Capítulo 10 - Contratado
Lía Luz
No sé si fue una bendición el que la cacatúa de mi suegra hubiera llamado a los agentes de policía, de alguna manera ellos nos brindaron protección de la balacera formada. Un auto negro se había detenido al frente de nosotros desde la carretera.
Mi madre reaccionó y se abalanzó sobre mí para protegerme, caímos al piso. Varios familiares de Guillermo se habían puesto del lado de la señora Magalí, porque pensaban que ahora ella era la heredera, vaya sorpresa se llevaron.
En esta familia nadie me quería, por ser de raza negra, así mi piel fuera más clara a la de mi madre; ella se casó con un hombre blanco y hermoso, luego enviudó, era muy niña cuando papá falleció. Luego se casó de nuevo y hace cinco años enviudó.
Según mamá, gracias a papá yo era como el café con leche. No obstante, siempre he estado feliz y orgullosa de mi color de piel, de mi gente, de mi raza. A quién no le guste que se aparte del andén.
Los agentes respondieron a los atacantes, los cuales no se cohibieron al ver policías, sino que también arremetieron contra ellos. Una agente de policía cayó inerte y otro fue herido en la pierna.
Al mirar a la terraza muchos estaban en el piso, la señora Magalí gritaba, los otros familiares seguían sin moverse. No sé sabía si vivos o muertos. —solo se escucharon los disparos, al retomar la mirada a la calle los cuatro hombres caían al piso asesinado.
Los oficiales disparaban a donde fuera. Los gritos eran de todos los presentes. Los agentes pedían refuerzo. Aun así, los malos cayeron al suelo.
—¡¿Mamá?!
—No me dispararon Lía.
Sentí un alivio. Ella no se nos podía ir, mis hermanitos y yo la necesitamos por miles de años.
» Mirá hija, esto fue por la amenaza. A tus amigas ya las atacaron… ¿En qué lío te dejó metida ese idiota? Si antes no me gustaba, ahora lo detesto. ¡Qué se pudra en la tumba!
—Mamá…
Jamás aceptó a Guillermo, tampoco le hizo escándalos como mi suegra a mí. Pero yo me había enamorado perdidamente de él hace más de tres años. Creí en ciegamente en sus palabras, al inicio fue un amor, luego le permití tantas humillaciones. En todo caso, desde la pérdida de nuestro hijo todo cambió.
—¿Se encuentran bien?
Llegó otro policía. Un hombre blanco, delgado, cabello negro. Se acercó a los agentes, les mostró sus credenciales y escuché que le dijeron. «Sí, capitán».
» Manténganse en el mismo lugar, ya vienen más agentes y las ambulancias.
Desde el piso lo vi verificando los cadáveres de los sicarios. Los gritos de mi suegra volvieron.
—¡Lo mataron, lo mataron! —miré hacía ella. Sostenía a un primo de Guillermo. Mi madre seguía sobre mí, protegiéndome—. ¡Ella! ¡Esa negra no solo mató a mi hijo para quedarse con todo, sino que nos mandó a matar a todos!
—Solo eso faltaba. —suspiré. Otra acusación más.
—¡Ay, hija! Algo me dice que no te librarás de esa familia tan fácil. No debiste decirle que eras la heredera de todo. Ella es muy interesada.
—De todo lo que se viene encima. La señora Magalí es quien menos me importa. Tú y mis hermanos se vienen a vivir conmigo a Bogotá. La amenaza es real, ahora solo falta que no ataquen a Onely. Ya la conoces.
—Es un turrón de azúcar o de limón ácido.
—Pero turrón después de todo mamá. Ya te he contado, con ella siento tanta ternura y deseo cuidarla. —Afirmó. Los policías y las ambulancias llegaron—. Serán otro día caótico.
—Y estaré a tu lado mi amor.
—Primero, debemos ir por mis hermanitos. Qué el tío pase por ellos y los traiga. Por favor, mamá, no me perdonaría si le llega a pasar algo a ustedes.
…***…
Yaro
Había llegado muy temprano a la clínica, donde se encontraba internado el señor Francisco. Por información entregada, evolucionaba muy bien, su empleado seguía en cuidados intensivos con pronóstico pocos alentadores. En la tarde podrían darle de alta al padre de Salomé, de lo contrario será otro día más aquí.
Anoche no pude hablar con el teniente. Lo habían sedado por muchas horas, las quemaduras eran muy graves. Daniela me dio el video, hablé con mi cuñado y aunque no estaba del todo de acuerdo, también sabía que la situación se tornó oscura ante la aparición del asesino de mi familia. Con su presencia caía la teoría de un accidente, fue algo premeditado.
No he escuchado nada en los noticieros sobre lo ocurrido con el teniente. Y en unas horas pienso llegar a la agencia para ver si veo diferente al mayor. Me cuesta creer que él sea un ser corrupto. —Sonó el celular de la agencia.
—Yaro, acaban de atacar de manera violenta a la familia de mi objetivo. Maté a los sicarios, me disfracé de policía. Sin embargo, ellos mataron a una agente, a un primo del difunto senador Guillermo e hirieron a dos oficiales y tres familiares.
—Ahora solo falta el ataque contra el objetivo de Jabir. Pasa el reporte, luego hablamos, debo hacer algo. —Al terminar saqué el otro celular y le marqué.
—Yaro, no tenían identificación.
—Alguien de nuestra agencia es el soplón. —Ya no había la menor duda—. Gamal, ayer Yasar dijo que los dos que huyeron les quitaron los documentos a los hombres antes de irse. Algo que es falso porque están en poder de él. ¿Ahora envían un ataque a cuatro hombres sin documentos?
