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Capitulo 6.

“Vive por mí, sufre por mí, llora por mí, deséame a mí, muere por mí.”

Las veces en que pensó caer no las pensó así.

Su corazón latía de forma desenfrenada...

No creía que había podido hacer eso...

Cuando asumió que lo mató se quedó estupefacta y no tenía idea que hacer, tenía deseos de gritar, llorar y reír como una loca desenfrenada, pero sabía que si lo hacía se iba a juzgar a sí misma.

Habían muerto tres personas por su causa y una de ellas la mato ella misma.

Levantó el arma que había en sus manos y comenzó a dispararle al cuerpo de Evan Peters, así se llamaba el idiota.

Comenzó a disparar y los tiros no se acababan, siguió disparando de manera desenfrenada.

Paró de repente y dirigió toda la atención hacia Mikhail, le apuntó y se acercó hacia a él, no se lo negaría, siempre había tenido esa sed de venganza hacia las personas que le habían hecho sufrir en la vida, pero a pesar de que eso pasara nunca iba a satisfacer lo que sentía.

Acercó su cuerpo hacia él y colocó el arma en su frente, él se quedó parado, sin moverse, quieto... Él le regalaba una mirada y en sus labios se dibujaba una sonrisa de burla.

—Últimas palabras —Habló Lennox.

—Esa arma tiene pocas balas y ahora solamente te queda una, úsala bien, si piensas en matarme a mí, mejor piénsalo dos veces —Él levantó su mano y apartó el arma de su frente. —Si me matas vendré por ti, cielo.

Él caminó hacia la salida de la habitación y ella le dio una mirada al cuerpo de Evan, levantó su mano y le mostró el dedo de en medio al cadáver. Antes de que Mikhail, saliera apuntó hacia él y disparo. Él se quedó quieto en su lugar y no se movió.

¿Es a prueba de balas?

—No Lennox, no soy a prueba de balas. —Él comenzó a caminar hacia ella, se comenzó a quitar el saco, camisa y pantalones. Cuando se quitó la camisa vio que tenía un puto chaleco antibalas. —Debiste apuntar a la cabeza, fue un desperdicio.

En el momento en que termina de quitarse toda la ropa se quedó observando su cuerpo con una mirada lujuriosa, no sabía que le pasaba se sintió más deseosa de lo normal.

Él me está cambiando, él me está afectando.

Su cuerpo fue completamente obrado por los dioses, y aunque sabía que dijo lo mismo de Adam, él no es nada comparado con Mikhail. Es que era definitivo, ese Psicópata era el hombre más sexy que había visto.

De pronto sintió excitación y no sabía si era por ver su cuerpo desnudo.

Aprovéchate de mi mientras comienzo a amar a todos tus demonios, Mikhail.

Lo miró de pies a cabeza y él se dio cuenta de cómo lo hizo, elevó una de sus cejas y ella le mostró el dedo de en medio. Se quedó parada en el lugar el que estaba, volvió a mirarlo de arriba hacia abajo. Comenzó a tomar iniciativa y caminó hacía el de una manera la cual logró deducir era ¿sexy? ¿seductora?

Agarró las partes de arriba del chaleco y comenzó a hacerlo caminar hacia delante con ella frente a él, su mirada cambió a una de una persona completamente embobada.

—¿Qué estas haciendo?

Es hora de jugar.

Lo acostó sobre la cama y se subió a horcajadas sobre él, comenzó a moverse de manera seductora arriba de su miembro y sintió como el bulto creció, la fricción se hizo presente y ella gimió de la excitación que sintió de estar así.

Él puso sus manos en su cintura y paró sus movimientos, negó con la cabeza y simplemente le regaló una sonrisa pícara, bajó parte de su cara y espalda a su cuerpo haciendo que tenga una mejor vista de ellos, cuando notó que estaba extremadamente concentrado en ello, se levantó de un salto.

De inmediato se puso de rodillas entre sus piernas y comenzó a bajar su boxer y se quedó completamente en blanco. ¿Ahora qué hago?

Carraspeó y bajó su cabeza, escuchó como él gruño en respuesta y en el momento en que tomó su miembro entre sus manos, se sintió emocionada, era la primera vez que tendría un acto sexual, pero su perversión la haría ver cómo una experta.

Besó la punta de su miembro y se sintió en la gloria, lamió los lados de su miembro y cuando el menos lo esperas succiona, cuando lo hizo subió al principio de su miembro, se lo introdujo en la boca completamente, chupó, besó, y disfrutó.

Sus gruñidos hacían que su excitación subiera más de nivel, comenzó a hacerlo más rápido, sus uñas eran largas y las utilizó. Las puso en su abdomen, rasgó su piel y se sintió tan excitante, el gruñó más fuerte, y eso la hizo sentir toda una diosa.

Los hombres no gimen, ellos gruñen.

Cuando lo sintió temblar bajo sus manos, se detuvo y lo hizo de la manera más sencilla posible, miró hacia arriba y se sintió tan excitante verlo de esa manera, se vía débil, indefenso.

—¿Qué haces? ¿Por qué paras? —su voz salió sexy.

Usemos el karma Lennox, y al tener ese pensamiento habló: —Alístate salimos en 10 minutos. A pesar de que estaba secuestrada ella… ella ya no lo sintió así.

Y así se sintió una diosa, haciendo que le pague lo que le hizo en la ducha. Se paró de la cama de la forma más sensual que existe para ella, se levantó en el umbral de la puerta y le guiño un ojo.

—También sé jugar. —Y así se fue de la estancia.

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