Sinopsis
Un día estoy tranquila, pero de un momento a otro estaba casada con un empresario millonario, me he casado por conveniencia, pero mi esposo es grotesco, dominante y de mal genio.
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Allí esos dos individuos se conocieron en su boda, era cualquier cosa menos una boda de congregación pero común. No estaba de acuerdo con casarse con ese hombre que sin recapacitar le haría la vida inimaginable. Lo que es más, él entonces otra vez, fue
obsesionado con la posibilidad de que este matrimonio terminara sin haber comenzado...
—Reconozco dice el hombre revisando a su —significativa— y firma el papel que tendrán juntos por mucho tiempo. El hecho de que este matrimonio no se haya hecho lo hace más que comprensible.
lo necesito.
—¿Y usted, señorita Lauren?— dice aquel hombre de las cañas infames.
—Reconozco dice Rose y firma el papel que firma Cairo para que puedan estar juntos
— Podría besar a su media naranja Sr. Milky— dice el hombre de cabello plateado y Cairo mira a su pareja y la besa, mientras Rose entra en estado de shock, sale de su aturdimiento para seguir el camino de ese beso. ..Aquí empezaría el auténtico tormento!.
Los dos se aislaron e investigaron los ojos del otro. Ella contemplando cómo serían esos años con Cairo y luego otra vez él calculando cuándo terminaría esto.
Gato Narra (Rose);
Nos habíamos presentado en el chateau de Cairo, no hemos hablado después de ese beso, ya que era para reconocer, engancharnos y marcharnos, es simplemente un contacto.
Todo esto empezó cuando mis padres, el Sr. y la Sra. Lauren, fracasaron. Había muchas opciones, pero mis padres llegaron a la conclusión de que debería casarme con uno de los mejores y más conocidos especialistas financieros del mundo, el Sr. y la Sra. Milky. Realmente me había abrumado esto, pensar que un día encontraré el amor y al siguiente me casaré con una persona que acabas de conocer un mes antes. El acuerdo
Dijo que nos casamos hace un par de meses y, para ser sincero, detesto engañar a la gente.
No sé como mirar a mis amigos y familiares a la cara y hacerles saber que estoy enganchado y ocultarlo.
Dejó de pensar tanto y se dirigió a la gigantesca cocina donde había una señora de unos años y ella era la sirvienta.
—¿Eres la mujer de la casa verdad?— concordé modesto, soy tímido. Soy Maggie, la limpiadora de aquí, ¿quieres comer algo?—
—Puedes conversar conmigo con certeza, después de todo tendremos años para realizarnos—dice ella.
¿Conoces la realidad?— Pregunté sorprendida.
—Efectivamente, yo y mi media naranja dice y me da un bocadillo y pregunta — ¿Algo más? — dice benevolente
—No—di—gracias— le digo sonriéndole.
—¡El placer es todo mío, señora! A fin de cuentas, es mi trabajo.— Dio un paso atrás y le di un gran mordisco a mi sándwich.
Tomo mi celular y comencé a leer organizaciones interpersonales, siento que alguien entra a la cocina pero no le doy importancia y sigo adelante con mi
propio pero....unas manos sobre mi abdomen me sacan de consideraciones, haciéndome pivotar y mirar cual es su identidad...Cairo.
— ¿Qué está sucediendo?— Saco las manos de Cairo de mi estómago, por una explicación peculiar ahora estoy furiosa.
Dios mío, sé que mi resentimiento se debe a que acepté casarme con una monstruosidad. Dejo de preguntarme por qué estoy angustiada con él ya que me saca de las contemplaciones.
—Me llamaron mis amigos, mañana habra una funcion, ya que uno de nuestra organizacion cumple hace mucho tiempo que se construyo dice y no lo entiendo, como tendria que manejarlo?
— ¿Y?— digo y él tipifica una ceja.
— ¿Como qué —Y—? Eres mi media naranja y tienes que ir a él dice y me ha reprendido.
