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Novia Olvidada Y Renacida

109.0K · Completado
Karli_Estrella
79
Capítulos
822
Leídos
9.0
Calificaciones

Sinopsis

Enfrentando la encrucijada entre lealtad y pasión, María, una joven comprometida, se ve envuelta en una noche de seducción intensa con un enigmático hombre enmascarado. Con su mundo hecho pedazos al descubrir la traición de su amor, María se sumerge en una épica búsqueda para descubrir la identidad de su misterioso amante. ¿Podrá encontrar al hombre que encendió su pasión y cambiar su destino para siempre? En El Misterio del Antifaz, secretos oscuros y emociones intensas la llevarán al límite del deseo y la intriga.

Multi-MillonarioMatimonio por ContratoUna noche de pasiónEmbarazadaCEOAmor-OdioArroganteChick-LitCelosoSegunda Chance

Entre Disparos y Secretos Oscuros

Turbulenta Huida

Preludio

En un mundo donde las sombras ocultan secretos y el peligro acecha en cada rincón, dos almas destinadas a cruzarse se encuentran en un torbellino de eventos impredecibles. María, una joven luchando por encontrar su lugar en un mundo que parece haberla olvidado, busca desesperadamente una conexión y un sentido de pertenencia. Su deseo de amor y aceptación la lleva a los rincones más oscuros de su corazón, donde se encuentra cara a cara con sus miedos más profundos y sus deseos ocultos.

Iku, un hombre enigmático con un pasado marcado por la tragedia y la intriga, emerge como el guardián involuntario de María en medio de circunstancias inesperadas. Aunque intenta mantenerse distante y proteger su propio mundo, se ve atrapado en la red de la vida de María, encontrándose a sí mismo desafiado por sentimientos que creía haber enterrado mucho tiempo atrás.

Cuando un peligroso giro del destino amenaza con separarlos, María y Iku se embarcan en un viaje de autodescubrimiento, enfrentando no solo a las amenazas externas que los acechan, sino también a los demonios internos que han estado evitando. A medida que luchan por sobrevivir y desentrañar los misterios que los rodean, descubren que sus destinos están más entrelazados de lo que jamás habrían imaginado.

—Lo siento, Iku, estoy borracha. No sé lo que hago, es más, es complicado entender. Esto no debería estar pasando. Acepté esa botella porque necesitaba relajarme, tanto estrés y dolor... Soy la única chica abandonada que nadie quiere. Casarme era mi ilusión, pero me han dejado. No entiendo por qué tú no me has abandonado como Julio. Pero le debo la vida, debo estar con él, aunque me lastime, me olvide, no me quiera. Dirás que soy masoquista. Pero te tengo aquí, ¿cierto? Así que no sé qué más hacer para llamar tu atención alguna vez. No me culpes por el alcohol, pero tú, Iku, te me haces guapo. Tienes algo que no tienen los demás hombres. Ya me hubieras soltado o rechazado, y mira, estoy entre tus piernas, y tú no has dicho nada. Hace mucho que no sabía qué se sentía estar en las piernas largas de un hombre. Busco la manera de buscarte, no lo sé. Hace tiempo que no me sentía segura en los brazos de alguien. Eres dinamita pura —dijo María, sintiéndose plena en ese momento, sin medir sus palabras, hablando bajo la influencia del alcohol que invadía su cuerpo.

—No mides tus palabras, ¿verdad, señorita María? —respondió Iku, sonriendo.

—¿Qué pasa si intento coserte el botón de la camisa? ¿Dejarías que sea yo quien lo haga? —preguntó María, feliz y con una sonrisa. Hacía mucho que Iku no la veía tan alegre, o quizás era el alcohol influyendo en ese momento.

María acomodó la corbata de Iku.

—Estás un poco traviesa, María —dijo Iku con voz elegante.

—No soy atrevida —respondió María.

—Eres más atrevida de lo que te puedas imaginar. Incluso sin alcohol, eres atrevida —dijo Iku, besando la mejilla de María sin permiso.

—En serio, no lo creo —dijo María, sonrojándose y desviando su mirada de los ojos de Iku.

Sus miradas salvajes atravesaban cada parte de sus cuerpos, pero para su desgracia, tuvieron que correr cuando escucharon disparos dentro del restaurante. Iku no dudó en tomar a María en sus brazos fuertes y protectores, junto con su cartera y el regalo que ella le había dado, y salir huyendo. María se perdió en la mirada de Iku; no entendía qué pasaba ni por qué Iku la llevaba en sus brazos. Todo era parte de una trampa o quizás ella simplemente no comprendía la situación.

María sentía que todo giraba a su alrededor. Luego sintió que Iku la subía a la camioneta. Estaba mareada y escuchó un último disparo. El corazón de María se estremeció antes de caer profundamente dormida.

El corazón de Iku casi saltaba de la aflicción. Sabía que tenía que poner a María a salvo, ya que las balas habían rozado una ventana. La pregunta era: ¿por qué les estaban disparando? De pronto, a Iku se le vino a la mente que quizá Julio ideaba uno de sus planes bromistas, pero esto era serio, ya que esas balas podrían haber matado a cualquiera.

Iku aceleró la camioneta, preparándose para ser seguido. Miró por el retrovisor y, efectivamente, cinco carros venían detrás. Iku sentía que se moría por dentro. Con María inconsciente, las cosas serían difíciles, pero tenía que manejar la situación.

Un carro pasó en el otro carril de la calle. La ventana de ese carro se abrió, e Iku, afligido y con el corazón en un hilo, aceleró más. Las cosas se complicaron cuando un hombre desconocido le gritó:

—Abre la ventana y danos a la chica. Tenemos un encargo para matar a María. Para la camioneta o te voy a disparar —gritó el desconocido.

Pero Iku no hizo caso y aceleró lo más que pudo. Por suerte, encontró una estación de policía, pero detener la camioneta sería peligroso, así que no tuvo más opción que llamar al número de emergencia de la policía mientras corría por su vida. Tenía tanto miedo que pensó que debía desviarse de inmediato, o todo acabaría mal.

—Usted se está comunicando con la oficial Mónica, ¿en qué puedo ayudarle? —dijo la policía.

En el momento en que Iku iba a responder, la señal de su celular comenzó a fallar, y ya no pudo decir nada. Su plan de ayuda había fallado.

Iku iba a 140 kilómetros por hora, a una velocidad rápida que por poco pensó que lo mataría todo por huir. Se desvió y vio por el retrovisor; nadie lo seguía. Aunque Iku sabía que la policía rastrearía su celular, ya que contaba con GPS de emergencia activado.

Iku, con el corazón latiendo desbocado, se adentró en un oscuro callejón mientras trataba de controlar su respiración. Se preguntaba quiénes eran esos hombres y por qué estaban persiguiendo a María. Tenía que mantenerla a salvo a toda costa. En ese momento, recordó un lugar seguro al que solía ir cuando era niño: una vieja mansión abandonada en las afueras de la ciudad. No estaba seguro si todavía existía, pero tenía que intentarlo.