CAPITULO 3
La policía había hecho sus averiguaciones y por el número de la placa, supieron quien había sido el agresor, y cuando fueron a su domicilio para intentar hablar con Brett, los padres intervinieron intentando proteger a su vástago, por lo que mintieron.
-Señor Detective, no creerá usted que mi hijo es el responsable de esa bajeza, verdad? – pregunto la Señora Mc Allwn
-vera detective, no sé qué paso, pero el auto de mi hijo Brett, fue robado, es probable que el responsable del robo, sea también el responsable de lo sucedido a esa muchacha.- intervino el Congresista Charles Mc Allwn
-tiene el reporte, sobre la denuncia del robo del auto, congresista Mc Allwn? – pregunto el detective a cargo de la investigación.
-no hemos tenido tiempo para reportarlo, ya que somos personas muy ocupadas, usted sabe perfectamente que como congresista viajo mucho; Además mi hijo Brett ya tiene más de una semana fuera de la ciudad, por lo que él no es el agresor que busca. – volvió a decir el congresista Mc Allwn.
-y en donde se encuentra su hijo Brett, congresista, si nos lo puede decir? – pregunto el detective.
- mi hijo está fuera del país, fue a las playas de México, y volverá a Sacramento en una o dos semanas más.- respondió cortante el congresista Mc Allwn.
Los detectives se despidieron de los Señores Mc Allwn y se marcharon, ellos tenían sus dudas sobre lo declarado por ellos, pero dada la importancia del congresista y al no tener más evidencias, no podían poner en duda sus palabras, por lo que debían seguir investigando
Tras la retirada de los detectives, Brett entro en el despacho de su padre y molesto dijo:
-Es cierto, soy un maldito canalla, la chica era virgen, creí que solo se resistía para hacerse la interesante y llamar más mi atención, yo pensé que me conocía y que quería sacarme dinero, pero después de lo que hice me quede dormido, ella desapareció y a pesar de la investigación, no hay denuncia por parte de ella. Sabes papa, tú y mamá tienen la culpa de que yo sea así; jamás me negaron nada, todo lo que pedía me lo dieron, ahora soy un maldito violador, y que haces? Mientes y me proteges, pero se bien que no lo haces por mí, sino por tu carrera política y la del tío George. –grito Brett con frustración.
-no nos vengas a culpar ahora a nosotros de las tonterías que has hecho; ya deberías haber aprendido a diferenciar a las mujerzuelas, de las chicas decentes, pero en fin ya está hecho, ahora hay que evitar el escandalo a toda costa.- Le dijo su padre, confirmando que lo que le importaba era su carrera política y no su hijo.
-Voy a buscarla y a pedirle que se case conmigo. – dijo Brett con resolución
-Tu no vas a hacer nada de eso, ¿que no te das cuenta, que entonces confirmaras que fuiste tú su agresor, además que diría la gente tras el escándalo? No, claro que no te acercaras a esa muchachita. – grito el congresista Mc Allwn molesto.
-pero que no te das cuenta, soy el culpable, yo fui quien la agredió. – le respondió Brett arrepentido.
-y desde luego, tú ahora quieres reparar la falta, No? – pregunto su padre con sarcasmo.
-no es una falta, que no lo comprendes? Lo que hice fue una villanía, ella era virgen, una buena chica. – grito desesperado Brett.
-mira hijo, déjame tratar de arreglar esto, enviare a uno de los abogados, y estoy seguro de que con dinero podremos solucionar este penoso asunto, lo comprendes, verdad? Es por el bien de todos. – le dijo su padre tratando de tranquilizarlo, mientras ponía una mano en su hombro.
Sin decir ni una palabra más, Brett salió del despacho de su padre, dejando solos a sus padres y con tristeza se dio cuenta de que nunca lo comprenderían, pues desde aquella noche, no había podido dormir y cuando lo hacía, solo veía unos bellos ojos color violeta, fijos en él, primero estaban llenos de vida, alegría y felicidad, para irse transformando en ojos llenos de asombro, temor, miedo y dolor y al final, nada, se veían apagados, sin luz, totalmente vacíos, se veían sin vida.
El sentía que con su acto, había matado algo hermoso, algo que jamás regresaría, pero también sentía que algo bello creció dentro de él, ahora sabía por qué se interesó en Sonia, no nada más porque fuera bella, si no el que fuera inocente, buena y amable, y él había robado parte de ella. Y cada vez que soñaba con sus ojos, se despertaba sudando, con el corazón latiendo con más fuerza y más al recordar sus senos firmes y su suave piel; y con frecuencia percibía el aroma a flores que emanaba de su piel, lo que hacía correr su sangre más aprisa y que sus cienes le latieran.
