Un encuentro inesperado
Una vez al mes intentamos quedar las amigas para ponernos al día. No siempre lo conseguimos, pero cuando lo logramos, es inolvidable.
Mañana no tengo que trabajar, así que pienso beber y bailar hasta que no pueda más. Mientras termino de arreglarme miro el reloj de mi mesita de noche. Las chicas están a punto de llegar. Antes de salir nos ponemos al día con una copa entre las manos.
Nos conocemos desde el colegio, siempre hemos estado muy unidas, aunque no podríamos ser más diferentes. Mely y yo somos las que más nos parecemos, las dos decidimos estudiar derecho, pero Leah por ejemplo trabaja en un bar por las noches, le encanta su trabajo y es la más desvergonzada de todas y la más divertida. Alma es la más tímida, trabaja en un hospital de enfermera, tiene un don para tratar a los demás, siempre sabe que decir o hacer para hacerte sentir mejor.
Suena el timbre justo cuando estoy terminando de ponerme el rímel. Al abrir están todas con una amplia sonrisa pintada en la cara, Leah levanta una botella de Ron y varias copas en la otra mano. Tengo la sensación de que la vamos a liar demasiado.
- Deja que entre, puta - Leah se cuela entre codazos disimulados.
-Esa boca - riñe Alma.
- ¡Que guapas estais! - Digo mirando sus conjuntos.
Una vez dentro, se acomodan en el sofá y llenan los vasos de Ron, así a palo, sin Coca-Cola y sin nada. Solo espero no encontrarme con mi jefe o con algún compañero.
- Venga ¿Quién empieza? - Pregunto.
Como nos vemos poco, hicimos una especie de acuerdo, una promesa. Tenemos que ponernos al día, contarnos lo que nos ha pasado en este mes y después, empezar la fiesta.
- Yo, empiezo yo - Leah se levanta del sofa - Sigo trabajando en el bar, tengo un nuevo folla amigo, que por cierto, está tremendo. Le he pedido a mi jefe que me suba el sueldo y me ha dicho que se lo pensará.
Nada nuevo. Ella siempre está con algún tío guapísimo, pero es que ella es preciosa, tiene el pelo negro como la noche y largo hasta la mitad de la espalda y unos enormes ojos marrones.
Mientras nos vamos poniendo al día, las que escuchamos vamos bebiendo, es otra regla no escrita, así cuando terminamos de contar las penas y las alegrías estamos borrachas como cubas.
- Vale, me toca - Es el turno de Alma - Me han nombrado jefa de las enfermeras - Levantamos los vasos y gritamos emocionadas - hay un chico que me gusta... Y nos hemos tomado un café, pero de momento no ha pasado nada más.
Todas vamos contando nuestras historias. Cuando es el momento de salir, estamos un poco bebidas. Bajamos a la calle y esperamos a que pase un taxi. Ninguna está dispuesta a conducir y no beber en la única noche que quedamos.
Llegamos a la discoteca de moda
" Crazy's" Está a las afueras, la fachada se parece a un castillo, con torreones falsos y todo. Una vez que entras lo primero que ves es la pista de baile en el centro. La barra para pedir ocupa todas las paredes. Dentro puedes respirar glamour y dinero y sin duda es una mala idea venir aquí.
- Voy a por algo de beber - Mely sale pitando hacia la barra junto con Alma.
Leah baila alrededor mía. Sabe moverse como si fuera una profesional, mueve las caderas de una forma natural y yo me limito a moverme disimuladamente a su lado.
No se hacen esperar los buitres, se acercan igual que las Leonas a las cebras, despacio, por la espalda, intentando no hacer ruido.
- Buitres a las seis - Avisa Leah.
Llegan las chicas con las copas y le lanzan una mirada envenenada al pobre muchacho que intentaba cerrar la noche con un polvo.
Las horas van pasando demasiado rápido. Es nuestro único día del mes y no me puedo creer que ya esté llegando a su final.
Una mano se posa sobre mi hombro, me giro para mandar a la mierda al tío que intenta ligar.
- Lo siento, no estoy int... - Me doy cuenta de que lo conozco. Es un cliente del bufete - ¿Alex?
Me regala una amplia sonrisa. Alex es dueño de una empresa mediana. Aunque no es de los más fuertes, es bastante interesante como poco a poco va mejorando su cotización.
- No sabía que supiera bailar señorita Blake.
- Eda, por favor - Pido ruborizándome.
Mis amigas están bastante locas, pero entienden que cuando es algo de trabajo tienen que comportarse, así que han dejado de bailar como locas y se han puesto a charlar tranquilamente mientras se mueven despacio.
- Eda, te invito a una copa y así charlamos.
Me giro hacia las chicas. No quiero dejarlas, pero no puedo hacerle un feo a uno de los clientes, podría llegar a oídos de mi jefe y adiós ascenso.
- Nosotras estamos bien - Leah siempre al rescate - tómate esa copa.
- Está bien - Me tiende el brazo como si fuera un auténtico caballero de brillante armadura.
Salimos de esta sala por una puerta que hay en uno de los laterales. Esta es más pequeña y acogedora, en lugar de pista de baile hay mesas repartidas elegantemente, el ambiente es íntimo, demasiado para estar aquí con un cliente.
En cuanto nos sentamos, una camarera con una reluciente sonrisa se acerca a nosotros.
- ¿Os tomo nota?
- Yo agua por favor.
Si estuviera con las chicas me habría pedido alguna bebida con alcohol, pero ya estoy lo suficiente borracha y no me gusta la idea de sentirme abotargada delante de personas que conozco poco.
