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03

DAVID

Hago lo mejor que puedo para no ir en contra de las órdenes de la señorita Hordellis y mantengo una sonrisa en mi rostro, actuando amable cada vez que uno de sus amigos intenta acercarse y estorbar. Tengo cuarenta años y aquí estoy siendo tratado como un adolescente siendo disciplinado.

Ella no puede exigir más que eso.No puede.

—No estás sonriendo. —ella grita para que solo yo la escuche y yo no dejo de gemir al ver que si, ella siempre puede exigir más.

Intercepto a un camarero y tomo dos copas de champán, bebiendo una tras otra.

— ¿Qué? —pregunto, cuando la veo mirándome con desaprobación.

Presiona sus labios en una línea delgada y sacude la cabeza negativamente, resoplando.bajo para no llamar la atención, pero mirándome después cariñosamente.

— Solo quiero tu felicidad, querida. — sonrío sinceramente, dándole un beso en medio de la frente.

— Conozco mi vida. Se limpia una lágrima solitaria y palmea mi mano tres veces, alejándose del abrazo.

— Kaciana está aquí, trajo a su hija con ella. No puedo evitar gemir en lamentación, sabiendo exactamente lo que quiere con ese comentario.

Hordéllis está decidida a encontrarme una esposa y no sentará cabeza hasta que yo me rinda, ahora mismo, está poniendo todas sus fichas en Kaciana Álvares y no hay nada en el mundo que pueda hacer para que cambie de opinión, así que simplemente la dejo.

Es agotador y me está costando todo el autocontrol no volver a Europa, buscar algún país del este y desaparecer del mapa. Fue difícil recomponerme después del accidente que le quitó la vida a mi esposa e hijo, fue un sacrificio enorme pisarde vuelta en esta tierra sin ley, donde las víctimas son tratadas como culpables, pero lo hice por ella y mi padre, los únicos que me quedan.

—Hazlo por tu madre. — Dice con una sonrisa pícara, consciente de que nunca podría negarle algo.

Y como si supiera que estábamos hablando de ella, llega la mujer, rodeándome el cuello con sus brazos de manera posesiva.

—David, querido. ¿Como esta? Ella usa un tono exageradamente cursi, y lucho contra el impulso de arrugar mi cara de disgusto.

— Kaciana. — Beso un lado de su rostro, alejándome de su abrazo y dejo que mis ojos caigan sobre el cuerpo de la mujer. — Estás linda. Lo admito, no miento en el cumplido. La mujer tiene un cuerpo lleno de curvas, se perfila sin dejar de ser femenina y eligió un elegante vestido azul.

Ella sonríe ampliamente, muestra sus dientes blancos y acepta el cumplido, mostrando que es una mujer experimentada y que conoce su propia belleza.

—¿Es ella tu hija?— Mi madre toma la iniciativa, sonriendo a unjovenque trata de no transmitir su malestar.

— Encantado de conocerte, Nelly Álvares. — Extiende su mano para que mi madre la tome, sonriendo discretamente.

— El placer esmi,metrolíneaestimado. —responde, bajando mis ojos para ver a la chica y antes de que ella se dé cuenta estoy delante.

—Dijiste que tu hija había sido una de mis alumnas. Comento para que las tres mujeres puedan escuchar, pero mantengo mis ojos fijos en elsde Kaciana.

ella sonríeseductor, enganchando su mano en mi brazo.

—Sí, pero no creo que la recuerdes. A Nelly nunca le gustó llamar demasiado la atención. — explica la mujer y me doy cuenta que el comentario incomodó aún más a la chica.

— Siempre recuerdo a mis alumnos. Digo, estudiando el rostro de la chica con aún más curiosidad.

Nelly. Es nombre no me resulta extraño, pero mirando la cara de la chica no puedo recordar ninguno de missestudiantes. Talvez Kaciana tenga razón y no la recuerdo precisamente por su falta de participación en mis clases.

— Ya hace mucho tiempo. — La escucho susurrar.

— ¿Cuanto tiempo? —pregunto, evaluando su rostro y luego su cuerpo.

No se ve tan femenina, pero aún tiene una mirada inocente y una expresión demasiado juvenil para la frase

— Ha pasado mucho tiempo.

— ¿Qué?

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que fuiste mi estudiante?— Digo, sintiéndome extremadamente curiosa.

—Casi diez años.

—Casi diez años.— Repito, dándome cuenta de que en efecto es mucho tiempo.

Diez años.

Maldición.

—Como dije, ha pasado mucho tiempo. —Ella habla de nuevo, sonando por alguna razón enojada.

Frunzo el ceño, estudiando el cambio de comportamiento de la chica.

—¿Me estás llamando viejo?— Levanto una ceja, ella me mira atónita, parpadeando un par de veces.

—Yo no quiso dar a entender eso, David. Tienes prácticamente mi edad. — Kaciana trata de solucionar la situación, creyendo que estoy realmente molesto, haciendo todo más diversión.

decido entraren el papel, fingiendo una indignación que no me llega.

—¿Crees que soy viejo?— Presiono, viendo las mejillas de la chica sonrojarse.Es tierno.

— Y—I... Esey... — Tartamudea, intercalando su mirada entre su madre y yo.

Dios, esta fiesta está resultando más divertida de lo que pensaba.

Nelly acaba de salvar-a míde la monotonía.

Oigo a mi madre resoplar a mi lado, indicando que su paciencia ha llegado al límite.

— David, por favor. Claro que eres viejo, ¿no te has fijado en las canas? — Di y dije suavemente, girándome hacia él.

— Ahí me tienes, mamá. Pero no destruyas mi autoestima antes de que termine la fiesta, ¿vale? — digo besando su cabeza y tratando de no reírme. Tiene razón, las canas de mi cabeza demuestran que ya no soy una niña, pero también estoy seguro de sus intenciones. Ella hará de Cupido y hará de mi vida un infierno para poder casarme de nuevo. Por eso estoy en esta fiesta, por eso también me empuja Kaciana.

Me giro hacia la chica, la miro y por un segundo me quedo sin aliento. ¿Qué diablos está haciendo ahora? Mirándome como... yo fuera un vaso de esperanza que ella necesita desesperadamente.

Tomo su mano, besando el dolor. So con gallardía.

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