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Capítulo 11

- ¡ Me estás matando con toda esta anticipación! – resopló en respuesta -

– Abre esa bolsa y listo. -

- Está bien, está bien. - respondió John B. Abrió la bolsa y sacó de ella una especie de urna, rápidamente la desenroscó y vació el contenido en su mano. Miramos ese objeto con una expresión de interrogación en nuestra cara, no entendía exactamente qué era, y tampoco todos los demás inicialmente.

- Oh, vaya, por supuesto. Buen trabajo chicos Encontramos una brújula. - Comentó sarcásticamente el Papa.

John B continuó examinándolo en sus manos mientras Kie y JJ comenzaban a resoplar exasperados. Nos habíamos jugado la vida por una brújula, por una brújula estúpida.

- Quizá valga más de lo que pensamos... - Traté de mirar el lado positivo - Kate no vale nada. - respondió un exasperado JJ.

Hubo un silencio ensordecedor por unos momentos, John B no dijo una palabra y los cuatro solo esperábamos que dijera algo, después de todo fue su idea, solo lo estábamos ayudando.

Luego sonrió levemente y mirando fijamente la brújula dijo incrédulo: - Era de mi padre. -

Desde ese momento supe que estábamos a punto de entrar en algo grande, un negocio tan complicado que los niños de dieciséis años como nosotros nunca habríamos esperado emprender, incluso a los Pogues como ellos.

Pero lo mejor estaba aún por llegar...

La definición de amistad es muy clara: es una relación entre dos personas basada en el respeto, la sinceridad y la confianza.

De hecho, un amigo es aquel que no te envidia, no te juzga, te acepta por lo que eres y está cerca de ti cuando más lo necesitas y menos tienes que ofrecerle. Él es quien te consuela, te aconseja, te ayuda sin pedir nada a cambio.

Nunca he tenido muchas amistades cercanas en mi vida, excepto Sarah Cameron; éramos mejores amigos desde el jardín de infantes, me encantaba nuestra relación, nada había salido mal entre nosotros, incluso cuando ella y Kie dejaron de hablar.

Sabía que a ella nunca le había importado el hecho de que Kiara y yo siguiéramos saliendo, pero nunca se había quejado y yo siempre había evitado hablar de eso.

Me desperté temprano esa mañana, me preparé para el día y me dirigí a la mansión Tannyhill de los Cameron . Mi casa estaba a solo unos metros de la casa de Sarah, pero a pesar de eso, siempre había usado mi bicicleta para llegar allí.

Al llegar allí, encontré a Ward y sus trabajadores ocupados limpiando el jardín que compartían con sus vecinos del desastre que había causado el huracán Agatha .

- Katie, buenos días - sonrió el hombre de los ojos azules y la espesa barba

- Buenos días Sr. Cameron - Yo también le devolví la sonrisa.

- ¿ Cómo están los tuyos? ¿Agatha causó algún daño a la casa? preguntó , ajustando sus gafas protectoras contra astillas.

- Sólo algunas pérdidas afortunadamente, pero nada grave. - respondí manteniendo mi bicicleta en equilibrio - ¿Sabes dónde puedo encontrar a Sarah? - pregunté finalmente.

- Creo que está en su habitación, o por el jardín buscando algún ratoncito que le ayude - me contestó y yo le agradecí riendo.

Ya no era mi hábito visitar la finca de Cameron desde hace unas semanas, para entendernos mejor ya que había terminado con Rafe, cuanto menos tiempo pasaba en la casa de Sarah, menos posibilidades había de verlo.

Me despedí de Wheezie y Rose, que estaban desayunando en el porche, y me reuní con Sarah al otro lado del jardín.

La encontré subiendo a una escalera apoyada en el tronco de un árbol, tenía un nido de pájaro en la mano y lo estaba trasladando a la otra rama.

Dejo la bicicleta en el suelo y me coloco a unos pasos de las raíces del árbol - ¿Necesitas ayuda? - pregunté casi asustándola - ¡Katie! - De un solo salto logró bajarse de la escalera, se giró y me miró bastante cabreada. - ¡¿Qué diablos te pasó?! -

- Hola a ti también - respondí sonriendo

- Hace dos días que desapareciste - dijo ella - Teóricamente ha pasado un día y cuatro horas - especifiqué y ella me miró sombríamente.

- ¿ Por qué no contestaste mis llamadas? preguntó y yo la miré confundido.

- La isla está en apagón total, no llegan llamadas - Saqué mi celular de mi bolsillo.

- Tenemos generadores de emergencia Kate...- me recordó obviedad - Espera. No estabas en la Figura Ocho... - fue más una confirmación que una intuición.

picotear _

- Claro, estaba en mi casa... - Traté de ser lo más convincente posible pero ella me miró de arriba abajo y cruzó los brazos debajo de sus senos.

- Estás mintiendo. - afirmó

- No, en cambio - respondí

- Sí, estás mintiendo, empiezas a trenzar tu cabello cuando estás bajo presión - señaló mis manos que estaban trenzando un mechón de mi cabello, ni siquiera me había dado cuenta.

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