Capitulo 3
Ya era casi de noche y considerando que no podía retener nada, decidí cocinar algo para pasar el tiempo hasta que llegara Alice, que por cierto, ya estaba tardando. Siempre me gustó cocinar y aprendí desde joven con mi madre, —Una mujer necesita cocinar y cocinar bien. No precisamente para un marido, sino para ella misma— solía decir, sin embargo, desde que pasó todo, No volví a la cocina y han pasado unos días desde que solo comí comida comprada en la tienda o pizza, ¡me encanta la pizza! Estaba tan distraída con los últimos preparativos para la cena que ni siquiera me di cuenta de la llegada de Alice.
—¡Parece que llegué en un buen momento!—
—¡Ah, quien está viva siempre aparece!
—¿Qué, me estás diciendo eso a mí?— se burló, probando la ensalada. —¿Quién fue el que se quedó fuera toda la noche?—
—¿Podemos evitar este tema? Por cierto, ¿por qué me dejaste beber tanto?
—¡Necesitabas un buen trago!— pausa para pedir más ensalada. —Wow, esto es realmente bueno, ¿qué es?—
—Ensalada caprese con un buen Ravioli sugo.
No estaba seguro de que emborracharme fuera a resolver mis problemas, considerando que me desperté esta mañana desnuda junto a un completo y apuesto extraño.
Detalle: Precioso.
—Hmm, ¡menú francés! ¡Por fin algo de comida decente en esta casa! Alicia vitoreó. —Voy a darme una ducha y vuelvo enseguida para la cena—.
Sí, Alice es una de esas personas que vive de productos industrializados y comida chatarra. Ella se fue tarareando y yo fui a poner la mesa, quería que todo saliera perfecto para la primera cena en la nueva casa, merecía sentir que empezaba de nuevo. Necesitaba esto.
Escuché el timbre de la puerta y fui a abrir, probablemente para Alice aunque ella no dijo nada.
Tú debes ser Roxana. Su voz descontenta me desconcertó. —¿Alicia está ahí?—
—Ah... Sí, entra—. Está en el baño y debería estar abajo pronto.
—No. —la mujer con el ceño fruncido fue directa y gruesa. —Te espero aquí mismo—. Por favor, házselo saber.
—Tal vez se tome un tiempo, ¿no tienes muchas ganas de entrar?
No estaba siendo del todo amable, pero lo estaba intentando a pesar de que ella no se lo merecía por ser franca.
—Estoy bien aqui. —Mostrando nada más que rudeza, allí mismo en la puerta estaba parada.
Lógicamente no la empujaría adentro, así que tratando de no darle mucha importancia me senté en el sofá aunque todo eso me parecía muy extraño.
—¿Me tomé un tiempo? — entonces el buscado apareció eufórico. —Estoy hambrienta.
Ah, alguien quiere verte en la puerta—.
—¿Conmigo? —considerando tu reacción, en realidad no esperaba a nadie. —¿Quien es?
—Será mejor que vayas allí.
susurré tratando de ser discreto considerando el inminente mal humor de la mujer brutal parada en la puerta y al mismo tiempo muriendo de curiosidad por la odiosa mujer.
—¿Jhen? —Sorprendida, se acercó a la mujer con el corte bob corto y negro. —No pensé que lo harías.—
No sabía quién era esta persona Jhen, pero cuando la vi alejarse del beso que Alice trató de darle, noté que algo andaba mal.
—¿Podemos hablar solos?— que Jhen me miró insinuante.
—Bien, daré un paseo— comenté, tomando mi celular de la mesa de centro y pasando junto a ellos en la puerta, me sentí como un intruso que estaba molestando algo allí mientras me alejaba y escuchaba el comienzo de la discusión.
—¡No puedo creer que traje a esa chica aquí, Alice!— espetó Jhen al entrar a la casa. —Pensé que me escucharías—.
—Es mi amiga y ha pasado por una situación muy difícil.
—Está bien, ¿pero solo necesitas protegerla?— ¿No tiene parientes o lo que sea, alguien que pueda ayudarla?
—¡Jennifer! — Ya irritada Alice la regañó. —¿Estas escuchando?—
—¡Simplemente no estoy de acuerdo con eso, hombre! ¿Como crees que me siento?
—Paranoico ya que no entiendo por qué eres así—.
—¡Oh, vamos, Aly!— Jennifer se detuvo frente a Alice para una caricia íntima en su mejilla. Se miraron en silencio por unos momentos, miradas tristes que sabían bien donde terminaría esa conversación y que no sería nada bueno para ninguno de los dos. —Dije lo que quería, y sin embargo preferiste lo otro.
—El otro que dices, —la chica rubia con el pelo rizado y puntiagudo retrocedió ante ese suave toque a pesar de que lo deseaba de nuevo más que nada. —ella es solo una amiga que lo ha perdido todo y necesita empezar de nuevo.
—¡¿Y qué soy yo para ti Alice?! ¡Respóndeme! —la mujer alta con el cuerpo voluminoso y sus propias curvas completas exigía respuestas.
—Alguien a quien estoy acostumbrada a tener y no quiero perder. Pero no con esa actitud.
—¡No! ¡No eres seria! —sin mucho tiempo para pensar, Jhenifer solo se acercó y la besó cálidamente sin miedo ni aprensión.
Alice cedió al beso sin pestañear y quiso abrazarla intensamente como lo había hecho miles de veces antes, pero no lo hizo.
—Todavía estaré aquí para ti—, declaró Alice mientras se alejaba con lágrimas en los ojos. —pero no cambiaré mi decisión.
—Está bien, realmente no sabes cómo tomar decisiones. —respondió Jhenifer con una sola lágrima corriendo por su rostro sonrojado luego de colocarse un mechón de cabello detrás de la oreja lleno de aretes. —Espero que te arrepientas—.
No muy lejos de allí me senté en un banco de la plaza, por cierto, debo decir que era una plaza muy bonita y muy concurrida por la noche. No sabía cuánto tiempo debería estar fuera a pesar de que estaba muy preocupada por Alice, confieso que tenía curiosidad por saber qué estaba pasando en realidad ya que Jhen dejó muy claro su descontento cuando me vio allí. ¿Tuve la culpa? ¿Y por qué Alice no me habló de esa mujer? Quiero decir, creo que son más que amigas. Está bien, estoy segura.