Prólogo
Mi familia era una de las más respetadas y adineradas de México. Mi vida era perfecta hasta que mi padre nos anunció que estábamos en bancarrota. Según él, la única persona que podía ayudar a la familia era yo. En ese momento, no entendía lo que mi padre trataba de decirme.
Luego, la cruda realidad golpeó mi vida. Descubrí que me iba a casar. La triste noticia es que mis padres me vendieron al hijo de uno de sus mejores socios para mantener una vida de riquezas y lujos. Aquella mañana, mientras me tomaban las últimas pruebas de mi vestido de novia, mis lágrimas no dejaban de fluir. ¿En qué momento acepté esta locura?
—Sé que no entiendes este sacrificio —Mi madre se acerca—Verás que con el tiempo, el corazón se acostumbrará a esta nueva vida.
—No entiendes, esto es un error —Limpio mis lágrimas— ¡Solo tengo 17 años mamá! —Le grité, sin importarme la gente a nuestro alrededor—. No me hagan esto —Le supliqué.
—Lo siento —Besa mi mejilla—. Pero la decisión está tomada.
Así comenzó mi infierno.