5. No recuerda nada
El alfa entro en su casa siendo recibido por Sofía quien se le tiro encima a Eren. La cargo en brazos de manera delicada mientras que la pequeña sonreía de oreja a oreja.
—Hola pequeña, ¿Dónde está tu mamá?
—Arriba con tu novia, ¡es muy bonita! ¿Te vas a casar con ella? Pregunta la morena entre sus brazos.
—No es mi novia, y no creo que nos casemos. Contesta serio mientras subía las escaleras.
—Mamá dice que si lo es que ella es tu luna y que deben casarse. Responde con inocencia.
Mientras que Eren pensaba lo contrario, lo que menos era chica su novia y dudaba que llegara a pasar algo entre ellos dos. Por ende no le respondió a la niña, sería inútil hacerla entender algo como eso. Era muy pequeña… eren entro en su habitación divisando el cuerpo de Valentina en su cama y Lili a su lado intentando asearla un poco.
—¿Cómo sigue?
—Le ha dado un poco de fiebre, pero ya se le bajo. No te preocupes pronto se podrá levantar de la cama. La mujer le sonríe, Sofía era igual a su madre pero con el carácter de la madre.
—Me parece bien, ya deseo que mejore. Contesta dejando a la niña en el suelo.
—Imagino que quieres que ya se recupere para poder estar con ella. Te entiendo. La chica le sonríe.
—No es por eso… camina hasta donde esta Valentina para mirarla de cerca, sus golpes habían bajado ya estaba menos hinchada que antes.
Al verla tan vulnerable Eren sintió un latigazo en su corazón. Ahora comprendía las palabras de su padre cuando le contaba el profundo amor que le tenía a su madre aunque esta fuese humana. El hecho de que sea diferente no quería decir que no la pudiera amar como si fuese una loba de la manada… pero así no pensaba el joven alfa, el creía que aceptarla sería muy doloroso para él. Si perdía a Valentina por razones de la naturaleza o algún accidente como el que le ocurrió a su madre no podría vivir con ello.
Ni siquiera había cruzado ni una sola palabra con Valentina y ya sentía una profunda conexión con ella. Le costaría separarse de ella.
—¿Pasa algo alfa?
—No, todo está bien. Responde saliendo de sus cavilaciones.
—Entonces me iré, Deon ya debe estar por regresar a casa.
—Claro no hay problema, me encargare yo.
Lili se marchó junto con Sofía dejando al alfa solo con esa chica de hermosas facciones. Se sentó en la orilla de la cama acariciando su mejilla con los nudillos de los dedos, parecía tan frágil. Todo en ella irradiaba inocencia, le encantaba su aroma era tan envolvente. Lo dejaba babeando. Negó levantándose de la cama.
A la mañana siguiente Eren salía de la ducha que se encontraba dentro de su habitación, el alfa secaba su cabello con la toalla caminando en dirección hasta la recamara cuando detiene sus pasos en el acto. Abre los ojos como platos al notar que Valentina estaba despierta mirándolo boca abierta.
—¿Quién demonios eres tú? Pregunta la chica con el rostro lleno de miedo observándolo de abajo hacia arriba.
Y es allí cuando se acuerda que había salido completamente desnudo del cuarto de baño, claro aquello era normal para él. Ademas, ella seguía inconsciente como iba a saber que despertaría mientras se estaba bañando. Eren cubrió la mitad de su cuerpo.
—Hola… me llamo Eren.
—¿Dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué usted está aquí?
—Tranquila, no te voy a lastimar. Levanta ambas manos. —Te rescate de un accidente que tuviste.
—¿Accidente? La chica frunce el ceño mientras observa sus manos llena de aruños. —¿Qué es esto? Hace amago de levantarse bruscamente cuando siente un horrible dolor en su costado. —¡AHHH! Grita del dolor.
—¡No te muevas! Eren se acerca a ella ganándose una mala mirada por parte de ella.
—No te acerques… ¿Qué fue lo que me paso?
—¿No lo recuerdas? El alfa retrocede.
—No. contesta mirándose las manos. —No sé qué paso.
Eren se preocupó, al parecer la chica había perdido la memoria sobre el accidente. No sabía si aquello era bueno porque de esa manera olvidaría que lo había visto en el autobús. Lo que quería saber era que tanto olvido.
—¿Cómo te llamas? ¿Hacia dónde ibas? Ella gurdo silencio mientras seguía mirando sus manos, aquello no le gustaba.
—No lo sé… responde al fin luego de unos segundos. —No recuerdo mi nombre.
Definitivamente no era bueno, si ella no lograba recordad absolutamente nada entonces como demonios la mandaría de vuelta a casa. Jamás la dejaría a su suerte si no recordaba hacia donde se dirigía, necesitaba que el doctor la revisara ahora que estaba despierta.
—Dime que me paso, ¿Cómo llegue aquí? Esa vez Valentina lo mira.
—Tu transporte tuvo un accidente en la carretera, yo te salve y te traje a mi casa. El medico te ha revisado encontrando que tenías algunas heridas no muy graves. Cuando llegaste aquí pues cargabas encima un bandolero, allí encontré tu billetera junto con tu nombre. Te llamas Valentina.
—¿Valentina? Frunce el ceño.
—¿Logras recordar algo? ¿Te suena algo tu nombre?
—No. dice gimoteando. —Dios mío, no recuerdo nada de nada. La joven revienta en llanto justo en ese momento.
Eren no estaba seguro de si acercarse para consolarla o dejarla desahogarse sola. Aparte de que estaba medio desnudo, no era un buen encuentro como quien dice. Arriesgándose a recibir un reproche o rechazo se acerca a ella quedando en cuclillas al lado de la cama.
—Cálmate, estoy seguro que esto será pasajero. En unos pocos días recuperaras la memoria y podrás regresar con tu familia.
—¿Quién eres tú? Ella lo mira con aquellos ojos rojos. —¿Salvaron a todos los del autobús?
—No. contesta seriamente. —¡Solo a ti!
—¿Por qué? ¿Qué es este lugar?
—Es mi hogar, mi pueblo. No muchas personas conocen este lugar. Se pone en pie. —El lugar del accidente está muy lejos de este lugar. Camina hasta el closet sacando una franela negra para ponérsela. —Hay una razón por la que te saque de allí, pero este no es el momento para contarte eso. Deberías estar descansando. Saca unos pantalones y una chaqueta negra de cuero. —Duerme un poco más.
Encamina sus pasos hasta la puerta sin volverse para verla, Valentina necesitaba tiempo para pensar las cosas y con él a su lado no lo lograría. Por lo fuerte del aroma que emanaba sabía que estaba asuntada pero también incomoda.
—Una amiga subirá ayudarte para lo que necesites. Cierra la puerta detrás de él.
Valentina se queda mirando la puerta cerrada por un momento. Las lágrimas continuaban saliendo de sus ojos sin parar, estaba tan asuntada y abrumada a la vez. ¿Por qué no recordaba nada de su vida? limpio las lágrimas de sus ojos preguntándose si alguien estaría preocupada por ella. Miro todo a su alrededor.
—¡Dios mío! No sé dónde estoy metida. ¿Quién será ese hombre que acabo de conocer? Se abrazó a si misma sintiendo un poco de frió.
De pronto la puerta se abre sobresaltando a Valentina quien tomó la sabana con fuerza. Pero en eso ve a una pequeñita de cabello negro azabache entrar en la recamara en compañía de una mujer quien le sonreía como si la conociera de toda la vida.