- Olvida el agua - Levanta una mano como si acabara de escuchar una tontería muy grande - Dos whiskies, por favor.
No lo rebato porque no quiero dejarlo en evidencia delante de la camarera, que por la cara que ha puesto ya se ha sentido bastante violenta, pero como soy rebelde desde que nací, no pienso beber ni una gota del whisky que traiga.
- Bueno, cuéntame ¿Cómo te van las cosas? - Cambio el tono al profesional.
Venga Eda, una Copa y te despides educadamente.
- No puedo quejarme, gracias a vuestros contratos siempre salimos ganando.
Inclino ligeramente la cabeza agradeciendo el cumplido.
- Tal vez podríamos quedar otro día y cenar - deja caer mientras coloca un dedo sobre su labio.
Ahora me doy cuenta del tremendo error que acabo de cometer. En cuanto me ofreció tomar una copa tranquilamente debería haberlo rechazado de forma educada. Ahora tengo que declinar su oferta porque aunque es guapo, no es mi tipo. Mi prototipo de hombre tiene nombre y me lo he tirado dos veces ya.
No quiero decir que sea una mojigata de esas que conocen a un tío y se enamoran y le juran amor eterno, eso lo dejo para las telenovelas y las películas del sábado por la tarde.
- Señorita Blake, que grata coincidencia.
Esa voz me transporta a una noche de sexo. Parece cosa de embrujo, pienso en él y aparece. Despacio levanto la vista hasta ver lo altísimo que es y lo bien que le quedan los trajes, parece hecho a medida, se amolda a la perfección a sus brazos y piernas.
- Alaric - Saludo dejando escapar una sonrisilla.
Alex espera que lo presente o que le de alguna explicación sobre quien es ese hombre. Una idea loca se forma en mi cabeza, tal vez la mejor para tener que ahorrarme el rechazo que estaba a punto de darle.
- Perdona Alex, este es Alaric, mi novio.
Le pego un pisotón con el tacón antes de que pueda decir algo y me deje como una mentirosa. Abre la boca un par de veces y después vuelve a cerrarla.
-¿... Y porqué te llama señorita Blake? - pregunta poco convencido.
Alaric ríe siguiéndole el juego por fin.
- Una pequeña broma que tengo con mi cariñín - Acerca sus labios a mi mejilla y me deja un sonoro beso.
Que vergüenza estoy pasando. Le acaricio la mejilla y cuando Alex aparta la mirada le pego una bofetada.
- Bueno Alex, ha sido un placer verte - Me levanto y me coloco bien el vestido - gracias por la copa.
Le tiendo la mano a modo de despedida y me agarro al brazo de Alaric para alejarme lo antes posible de allí. Cuando creo que estoy lo suficiente lejos dejo escapar casi todo el aire de los pulmones
- Muchas gracias - Susurro - Acababa de invitarme a cenar y no sabía cómo decir que no.
Gira la cabeza para mirarlo.
- Muy fácil, repite conmigo : NO - Bromea - Que sepas que me debes una.
El aire fresco de la calle me golpea, agradezco sentir el frío, así puedo espabilarme y quitarme parte del alcohol que nubla mis sentidos. No hay nadie que pueda vernos, suelto su brazo y me alejo en busca de un taxi.
- Si, si, lo que tu quieras. Ya nos veremos.
Dejo de sentir la estabilidad de su agarre, y veo como voy haciendo eses al caminar. Lo mejor es que me quite los tacones si no quiero caerme y partirme la crisma.
- Eh ¿Puedo saber que estás haciendo? - Pregunta Alaric acercándose.
- Busco un taxi para irme a casa.
- Yo te llevo, tengo el coche cerca.
Sopeso la mejor opción. Aunque tampoco quiero que se sienta obligado, no quiero que crea que soy una de esas locas desesperadas por un novio. Ya he pasado por eso y sinceramente, de momento no quiero repetir.
- No te preocupes, sigue con la fiesta.
- Insisto - Me agarra por la cintura y me levanta como si fuera un saco de patatas y me coloca sobre su hombro.
No sabía que este hombre podía convertirse en hooligans, pero así es. Podría patalear y gritar, pero no soy de esas. Simplemente voy a esperar a llegar a su coche, en cuanto me deje en el suelo le daré una patada en la espinilla.
Me deja sobre el suelo y hago lo que he prometido, le pateo la espinilla. Pone cara de dolor, pero mantiene la compostura.
- Que madura...
- Dijo el hombre que se comporta como un cavernícola.
Coloco las manos sobre las caderas y lo encaro.
- Sube al coche - Sisea abriendo la puerta y apartándose para que entre.
- ¿Y si no quiero?
Cierra un segundo los ojos y resopla.
- Pienso llevarte a tu casa - Su voz ha bajado unos tonos, grave y sensual - voy a azotarte por no saber beber y después voy a follarte lo que queda de noche.
Me ha dejado sin palabras. Aprieto las piernas. Me ha excitado sus sucias palabras. Pensar que me coloca sobre su regazo mientras me azota me humedece al momento.
Trago saliva y despacio me coloco sobre el asiento del copiloto. Alaric se agacha a mi lado y me abrocha el cinturón de seguridad con una sonrisa pintada en su cara.
- Buena chica.
Rodea el coche y se sienta a mi lado. Mi corazón se acelera solo de pensar como va a terminar la noche. Este Adonis entre mis piernas es la mejor forma.