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Capítulo 05

Capítulo 05

Ha pasado algunas semanas desde que perdí la virginidad, la flores en la mesa de centro en mi sala se han marchitado y jamás supe quién era «PR» hace una semana no me ha bajado la regla y Maya dice que Dios me odia porque apenas acabo de tener mi primera relación sexual y ya me embarazaron aunque espero que no sea cierto, sino papá me va a matar. Desde el día que volví a España trabajo para la empresa de la familia, mi expulsión de la universidad fue definitiva y nos problemas en mi vida siguen sin cesar.

Mi teléfono no deja de sonar desde que salí del apartamento que me regaló el abuelo Mijaíl en Blue Sky.

Seco mi frente con un pañuelo de papel que saco de la cartera de colección que sostengo en una de mis manos. Mi hermana Sandara me queda viendo para que me apresure ya que por mi culpa ambas vamos tarde a la reunión de accionistas de la empresa de la familia.

Le pido a mi chófer que maneje lo mas rápido posible ya que no me quiero topar con papá si llegado al caso nos ve llegando con retraso a las oficinas de Techology Inc. En pocas palabras no sé cómo mi madre se lo ha aguantado por tanto tiempo siendo el hombre que me dio la vida, demasiado posesivo y celópata. Acomodo mi cabello a un lado y lo alboroto para así no parecerme a la sosa de mi hermana gemela, lo sé, lo sé, es un chiste interno.

Bajo el portafolio dónde llevo toda la información requerida para el día de hoy y me detengo al sentir de nuevo ese ligero mareo que termina moviéndome todo y no me permite avanzar. Aprieto los ojos porque le ruego al cielo que no sea lo que estoy pensando.

Maya, mi mejor amiga viene bajando las escaleras a toda prisa y hace señas que el abuelo ha llegado de Madrid y esto empeora todo. A Mijaíl nada se le escapa. En pocas palabras, estoy frita.

—Mijaíl está echando humos por las orejas, les conviene decir algo convincente. Ya saben como se pone si un Smirnov no da la imagen que debería de dar..—pongo los ojos en blanco. Es que a veces me pongo a pensar ¿Cómo cojones me vine a acostar con un tipo que ni siquiera me le supe el nombre? Y ni hablar del dolor de pelvis que me provocó haber sido follada por ese italiano hecho por los dioses.

No recuerdo muchas cosas de ese día, sólo sé que me preparó la cena más exquisita de la vida y las cosas que ni siquiera sabía que existían; a la mañana siguiente amanecí desorientada en su cama, desnuda y con la cabeza vuelta un lío. Como pude salí de aquella habitación con mi corazón bombeando con fuerza y con miles de dudas navegando por mi mente sin cesar.

¡¿Qué mierda había hecho?! Y lo peor es que ni siquiera me sabia su apellido y lo único que recordaba era su boca sobre mi cuerpo y los orgasmos que me arrebató.

Muevo mi cabeza alejando todos esos recuerdos de un hombre que ni siquiera fue capaz de decirme como se llamaba y en donde vivía.

—He comprado una prueba de embarazo…—abro los ojos al escuchar las palabras de mi mejor amiga. Le coloco las manos sobre la boca para que se calle. Si alguien la escucha, estoy muerta.

Muerdo la uña de mi dedo índice—¿Sí sale positiva?

Sandara se tapa la cara—Papá te va a matar…

—¡Vean esta hermana que me gasto yo!—ambas se ríen por mi acusación.

Guardo corriendo la prueba en mi bolso y nos disponemos a entrar a la sala de juntas. Akim le da un beso en la mejilla a mi madre mientras que Mijaíl toma la cabecera de la mesa. Corro hasta el tío Alex para darle un beso para darle así la bienvenida. Tenía al menos ocho meses que no le veía.

—¿Cuándo llegaste de Italia?

—Ayer en la noche, cariño.

Me siento a su lado, Julia la secretaria de papá nos trae algo de café que termino escupiendo al ver al magnate que me arrebató la castidad entrar triunfal por la puerta principal de la sala de juntas. Los hombres de la familia se levantan de la mesa para abrazarlo entre risas y bromas.

Maya y Sandara entran en pánico y me sumo al ver como sus ojos me ubican y me reconocen.

El abuelo se acerca a mí y me quedo inmóvil sin saber cómo reaccionar—Hija, ven a saludar ¿No te acuerdas de él? Bueno, eras muy pequeña para eso ¿No?—Mijaíl le da un manotón en el hombro a Alex.

—¿Quién es él?—suelto con un hilo de voz y una prueba de embarazo en el bolso.

—Él es Prieto… —responde el tío Alex, pero el rubio delante de nosotros lo corta.

—Un amigo de la familia… —toma mi mano para luego jalarme hacia su pecho—Que divertido se ha vuelto esto ¿No crees?—susurra en mi oído y me alejo cuando Akim lo acribilla con la mirada. Papá, demasiado tarde, este tipo me desvirgó.