—Está bien, iré al centro comercial, necesito comprar un traje para hacer ejercicio de manera positiva— digo y me dirijo a la entrada, pero él me jala por el abdomen y me da la vuelta, en su mano izquierda estaba su Visa.
—Toma—, dice, dándomelo, y ahora, ¿qué le pasa? —Es excesivo, yo tengo el mío—, le digo y él me mira con sinceridad. — ¡Nunca más lo has hecho!— ¿Qué? tal vez esto es una broma.
— ¿Qué?— Respondo con una desesperación específica.
—Cuando seas mi media naranja, deja todo lo que te dieron tus padres, recuerda que ahora tienes un lugar conmigo y recuerda que utilizarás mi tarjeta—dice el verdadero, ¿tienes un lugar con él? a él le gustaría que yo fuera su efectivo.
—¡No tengo sitio con nadie! Acabo de marcar un acuerdo, no me vendieron—dije y tome su tarjeta en vista de que si no sigo con algo muy similar y estoy
no en el temperamento. Le lanzo una mirada amenazadora y me voy. ***
Iba de una tienda a otra, la gente me miraba... bueno, según el acuerdo —Me casé con Cairo hace cinco meses— el hombre es famoso, ¿qué se puede hacer realmente?
Gian, el... protector que me nombró Cairo, al fin y al cabo, el bobo se encargó de decirme que tengo un lugar con él, alguna falsedad, Gian pone
con mis cosas, algo que se ofreció él mismo desde que le hice saber que era excesivo
—Como te gustaría pensar, ¿qué hay de este? — Digo saliendo con este traje :
Gian mira por un par de momentos y me dice;
—Con todo respeto, se ve encantadora señora—oh no eso me hizo sentir viejo.
—Ciertamente, este me lo quedo—, digo y vuelvo al vestidor y me cambio.
Llevo el vestido al contenedor y la que estaba allí me mira con un brillo en sus expresiones.
—Necesito tomar esto—digo y la joven sin apartar los ojos de mi gesto. — ¿Tarjeta o dinero?— dice y saco la tarjeta de Cairo.
Cómo desprecio engañar a la gente, porque la joven solo me mira por el anillo que me regaló Cairo para —matrimonio— que salió en todas las revistas.
—Muy agradecido contigo por tu compra dice ella — ¡Día decente!— dice ella. — ¡Justo el equivalente!— digo y salgo con Gian del centro comercial.
Ahora que lo pienso... le devolveré el dinero a Cairo, prefiero no deberle más.
Saco mi teléfono y a través de una aplicación le paso el dinero a su tarjeta. — Ya llegamos— informa Gian y abre el pasaje secundario para que me vaya.
—Puedo— digo sacando el paquete del vestido y algo que compre con mi efectivo.
Caminé hasta la gran entrada de la casa y Carlos, un portero, me abrió la entrada.
—Muy agradecido— digo y entro a la casa.
Entré y vi a los trabajadores corriendo de un lado a otro y yo aquí en el centro.
¿Ya estás aquí?— grita una voz... y es Cairo.
—¿Qué está fuera de lugar?— Digo observándolo y tirando los paquetes al suelo.
Se vuelve y me mira con indignación, se acerca a mí y coloca sus manos en las mías.
— ¿Dónde has estado?— murmura con el fin de que nadie más que yo pueda escuchar.
—En el centro comercial—, le digo claramente y me mira con una cara genuina.
¡Hablaré más arriba!— dice y yo hago un gesto, no puedo ir contra él.
mis cosas y subí las mil y una escaleras_ok no_ .
Subí a mi espacio para arreglar las cosas, pero Cairo entró furioso.
Sin saber qué pasa, giro y organizo el traje en el armario y diferentes cosas que se recuerdan para mis sorteos.
—Toma—, le digo, entregándole la tarjeta de crédito, pero él no la reconoce. — Quédatelo, es ilimitado dice el
—Es excesivo, yo a partir de ahora tengo...— me estorba.