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Capítulo 5: El dinero que te debo

Aitor ya se estaba marchando, pero al escuchar la voz de Valeria, detuvo la silla de ruedas. Giró levemente la cabeza y la vio corriendo hacia él.

—Estos son los quinientos euros que te debo —Valeria se paró frente a Aitor y le entregó un sobre amarillo.

El matrimonio fue tan repentino que Valeria casi se olvidó de que había venido para devolverle el dinero.

Al mirar el sobre y la cara seria de Valeria, Aitor se quedó un poco estupefacto y se rio.

Valeria se sorprendió.

Se habían visto dos veces y fue la primera vez que vio a Aitor sonreír.

Aitor era muy guapo, con rasgos faciales muy marcados y una expresión siempre indiferente. Pero en ese momento, su cara se suavizó y Valeria se quedó embobada.

—¿Te acuerdas de esto? —preguntó Aitor, tenía un tono más avivado—. No te hace falta.

—Tengo que devolver lo que debo —insistió Valeria y acercó más el sobre.

Aitor no la cogió pero la miró fijamente.

Valeria estaba un poco sonrojada por la mirada. Unas gotas de sudor se deslizaban por sus mejillas tiernas y delicadas mientras su flequillo estaba un poco desordenado por el sudor.

De repente, Aitor sintió el impulso de peinarle.

Pero fue solo por un momento y rápidamente volvió a su cara de póquer.

—Somos un matrimonio, no hace falta ser tan distante —Aitor no le dio a Valeria la oportunidad de hablar, y se marchó.

—Espera... —Valeria quería detener a Aitor, pero él se fue sin mirar hacia atrás.

Valeria recogió el sobre un poco molesta. Después de ver irse a Aitor, se dirigió a la parada de autobús.

No notó pasar un coche negro por ella mientras esperaba aburrida en la parada

Cuando el coche pasó, el asistente Jacobo Ruiz no pudo evitar mirar a Valeria.

—Señor Aitor —no pudo aguantarse—, no llevamos a la señorita Valeria... ¿Señora?

—No —Aitor no miró por la ventana sino que se quedó tecleando en el portátil en su regazo.

—Señor Aitor, ¿puedo hacerle una pregunta? —Jacobo no pudo evitar volver a hablar tras dudar un rato.

Aitor levantó la cabeza y dijo, —Quieres preguntar, ¿por qué la elegí a ella?

—Sí —parecía que Jacobo se lo había aguantado durante mucho tiempo—, esta mujer es demasiado común, y la he investigado, su pasado...

Jacobo no lo entendía, ¿qué tenía de especial esta mujer para llamar la atención de Aitor?

Cualquiera de las chicas con las que había quedado el señor Aitor, supera por mucho a Valeria fuera en apariencia, linaje o en modales.

Aitor no respondió de inmediato, sino que volvió la cabeza y miró a Valeria.

Vio que estaba al teléfono, parecía haber escuchado algo que la hizo muy feliz y mostró una gran sonrisa.

Aitor también sonrió.

—Porque… —Después de una larga pausa, Aitor dijo. —No me gustan las mujeres problemáticas, especialmente las que quieren sacar algo de mí.

Jacobo se quedó estupefacto.

—Y ella no cumple ninguno de los dos criterios.

En ese momento, el coche pasó por la parada de autobús y dejó a Valeria atrás.

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