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Comprometida.

Pov Chloe

Escuché el sonido de mi alarma, no quería levantarme, me aferre más al cuerpo de Josh, pero el sonido era tan molestó e irritante, que no me quedó de otra que apagarlo.

— ¡Buenos días osita!—Josh se dio la vuelta en la cama para darme los buenos días, beso la punta de mi nariz y me sonrió.

— ¡Buenos días amor!—Le respondí con una sonrisa.

No quería levantarme de la cama pero lo tuve que hacer, me encontraba desnuda, Josh solo se dedicaba a mirarme con atención mientras que yo buscaba una toalla para meterme a bañar.

— ¿sabes Chloe ?...Me están dando ganas de darme una ducha a mí también—Josh me dio una mirada lasciva, que provocó mi sonrojó.

Enrolle la toalla en mi cuerpo y caminé balanceando mis caderas hacia la ducha, no le respondí nada a Josh. Entre al baño, encendí la regadera, conté a hasta tres y...

— ¡Ya estoy listo amor!—Sentí a Josh abrazándome por la espalda y sonreí.

Minutos más tarde ya me encontraba enfrente de la agencia, me despedí de Josh con un beso en los labios, baje de su auto y caminé hacia la entrada. Al entrar como era de siempre saludé a todos, dándoles los buenos días.

—Miren quien llegó... ¡Chloe!, La niña que ayer por andar de mal humor me voto mi helado—Emanuel me habló con ironía y un poco de molestia.

— ¡Lo siento Emanuel! Y por favor no me vuelvas a recordar lo que pasó ayer, lo quiero borrar de mi memoria por completó, fue lo más desagradable que me ha pasado en la vida—Le respondí y el frunció el ceño.

— ¿Puedo saber que sucedió?—Emanuel me preguntó, coloqué mi mano en su hombro y negué.

—Es mejor olvidarlo, amigo—Le respondí.

—Chloe, ¡A mi oficina por favor!—El señor director me habló y yo asentí.

Corrí rápidamente a la oficina del Director, al llegar él me invitó a sentarme y así lo hice, debo admitir que estaba un poco nerviosa.

— ¡Muy bien Chloe!, Lograste convencer a Abigail Robinson, no sé cómo lo hiciste, pero... — El señor sonrió muy feliz y yo en mi mente decía: "Créame, no querrá saberlo señor director"— ¡Lo hiciste!, Cumpliste el primer paso, ahora viene el segundo y para eso necesito que vayas de nuevo al reclusorio.

No podía creer que tuviera que ir de nuevo a ese lugar, no quería ver a la tal María de nuevo, me parece desagradable e insoportable. Solo le pido con insistencia a Dios poder atrapar rápidamente a él Lion y poder acabar con todo esto y ser oficialmente una agente del FBI.

— ¿Que debo de hacer esta vez?—Le pregunté al director.

—Bien...—Saco un maletín, de debajo de su escritorio y lo colocó en la parte de arriba del escritorio—Aquí están tus armas y también el brazalete que debes colocarle en el tobillo a Robinson, para que no se pase de lista.

Mi cara se iluminó al ver mi arma, era un calibre 9mm, al fin mi tiempo había llegado, espere tanto para poder usar un arma.

— ¡Muchas gracias, señor!—Le dije con emoción.

—No agradezcas Chloe, es parte de tu trabajo. Además lo otro que tienes que hacer es ir por Abigail Robinson, esta vez irás sola porque los demás agentes tienen una misión— ¿Era enserio?, No podía creer que tuviera que estar sola con ella—Así que quiero que vayas por Abigail Robinson, la llaves a un departamento en donde creas que ella esté segura y bueno pues...Hazte su amiga y sácale información.

— ¡Qué!...yo amiga de esa salvaje... ¡Ni loca!—Dije negando varias veces con la cabeza.

— ¡Chloe concéntrate!, Es eso o seguirás siendo mi asistente—El director me habló en un tono muy duro.

— ¡Está bien!—Me resigne.

—No hay tiempo que perder, ve y haz lo que te acabo de pedir por favor.

Tomé el maletín y salí de la oficina del Director. Le pedí las llaves del auto de la agencia a Emanuel y el me las dio, ¡Claro!, Pero antes de eso él me reclamo nuevamente por lo que había pasado, menos mal este hombre no es rencoroso.

Salí de la agencia y me subí al auto, ya me había colocado el arma a un costado de mi cintura. Saqué nuevamente el brazalete del maletín y lo observé con atención, se veía muy avanzado, y cómo no serlo si estaba hecho por el FBI, lo volví a guardar y encendí el auto.

Ya me encontraba afuera del reclusorio nuevamente, esta vez metí el brazalete en mi bolsa para no tener que cargar el maletín. Salí de mi auto, caminé hacia la entrada, saludé a la persona encargada de recepción y le pedí ver a Abigail Robinson. Lo único que no entendía es porque estaba nerviosa, no tendría por qué estarlo.

—Señorita, pase adelante, en unos minutos Robinson estará con usted.

Pase nuevamente en donde se reciben las visitas y me senté en el mismo lugar, en donde lo hice la primera vez. Saqué mi celular y le mandé un mensaje a Josh. No podía dejar pasar el día sin saber de él, del hombre que me hace la mujer más feliz del planeta, no sé ustedes, pero... Siento que vivo un sueño con Josh, Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me había dado cuenta que Abigail Robinson ya estaba enfrente de mi hasta que ella aclaro su garganta.

— ¿Vienes por otro beso Carmen?—ella me pregunto y yo fruncí mi ceño.

— ¡Mi nombre es Chloe, no Carmen!—Le dije con molestia y ella sonrió.

—No te enojes, solo quería saber tu nombre.

Rodé los ojos.

—Necesito ponerte un brazalete en el tobillo, hoy vas a salir de aquí—Le dije y ella sonrió, pero al mismo tiempo puso cara de confusión.

— ¿Porque llevaré un brazalete?, No soy ningún perro—ella resopló con molestia y yo sonreí.

—Deberás acostumbrarte, esto ayudará a que no te escapes—Le dije y ella bufo.

Saqué el brazalete de mi bolsillo, le pedí a ella que se sentará, me arrodille y puse el pie de Robinson en mi pierna para poderle poner el brazalete.

— ¿Me vas a pedir matrimonio?, Porque si es así, por lo menos debemos tener una cita antes.

¿¡Acaso esta chica nunca iba a cerrar la boca!? Jamás en mi vida había conocido a alguien tan irritante.

—No lo creó—levante mi mano izquierda y le mostré mi anillo de compromiso, al hacerlo ella frunció el ceño—yo, ya soy una mujer comprometida, Robinson, y no tengo ojos para nadie más que no sea mi hermoso comprometido, porque no te ofendas, pero...además a mí no me gustan las chicas y si me gustarán, estoy segura que no serias mi tipo. ¡Listo, terminé!

Ella bajo abruptamente su pie de mi pierna, de repente ella se notaba muy molesta, no entendía que abeja le había picado.

—Te traje esto—Le extendí una bolsa con ropa adentro—no te irás de acá con ese horrible traje naranja.

— ¡Gracias!, Pero quisiera saber si me puedo despedir antes de irme—Ella me dijo en un tono frío.

—Sí, pero no tardes mucho, tenemos muchas cosas que hacer—Le respondí.

— ¡Claro señorita comprometida!, Seré igual de rápida que una tortuga.

Ella me miró mal y se retiró.

¿¡Que bicho le había picado!? Por lo visto esta misión iba a ser muy, pero muy difícil.

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