o bueno fuera de lo normal que estaba adaptada a ver en la secundaria, ya que yo pasaba de los chicos blancos pálidos y flacos de mi aula. No había uno al que se pudiese mirar, se dedicaban solamente a ver animes y estar todo el tiempo detrás de la última moda y el último peinado, eran muy cheos, en vez de dedicarse a hacer ejercicios para atraer a alguna chica solo hacían perder el tiempo y para colmo hacer el ridículo en clases y salir mal en las pruebas.
—Dash, despierta de la burbuja en que estás y fíjate —la miré confusa con cara de "¿Qué me estás diciendo?"—. Loca te está mirando —me habló Vale.
Yo luego de estar en mi despiste, en mi burbuja como dijo Vale, reaccioné y contesté.
—¿¡Qué?!. ¿Qué dijiste?. ¿Qué me está mirando? ¿a mi? ¿es en serio? —pregunté muy nerviosa, el corazón se me saldría del pecho en cualquier momento.
—Si Dash, te estaba mirando lo que no te diste cuenta porque estabas en otro mundo.
¡Maldición!. Había perdido la oportunidad de cruzar unos pequeños segundos de mirada profunda con la persona que me volvía completamente loca en esos momentos. ¿Me estaría mirando en realidad, o sería un invento de Vale para que yo me concentrara en lo que íbamos a hacer?. Ayy es que no me lo podía creer. Necesitaba estar más segura de mi misma.
Dash ya concéntrate.
—Bueno tú eres la primera en simular la llamada, luego Vale y ya de última yo —le dije a Wanda.
Les explico, esto de simular estar llamando en el teléfono público era para poder contemplarlos mejor por un breve tiempo, y estos no pensaran que estábamos paradas ahí como niñas tontas sin hacer nada, típico juego de niñas pero que nos encantaba. Eran solo varios minutos por cada una y debíamos aprovecharlos al máximo ya que tampoco podíamos estar muy tarde en casa.
Llegó el turno de Wanda, la primera en simular la llamada, esta disfruto de cada segundo que miraba a su chico. Y de momento se escuchó un grito de uno de ellos hacia él.
—Pollo te toca batear —le gritó mi amor precioso platónico inigualable.
En ese preciso momento las tres nos miramos y un leve grito salió de nuestras bocas ¡Se llama pollo!.
Pero solo de la de Wanda y la mía, ya que Vale se nos quedó mirando frunciendo el ceño y nos dijo:
—Dash y Vale. ¿En serio?. Brutas, le dicen pollo, no es que sé llame así.
Tenían que apreciar ese momento, las tres reímos a carcajadas a más no poder, y supongo que se nos quedaron mirando, no tuve el tiempo de fijarme ya que estaba partida de la risa, por el apodo super raro, y más por la cara que Vale puso cuando nos dijo que sólo era un sobrenombre.
Cuando le toca el turno a Vale, esta decide dármelo a mi, ya que según ella no estaba en esos momentos para apreciar a nadie, simplemente esa fue su justificación, y bueno yo loca por tener mi momento acepté rápido.
Realmente nunca vi a Vale bien motivada por su chico, sí, ella nos acompañaba a tal simulacro y desde el principio nos confirmó de que este le gustaba, pero creo que en realidad no era realmente así. Vale tenía dieciocho años y aunque apoyase a sus primas en ese ridículo juego, casi nunca lo hacía ella. También su chico no era tan atractivo como los otros dos, era bajo, de ojos negros al igual que el pelo, con unos músculos ultra exagerados y tenía tatuajes por todo el cuerpo, no era como tal el prototipo de Vale, A esta le gustaban rubios y altos, tuvo un noviecito a los quince años que la dejó muy tocada y hasta ese entonces no sé había enamorado de nadie más, pero bueno en su momento aceptamos de que uno de esos chicos le gustaba.
Llegó mi turno, llegó mi momento, llegó la oportunidad de no quitarle un ojo de encima y apreciar como este en algún segundo lograse mirar a esta chica, que bueno no es la gran cosa, ya luego les cuento como soy. Ahora sigamos en la parte en la que contemplo a mi amor precioso, platónico, inigualable.
—Bueno Dash relájate, toma el teléfono y actúa relajada —dije en mi.
Y en ese momento en el cual cruzamos miradas, pude notar al fin que me miró, que me contempló un segundo y bueno ya después siguió en lo suyo, y yo como tonta no podía dejar de mirarlo, era tan hermoso, tan perfecto y sencillo a la vez, que no podía mirar a otra parte que no fuese él.
—Chicas, muy increíble su momento de contemplación pero ya es hora de irnos, que ya se está haciendo tarde. —dijo Vale
Wanda y yo chispeamos de alegría, Wanda porque sabía ya el apodo de su chico y yo porque... y yo por qué?
Eso me pregunté. Solamente ¿por qué me miró?, ¿solamente porque se detuvo cruzar unos segundos su mirada con la mía?. Pues si soy un poco ingenua, pero en ese momento estaba muy feliz porque era algo que nunca me había pasado. Ese chico nunca se había detenido a mirarme y esa tarde lo hizo.
Vocabulario:
Pública: Lugar pequeño, dónde existe un teléfono público, en el cuál varias personas pueden llamar según la cola que exista o el turno que le toque.
Chapita: Juego cubano, parecido al Béisbol pero con una tapa de pomo y un palo.