Librería
Español

Mi padre y mi abuelo duermen conmigo

11.0K · Completado
La plume passionnée
17
Capítulos
58.0K
Leídos
8.0
Calificaciones

Sinopsis

Todo el mundo tiene una historia, yo tengo una historia, tú tienes una historia, pero nuestras historias nunca serán las mismas por mucho que vivamos. Esta es una historia que viví desde mi infancia hasta que fui adolescente. Mi padre y mi abuelo se pasaron toda la vida comiéndome el coño. No te preocupes, te lo contaré todo.

SEXOSeductorNewadultProhibidoSecretosChica Buena18+

Capítulo: 01

Todo el mundo tiene una historia, yo tengo una historia, tú tienes una historia, pero nuestras historias nunca serán las mismas por mucho que vivamos. Esta es una historia que viví desde mi infancia hasta que fui adolescente. Mi padre y mi abuelo se pasaron toda la vida comiéndome el coño. No te preocupes, te lo contaré todo.

Me llamo Emily, soy una chica muy simpática, amable, seductora y comprensiva. Soy la única hija de mis padres. Mucha gente dice que me parezco a mi madre, sobre todo en mi comportamiento. Mi padre es un hombre que trabaja como director general en una empresa petrolera. En cuanto a mi madre, no se queda mucho en casa, vende en el mercado internacional de la ciudad.

Yo acababa de cumplir cinco años, una edad en la que no sabía nada, una edad en la que aún era inmaduro. Aquella tarde, mi madre no estaba en casa, yo estaba solo con mi padre, los dos estábamos viendo la televisión cuando mi padre empezó a observarme. Yo no sabía nada, pensaba que mi padre estaba jugando conmigo. Se acercó a mí y empezó a tocarme.

Cada vez que me tocaba, sonreía porque pensaba que mi padre me estaba tomando el pelo. ¿Quién soy yo para pensar a esa edad que mi padre se aprovechaba de mi inocencia para tocarme? No tenía ni idea.

La escena se repetía cada vez que mi madre no estaba en casa. Un día estaba en mi habitación leyendo un libro porque estaba en primero de primaria cuando mi padre entró en mi cuarto.

¡Acuéstate, Emile! exclamó.

Estúpido como era, hice lo que me pidió sin preguntar por qué, se acercó a mí y empezó de nuevo con las mismas escenas, esta vez sentí su mano en mi estómago, empecé a gritar, le dije que me dolía pero me contestó.

No te preocupes Emily, estoy eliminando los residuos.

Le dejé hacer lo que hiciera. Pasaron los días y mi padre me metía el dedo cuando estábamos solos. Me lo hacía hasta que me acostumbré a esta forma de vida. A veces iba a la habitación de mi padre cuando mi madre no estaba en casa y él me metía el dedo.

Unos años más tarde....

Acababa de cumplir 13 años, tenía que hacer el CEP ese año, mis padres no estaban en casa, estaba solo. Estaba tumbado en el sofá, con las dos piernas abiertas, repasando mi curso cuando, de repente, alguien llamó a la puerta. Dejé mi libro sobre la mesa y fui a abrir. Era mi padre.

Le saludé y me contestó. Fui a sentarme en el sofá mientras empezaba de nuevo mi repaso, mi padre se paró y empezó a mirarme. No sabía por qué me miraba.

Sígueme Emily.

Puse mi libro sobre la mesa y le seguí. Cuando llegué a la habitación me pidió que me desnudara, no entendía por qué me pedía que hiciera tal cosa.

Papá, ¿por qué tengo que desnudarme? le pregunté a mi padre.

Quítate la ropa he dicho, gritó.

La cara de mi padre cambió de repente. Nunca le había visto así, así que para no agravar su enfado, hice lo que me pedía. Me dijo que me tumbara en la cama y lo hice sin rechistar. Mi padre se desnudó, no lo sabía pero tenía algo en la pierna, no conocía muy bien esta cosa, ¿se llama pene? Mientras tanto, yo no sabía nada.

Se acercó más a mí y empezó a tocarme como la última vez cuando todavía era pequeña. Sentía sensaciones, seguía siendo una niña inocente. Se tomó su tiempo tocando todo mi cuerpo. Como por arte de magia, sentí su mano en mi parte íntima. Intenté apartar su mano pero me dijo que no tuviera miedo y que no me haría daño.

Confié en él, seguía siendo mi padre. Se pasó todo el día metiéndome los dedos con sus dos largas manos, al final del acto me dijo que no le dijera nada a mi madre o me pegaría demasiado. Me dijo que me vistiera y me fuera, que ya había terminado por hoy.

Me vestí y seguí con la revisión.

Muy tarde por la noche, cuando mi madre aún no había regresado, estaba tumbada en mi habitación cuando mi padre entró en ella. Se acercó a mí y empezó a burlarse de mí como de costumbre.

.

Continuación