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En el reclusorio.

Pov Chloe

Hoy me levanté de muy buen humor, hoy empezaba mi importante misión, salí de mi cama, me metí a duchar y cante dos o tres canciones de Taylor Swift. Me vestí con mi uniforme y baje rápidamente a la sala, ahí se encontraban mis adorables padres. Los saludé y me senté a la mesa junto a ellos.

— ¡Me gusta verte así ratona!—Mi papá me dijo con una sonrisa.

—Es que hoy será un día maravilloso papá, estoy tan emocionada — le dije viendo a mamá quien venía con mi desayuno.

— ¡Todo te saldrá bien amor!, Tu eres muy inteligente, saliste a mí— Mi papá alzó una ceja y negó indignado.

Me reí y me dispuse a comer mi desayuno, no sé, si fue por el hambre o por la emoción, pero me devoré mi desayuno. Escuché el pitido del auto de Josh, mi mamá me dio su bendición y mi papá se despidió de mí, tomé mi cartera y salí corriendo de la casa, ahí estaba él esperándome afuera de su auto, con un gran ramo de rosas rojas. Él sonrió al verme.

— ¡Aquí está mi futura esposa, la más bella!—Josh me abrazo y me entrego el ramo de rosas.

—No estoy contenta contigo, Josh, ayer era muy importante que nos viéramos—Le reclamé.

—Lo sé amorcito, pero—El me tomo de la cintura y dio un corto beso en mi cuello, cerré los ojos al sentir el tacto de sus labios con mi piel—ayer fue un día muy pesado, me acosté en el sofá y me quedé dormido—el mordió el lóbulo de mi oreja.

— ¡JOSH! SI SIGUES BESANDO DE ESA MANERA A MI HIJA, CUANDO LLEGUES A LA OFICINA ¡TE PATEARE EL TRASERO!—Mi papá grito muy molestó desde el marco de la puerta.

— ¡ESTA BIEN SUEGRO!—Josh se separó de mí y le hablo a mi papá.

—Es mejor que nos vayamos amor, si no déjame decirte que tu papá te dejará sin comprometido—Josh río y me abrió la puerta del copiloto.

Josh también se subió al auto, antes de encenderlo me dio un corto beso en los labios y puso su auto en marcha. No sabía si decirle ahora la importante noticia o esperar hasta la noche.

— ¿Qué ibas a decirme ayer amor?—Josh me preguntó mientras conducía.

Lo mire y sonreí.

—El director me asignó un importante caso, si logro resolverlo seré oficialmente un agente del FBI—mordí mi labio nerviosa.

Josh alzó las cejas sorprendido y me miró.

— ¡WOW!, No sé qué decirte amor, creo que... ¡Felicidades!—Josh me dijo sin perderle la vista al volante.

— ¿No estás feliz?—Le pregunté bajando mi ánimo.

—Sí amor, pero...me preocupa, ¿sabes?, los casos que resuelven esos agentes son muy peligrosos, no me gustaría que te hicieran daño amor, yo...moriría sin ti.

Josh me dijo haciendo que muriera de amor.

— ¡Eres el hombre más perfecto que existe sobre la faz de la tierra!—Le dije viéndolo con amor.

Él sonrió y colocó su mano en mi pierna.

— ¡Te amo osita!—Josh me dijo estacionando el auto enfrente de la agencia.

Josh suele decirme así...osita, a mí me encanta que me diga así.

—También te amo mi amor, ¿Pasas por mi hoy?—Le pregunté y el asintió. Me acerqué a él y lo besé lentamente.

Salí del auto sonriendo y suspirando, solo Dios sabe cuánto amo a ese hombre.

Llegue a la agencia y saludé a todos como siempre, hoy por primera vez no haría café, ni sacaría copias. Hoy empezaba mi misión como la súper sexy agente del FBI Chloe Smith.

— ¿Está lista para el primer paso de la misión Chloe ?—El director me pregunto y yo asentí.

— ¡Sí señor director!

—Entonces... Emanuel, ¡Lleva a Chloe al reclusorio!

El director le hablo a Emanuel y el asintió, Emanuel me sonrió y me guiño un ojo, él es mi único amigo acá dentro y él sabe cuánto anhelo ser una agente.

Salimos de la agencia, Emanuel y yo nos subimos al auto negro que pertenecía al FBI. Yo estaba sumamente nerviosa, hasta estaba practicando en mi mente lo que debía decirle a esa delincuente ¡Hey tú, ¿Quieres ayudarme a patear traseros?, No no, así no. Mejor, ¡Hey tú, ¿Quieres ayudarme por favorcito!? No, eso tampoco. ¿Quién dice por favorcito?, Solo los ositos cariñosos, pero yo no soy uno, tendré que seguir practicando.

—Chloe, ¿Estás bien?—Emanuel me preguntó preocupado.

—Sí, estoy bien Emanuel, ¿Porque preguntas?—Le respondí.

—Es que estás hablado sola y haciendo gestos raros—Emanuel me dijo haciendo que me sintiera avergonzada.

—Sí, estoy bien Emanuel.

Después de ese incómodo momento Emanuel siguió manejando hasta que llegamos al reclusorio. Este lugar no me gustaba, olía a rata.