Cuando Sonia salió del hospital con sus padres, ya no volvió a trabajar; el dueño de la tienda le dio una fuerte indemnización, pues se sentía responsable, dado el turno laboral que la chica tenia, por lo que le dijo.
-Sonia, sabes que cuando quieras, puedes volver, aquí todos te queremos y somos tus amigos.
-gracias Señor Wesley se lo agradezco mucho.
Sonia siguió estudiando cómo podía, pues le hacía falta el dinero que ganaba en la tienda; una tarde, al regresar de la universidad, le sorprendió encontrarse a un hombre, vestido con lo que se dio cuenta era un traje caro, sentado en la pequeña sala de su humilde casa, que aunque muy pobre, se veía limpia y frente a este hombre estaban sus padres abrazados, quienes lloraban.
-que pasa papá? – pregunto Sonia entrando en la sala.
-este señor, es el abogado del congresista Mc Allwn y desea hablar contigo, yo ya di mi opinión, pero como le he dicho a él; esto solo tú lo puedes decidir. – le respondió su padre muy serio, pero triste.
Por lo que Sonia, dejando sus cosas en uno de los sillones y quedándose de pie frente a la ventana de la sala, desde donde veía el minúsculo jardín frontal, que tanto cuidaba su madre, finalmente dijo:
-dígame señor, que se le ofrece? – su mirada era dura y fría, sabía que lo que este hombre dijera a sus padres, los había asustado y lastimado y ella no permitiría que la intimidara.
-sabe Usted quien fue su agresor? – pregunto el abogado fríamente.
-la verdad es que no lo sabía, hasta este momento, ahora ya se quien fue mi agresor. – le respondió ella con la misma frialdad con la que le había hablado.
-bueno, eso está mucho mejor.- dijo el abogado sonriendo, pues creía que podría cumplir con la petición de su cliente con poco esfuerzo.
-Mejor? Para quien señor abogado? .- Sonia levanto un poco la voz, pues la molesto mucho la sonrisa socarrona del abogado.
-para lo que tengo que decirle. – respondió el abogado, un poco más serio, sabía que había anticipado su triunfo antes de tiempo.
-no, creo que yo no tengo nada más que un Mc Allwn pueda querer, ya lo tomaron todo. – dijo ella con dureza, mirando fríamente al abogado.
-yo vengo a proponerle algo muy sencillo; el joven Brett, jamás la vio, ni hablo con usted y a cambio usted recibirá una cantidad considerable, por el inconveniente sufrido. – las palabras del abogado, molestaron sobremanera mente a Sonia que contesto con dureza y frialdad.
-Con el respeto que usted se merece Sr. Williams, el cual por cierto es muy poco; No fue un inconveniente señor abogado, fue una violación, recuérdelo bien y si viene usted con un cheque para comprar mi silencio, le ordeno que se marche y no vuelva, no tiene por qué venir a mi casa a insultarme, ofreciéndome dinero, para tapar una más de las canalladas de ese estúpido señoritingo mimado.
-pero es que usted no comprende? Podría quedar embarazada? – dijo el abogado algo nervioso, ya que estaba fracasando en su cometido.
-esa es una posibilidad, pero como si o como no, no deseo comprometer mi vida con una familia que aunque tenga mucho dinero e influencias no tienen moral y valen menos, que estos dos viejos que tiene ante usted, que con todo y su pobreza, valen oro y no cambiaría mi dignidad de mujer honesta por ninguna cantidad de dinero y si por casualidad llegara yo a tener un hijo, seria mío, lo comprende? Mío solamente, y escuche esto con atención; dígale a esa gente que no se acerque a mi o a uno de los míos, porque entonces con todo y su dinero e influencias, no podrán evitar el escándalo y recuérdele al congresista, que hay testigos de todo lo acontecido, ahora márchese y no olvide mis palabras, pues de esto me asesore con un muy buen abogado. – dijo Sonia con dureza y dando media vuelta se marchó de la salita, dejando al abogado sin nada más que decir.
Sus padres al escuchar a Sonia, sonrieron por la decisión que había tomado su hija, pues aunque usara palabras más duras, había dicho lo mismo que ellos.
Esa tarde el abogado fue a informar a los tres Mc Allwn del resultado de su visita.
-pues esas fueron sus palabras. – decía el abogado tras repetir palabra por palabra lo dicho por Sonia, los tres Mc Allwn, asombrados no daban crédito a lo que escuchaban
-pero eso es una humillación, como se atreve a decir que ellos valen más que nosotros? – fueron las palabras del congresista ante las palabras del abogado.
