Capítulo 5

Narra Elizabeth.

Una vez que llego la hora del cierre. Me dirijo con mi abuelo a la casa.  Vivo con él todavia, es todo lo que  tengo y no me gusta dejarlo solo por su edad. Mi cerebro analiza todas las cosas que podrían salir mal si acepto los términos de mi comprador, pero siempre vuelvo a un pensamiento: me estoy quedando sin tiempo y esta es una solución que se encargará de todo.

Estoy sonrojada y un poco sin aliento cuando vuelvo a mi celular despues de haberme despedido de mi abuelo para estar en mi habitacion, le  respondo a Al121 con una sola palabra: Si.

Su respuesta llega  rápido; casi tengo la sensación de que ya lo tenía escrito.

—Bien. Quiero verte mañana por la noche. El representante del sitio web se pondrá en contacto contigo para darte los detalles.

Mi respiración se engancha. ¿Muy pronto? Mis dedos tiemblan cuando le pregunto si podrá llegar hasta mí, o si tendré tiempo para llegar hasta él, pero recibo una notificación sobre  que el  usuario Al121 se desconectó del servidor.

***

A la tarde siguiente, envié todos mis documentos al sitio web y me respondieron rápidamente con instrucciones para mi primera noche con Al121. Me reuniré con él en un elegante hotel. Enviará un auto para que me recoja en el lugar de mi elección. 

Voy a vestir de blanco. Cuando le muestro a Wendy mi atuendo, ella me da dos pulgares hacia arriba y una mirada que bordea la admiración.

—Te ves muy... virginal—dice ella. Cubro mi cara con ambas manos y suspiro un gemido seco en mis palmas. Mi mejor amiga está a mi lado al instante, quitando mis manos de mi cara y dándome una mirada severa.

—No debería haber dicho eso. Estás preciosa. Has salvado el negocio de tu familia, Elizabeth.  Relájate y respira.

Y eso hago. Minutos después el conductor llega al departamento de Wendy, donde paso mi tiempo libre.

Él nos saluda y yo me despido de mi amiga. Ingreso al auto. Cuando llegamos, el conductor me abre la puerta, me entrega una tarjeta de acceso y me dice a qué piso debo ir. Nada más, ni siquiera cuando pregunto el número de la habitación. 

—Gracias, supongo —murmuro. Él sonríe y ladea la cabeza. Unos minutos más tarde, estoy frente a una puerta con un colgador de No molestar ya colocado. No tardé mucho en darme cuenta de que solo hay una habitación en el piso, era un Penthouse, y una parte de mí está desesperada por correr en la otra dirección. Estoy a segundos de entrar a una habitación que fácilmente cuesta varios miles de dólares por noche para encontrarme con un hombre que acaba de comprarme por 150 mil dólares, y es demasiado. Doy un paso hacia atrás, pero luego cierro los puños a los lados y niego con la cabeza—.Acabo de salvar el negocio de mi familia. Estoy haciendo que esto suceda —digo, aunque no reconozco mi voz. Respiro hondo, empujo la tarjeta en la puerta y entro en un lujoso vestíbulo con poca luz. Se abre a una amplia sala de estar con lujosos sofás de lino blanco y un comedor contiguo. Dejo que el aroma de la colonia masculina se filtre a través de mis sentidos, me digo a mí misma que me relaje y respire. Que estará bien. Que puedo hacer esto.

Y entonces me doy cuenta de que no puedo. No puedo relajarme. No puedo respirar. No puedo hacer nada porque mis ojos se encuentran con los que están detrás de la pequeña barra a unos metros de la mesa del comedor. Los ojos azul verdosos son insoportablemente familiares porque los he mirado antes—.Tú —siseo, y él asiente con su hermosa cabeza.

—Sí— dice Jackson Ferrari, y el deseo y la furia se acumulan en mi interior.