Entramos al reclusorio y pedí ver a la señorita Abigail Robinson, la recepcionista me vio, como dándome el pésame, me pidió que la esperara en una mesa de concreto y me dijo que pronto vendría esa tal Abigail Robinson. Mis piernas estaban temblando y mis manos no dejaban de sudar debido a los nervios, estaba rezando el padre nuestro mientras esperaba a esa tipa, este lugar es muy ¡Fuchi!, Nunca había entrado a un lugar de mala muerte como este. Sentía que en cualquier momento el piso se iba abrir y todos caeríamos en el infierno mismo. Estaba tan sumida en mis pensamientos hasta que vi a dos oficiales que salieron de donde estaban las celdas.

— ¡Rápido!

Uno de ellos dijo muy enojado.

Vi una gran sombra en el piso, tal parece ser que esa tal Abigail Robinson es una gigantona musculosa, hija de troncha Toro, me quedé esperando a que saliera la tipa.

—No intentes nada Robinson, te estamos vigilando—uno de los oficiales le dijo a la tipa.

Cuando la tipa salió, me sentí estafada, ella era de baja estatura, estaba vestida con el típico uniforme naranja y tenis blancos, venía con la cabeza baja, hasta que la alzó y... ¡SANTO DIOS!, Esa mujer más que delincuente parece modelo, en realidad es muy hermosa, me quedé sorprendida al verle el rostro.

Ella se sentó delante de mí con las piernas abiertas, ella me miraba con una mirada muy penetrante y me hacía sentir incómoda.

Carraspeé mi garganta y decidí hablar.

— Hola, soy la agente Chloe Smith y vengo hablar con usted— Le dije con mi postura recta y muy sería.

Ella sonrió y me dio una mirada lasciva.

—Creí que venías a la visita conyugal, muñequita.

¡Está idiota que se creía!

— ¡Se equivoca señora Robinson!—Le dije ofendida y ella se rio, debo aceptar que tenía una linda sonrisa.

—Entonces...pierdes tu tiempo. ¡Adiós muñequita!—Ella se levantó dispuesta a irse.

— ¡Espere!...Es importante lo que tengo que decirle—Le dije y ella se detuvo.

—Tienes 5 minutos hermosa, debo ir a masturbarme.

La mire aterrada y ella soltó una carcajada, está tipa era desagradable.

—Seré breve—Le dije y ella asintió—Necesito que me ayude a capturar a El Lion, sé que usted lo conoce muy bien y su ayuda para atraparlo es de suma importancia...

— ¡No!, Ya les he dicho millones de veces que no quiero saber nada sobre este asunto.

Vaya, está tipa tiene carácter.

— ¡Por favor!, Si usted nos ayuda le daremos algo que será de su total beneficio—Le dije con la esperanza de que ella dijera que sí.

— ¿De qué me está hablando?—Ella alzó una ceja y me miró a los ojos.

—Sí, usted nos ayuda, le ofrecemos su libertad condicional en lo que le queda de condena, además si acepta usted estará fuera de esta asquerosa cárcel para ayudarme a capturar al Lion.

—Mmm...Eso suena interesante, me agrada la idea de volver a ser libre otra vez... acepto.

— ¡SÍ!—Pegue un grito.

— ¡No tan rápido!, Acepto con una condición.

Ella me dijo mordiendo su labio inferior mientras me miraba. Me sentía violada con la mirada de esta mujer.

— ¿Que condición?—Le pregunté y ella me sonrió.

—Que me des un beso.

— ¡NO, ESO ES ASQUEROSO!—Grite alterada y aterrada por la idea.

— Sí no me lo das, no hay trato muñequita —Ella se encogió de hombros y lamió sus labios, yo la mire indignada por lo que me estaba pidiendo.

—No puedo hacer eso... ¡NO PUEDO!—Chille.

—Bueno...entonces buena suerte para atrapar al Lion, créeme que la necesitarás — Ella me dijo poniéndose de pie.

Dios mío, debía hacerlo, era eso o perder mi sueño.

— ¡Está bien!...pero será en la mejilla—Le advertí.

— ¡En donde quieras hermosa!—Ella me dijo poniendo su mejilla para que la besará.

No podía creer que iba a darle un beso a está tipa, suspiré y me acerque a su mejilla, esto iba a ser rápido, cerré los ojos y cuando iba a besar su mejilla, ella se volteó y terminé besando sus labios.

— ¡Eres una estúpida!—Le dije limpiando mi boca y tratando de agarrarla y matarla pero ella era más rápida que yo.

Ella no dejaba de reírse de mí mientras corría.

— ¡Nos vemos mañana muñequita!—Ella me tiró un beso al iré y se fue huyendo a su cueva, como la rata que es.

Sentía tanta rabia, no puedo creer que esa tipa me haya robado un beso, los policías me miraron y yo los fulminé con la mirada por ineptos. Ellos no detuvieron a esta tipa.

Salí echando chispas de ese lugar.

—Chloe, ¿Qué te pasa? ¿Porque estás alterada?

— ¡No preguntes Emanuel! ¡Sácame de aquí!—Le dije en un tono firme que lo hizo correr hacia el auto.

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