—Quién esté detrás de esto ya sabe que nosotros sabemos, o al escuchar la conversación se asustaron y actuaron de manera evidente al mandarlos sin documentos.
—Son pocos quienes saben de la misión…
—Yaro, no enfrentes al mayor tú solo. Espéranos para acompañarte.
—Ya lo decidí. Cuando lo crea conveniente le haré la visita. Cuídate.
—En el correo de seguridad te envié el video de todo lo ocurrido.
—Gracias.
Al levantar la mirada. Ahí se encontraba Salomé Carvajal, mirándome. Me había quedado en la sala de espera donde tenía mi cuartada, todo gracias al mayor. Aquí se encontraba un teniente coronel, ingresado ayer por un infarto y esa era mi justificación al ser su escolta. No me moví, en cambio, ella sí se acercó con una gran elegancia, ahora si parecía a la mujer fría que vi en la mañana de ayer.
—Mucho gusto, soy Salomé Carvajal.
Me levanté para estrecharle la mano. Con los tacones se veía más alta, aunque aún le saco diez centímetros. Vestía con clase y glamur, eso sí, nada de luto y no a todo el mundo le luce el color amarillo.
—Sé su nombre, la he visto en las noticias, señora Carvajal. Es mi trabajo estar informado.
—Llamé a su oficina para pedir una cita, su secretaria me dijo que se encontraba trabajando y recordé que anoche, me dijo que se encontraba con un cliente. Me puse a buscarlo.
—¿En qué puedo ayudarla?
—Verá… ¿Tiene tiempo y lo invito a un café?
—Claro. Mi cliente aún sigue en cuidados intensivos.
—¿Lo atacaron?
—No sería un buen guardaespaldas si un cliente mío estuviera herido. —comenzamos a caminar en busca de la cafetería—. Pero no puedo salvar a nadie cuando su corazón deja de funcionar.
—Comprendo.
Al llegar al área de comidas fui por su café y de paso compré desayuno. Al regresar ella dejó su celular a un lado.
—¿Le molesta si desayuno mientras hablamos?
—Para nada. Gracias por el café.
Al detallarla la mujer no tenía ni un cabello mal puesto. Se veía nerviosa. Le di un mordisco a la empanada.
—¿En qué puedo ayudarla?
—¿Cuánto me cobra por brindarle la seguridad prioritaria a una amiga? —arrugué la frente.
—Explíquese.
—Por asuntos que no puedo comentarle, mis amigas y yo fuimos amenazadas en el día de ayer, en horas de la mañana. Míreme, estamos en una clínica porque atacaron a mi padre, a dos de mis amigas ya les hicieron el atentado y queda Onely… A lo que voy, ella se encuentra sola y solo le queda su hermano.
Sus padres también viven, eso decía el reporte, aunque Jabir mencionó a su hermano en el funeral.
» Le pago la cantidad solicitada para que contrate o envié a su personal para cuidarla.
—¿Se encuentra en Bogotá?
—No… ¡Mierda!, ella está en un retiro en Santa Marta. —Se preocupó más.
—¿Por qué me contacta?
—Prefiero contratar a alguien que no sea recomendado de nadie. Mi padre tiene las mejores intenciones. Pero… usted llegó…
—¿Usted cree en las casualidades? —¿Acaso era así de inocente?— Señora Carvajal. ¿Si fue amenazada y ya efectuaron los ataques no le parece coincidencia que un agente de seguridad se tope con usted?
—¿Me está queriendo decir que puede ser un maleante? —sonrió—. Su analogía es acertada. Pero de ser así, el corrupto se vende fácil y tengo mucho dinero para comprarlo. De ser el malo detendrá el ataque hacia mi amiga, por dinero. Le pagaré muy bien para protegerla. —afirmé. Era inteligente—. No me subestime.
—Deme una razón para servirle. —Me miró, arrugó su frente.
—Señor…
—Lozano, Yaro Lozano.
—Señor Lozano. Mi círculo de personas importantes no supera los diez dedos de mis manos y entre esos cupos hay cuatro perros. Para mí esas personas se vuelven familia. Mi padre, mi ama de llaves y tres amigas que llegaron como bendición en un momento de desesperación. Onely es el ser más puro y precioso de este mundo, es mi amiga y ya ha sufrido demasiado por culpa del imbécil de marido que tenía, de los padres... Solo le pido que me dé un valor para que la proteja.
—Con mi secretaria le enviaré mis tarifas. ¿Cuidar solo a su amiga?
—Si hace un buen trabajo. Negociaremos otras operaciones. —Estoy dentro.
—Su amiga se encuentra en otra ciudad. Así envié a un agente de seguridad, tardaré más de cinco horas. —Los ojos se le humedecieron.
—Lo pensé muy tarde. Por favor…
—Cuando me dé su número de teléfono, le pediré los datos de donde se encuentra su amiga. Y no tengo problema en firmar un acuerdo de confiabilidad para estar al tanto de la situación de la señora a cuidar. —Me levanté, le pasé una servilleta—. Su número de teléfono y correo electrónico, por favor. —Carajos, tendré que comprar otro celular.
» Señora Carvajal, no soy corrupto.
Por primera vez demostró un mínimo de gratificación. Pero fue un segundo. Luego volvió a su actitud. Escribió lo solicitado.
» Tomaré su requerimiento si logro contactar a alguien para que pueda brindarle protección en media hora. Espere mi llamada.