-porque ellos, por si no te has dado cuenta, si han sabido educar a su hija, dentro del orgullo y la honradez, no como ustedes papá que solo supieron mimarme para no sentirse culpables por abandonarme con niñeras y tutores; ya vez que no todo tiene precio, como siempre me has dicho. – dijo Brett con una sonrisa, le gusto que ella no se vendiera ante el dinero de su padre. El congresista y su esposa salieron del despacho ofendidos por las palabras de Brett.
-quiero que por favor me tengas al tanto de ella, quiero saberlo todo, antes y después de conocerla, me voy de aquí, voy a estudiar pero te informare de mi dirección y esperare un reporte mensual de ella. – ordeno Brett al abogado
-por cuanto tiempo deberé hacerlo? – pregunto el abogado seriamente, pensando en lo que tenía que hacer para cumplir sus órdenes.
-por el que sea necesario, yo te diré cuando debes parar de enviarlos, y recuerda que no se te pase nada, escuchaste? – respondió Brett, mientras hacía planes para el futuro cercano.
Unos días después al levantarse Sonia sintió nauseas, por lo que corrió al baño, sospechaba ya que estaba embarazada, por lo que fue a comprarse una prueba cacera, y confirmo sus sospechas, efectivamente estaba embarazada; pero aunque el padre de esa criatura fuera un malnacido, ella querría a su hijo, pues él no tenía la culpa de lo hecho por su padre.
Ahora tenía que trabajar, por lo que uniendo la acción a la palabra, fue a ver al dueño de la tienda para pedirle trabajo.
-Señor Wesley, sé que es mucho pedir y más estando yo embarazada, pero es por eso que necesito el trabajo. – le pidió Sonia.
-no te preocupes querida Sonia, ya te había dicho que cuando quisieras regresar al trabajo solo debías decirlo. – le respondió el Señor Wesley sonriendo, pues la estimaba.
El horario de trabajo que el señor Wesley le diera a Sonia fue mucho más flexible, pues trabajaría desde las dos de la tarde hasta las nueve de la noche, ya con el trabajo asegurado Sonia regreso a su casa un poco más tranquila y contenta se dispuso a decirles a sus padres sobre su embarazo, y aunque con un poco de tristeza, sus padres aceptaron a la futura criatura, pues era un ser inocente.
Paso el tiempo, los días se hicieron semanas y las semanas se hicieron meses y cada mes Brett recibía un reporte del Abogado sobre Sonia, y así seguía paso a paso su embarazo, estaba orgulloso de su hijo, aunque no pudiera acercarse a él, algún día se acercaría, pero no por su hijo nada más, sino por ella, porque cuando Sonia no acepto el dinero de sus padres se llenó de orgullo, y el amor que ya sentía por ella creció aún más.
-tengo que buscar la forma de ayudarla sin que se dé cuenta. – se dijo Brett para sí mismo, pero no encontraba la forma de hacerle llegar si ayuda, él vivía ahora en un pequeño departamento que pagaba con el fruto de su trabajo.
Su tío George Harrison al conocer por el propio Brett lo ocurrido y lo que pensaba hacer, reacciono como era de esperarse, primero lo llamo villano sinvergüenza, y después aplaudió la forma en que se estaba regenerando.
-esa chica, no sabe el bien que te ha hecho. – le dijo una mañana su tío.
-pero con nada poder pagar el daño que yo le hice, tío. – fueron las palabras de arrepentimiento de Brett.
Cada vez que podía Brett, visitaba a su tío George para platicar con él de Sonia, pues era la única persona que lo entendía.
-mira esta foto que le tomaron tío, no se ve hermosa en su embarazo? – le dijo Brett, mostrándoles una fotografía que le fue enviada junto con el reporte; su tío tomando la fotografía para verla comprendió por qué su sobrino había perdido la cabeza.
-sabes, ya cursa el tercer año de medicina, ella sola se ha costeado sus estudios, pronto nacerá él bebe, será para cuando termine su año de universidad. – dijo Brett emocionado al ver la fotografía de Sonia.
-bueno tu revalidaste tus estudios y el año entrante terminas tu carrera, que vas a hacer? – le pregunto su tío
-no lo sé tío, pero ella tiene que ser para mí, tal vez algún día me perdone, cuando termine mi carrera la buscaré, pero necesito de tú ayuda, para que ni a ella ni al bebe les falte nada. – le dijo Brett con los ojos brillantes de emoción.
- que tienes en mente? – le pregunto su tío intrigado
-quiero que la invites a trabajar contigo, busca cualquier pretexto, te lo suplico tío, haz todo lo que sea necesario para que la podamos ayudar. – le pidió Brett a su tío con voz suplicante, pues no sabía que otra cosa podría hacer para ayudarla
-lo hare, porque sé que estas arrepentido y porque ella es buena e integra, personas como ella ya no hay en este mundo. – le dijo su tío sonriendo.