Una junta, un nuevo accionista, una familia donde los hombre son unos psicópatas y una Smirnov que dejó de ser virgen a manos de un tipo mucho mayor que ella.

Creo que papá usará el arma que guarda en su escritorio, estoy más que segura…

¿Alguien tiene idea de cómo voy a salir de esto? ¡Porque yo no!

Mis piernas empiezan a flaquearme, el traje se sastre de dos piezas en color azul oscuro le queda a la perfección. Papá le sonríe y es allí en donde caigo en cuenta. Este bastardo sabía quién era yo desde un principio. Maya me queda viendo y yo a ella. En realidad estoy metida en severo problema que si esto estalla, de seguro Akim y Mijaíl me van a mandar a Suiza.

Bebo con rapidez el vaso de agua que Julia a dejado enfrente de mí ganándome la mirada de Victoria. Espabilo al ver al hombre que ahora sé que se llama Prieto levantarse del puesto donde está acompañado de mi padre para ahora sentarse junto a mí.

Aprieto mis piernas al sentir el roce de su mano contra mi muslo, miro para todos lados y le ruego a Dios de que mi abuelo no se percate de nada. Hago el amague de levantarme, pero su muñeca agarra con fuerza mi muslo derecho bloqueando mi paso. Bajo la cabeza, no puedo hacer un escándalo ahora en medio de una junta tan importante. Trabajé por eso muchos días para que este italiano gilipollas lo arruine todo.

—Abriremos una nueva tienda en la zona rosa de España, nuestro nuevo producto está dirigido a los joves adolescentes del país, es por eso que lanzaremos un nuevo reproductor con tecnología de punta que todo el mundo querrá…—empiezo hablar sin mirar a nadie.

—Disculpa…—escucho la voz varonil del rubio y mi padre le da la palabra—¿Qué costará ese aparato? Porque si cuesta demasiado y eso es lo que me imagino ¿No? Por lo que la pequeña está diciendo, no creo que tengan mucho éxito en eso.

Chasqueo la lengua y abro los ojos para aniquilarlo con la mirada—¿Y tú que sabes de eso?—Alexander suelta a reír—Los jóvenes son el futuro de nuestra compañía, nuestros productos están dirigidos para mejorarles la vida.

Sergei tira el portafolio sobre la mesa de juntas, Victoria mira a Mijaíl y mueve la mano para que lo dejen continuar—¿Los adolescentes tendrán el dinero para comprarlo? No es mejor ¿Crear un producto para los hombres que quieren alcanzar el éxito? Es allí donde está el dinero, lo demás sólo está en tu cabeza…

Abro la boca, me levanto de la silla y le pego a la mesa con las manos, Me ha… ¿Me ha dejado en ridículo? Sandara corre hasta mí para agarrarme y no terminar partiéndole la cabeza a este coñete con lo primero que vea.

—¡Dara Smirnov!—grita papá y tiemblo—¿A caso te he criado de esta manera? ¿Qué va a pensar Sergei de ti?—lo observo reír de soslayo. Pasa sus manos por su entrepierna de una manera discreta y cierro los puños de mis manos con fuerza. He metido la pata hasta el fondo ¿Es que acaso la vida se ha empeñado en joderme?

—No regañes a la pequeña, a esa edad son inmaduras y toman malas decisiones ¿No es así querida Dara? Apenas está aprendiendo las cosas de la vida y es difícil a esa edad poder contenerse en algunas cosas. Son tan pasionales… —suelta a reír.

Exploto—¡¿Por qué no te callas?!—respondo con odio. El abuelo se levanta de su puesto y me apunta con su bastón. Estoy enojada, tan enojada. Él sabía que era una Smirnov, me conocía y aún así no le importo metérmela.—¡Jodánse todos!—empujo la silla giratoria y me largo de allí a toda prisa.

Me hago una coleta alta y me quito la americana, todos los empleados me miran chismoso y les saco el dedo del medio para que dejen de verme. Abro la puerta de mi oficina y tiro todo al piso. Él no solo me ha follado sabiendo que era parte de la familia que conocía desde hace años, sino que se ha disfrutado colocarme en mal visto delante de mi padre y del abuelo.

Aprieto los dientes por la frustración que tengo y le grito a Dora que se largue cuando escucho la puerta de mi oficina ser abierta.

—No recordaba que fueses así de impulsiva… —brinco al escuchar la voz del italiano—Tu piel se siente igual desde el día que te hice el amor…—da un paso y yo doy otro hacia atrás.—¿Ahora me tienes miedo? Antes gemías cuando mi polla entraba en tu delicioso coño ¿Qué ha cambiado…?—se toca la mandíbula—Oh… ¿Es porque conozco a tu familia? Perdón por eso…

—¿Puedes bajar la voz?

Suelta a reír—Sí a ti te encanta gritar ¿Ya no?—pregunta y agarro algo del escritorio para tirarlo, peor me detengo—No sabes las ganas que tengo de arrancarte esa falda y cogerte como un puto loco en ese escritorio.

—Eres un sádico.—inquiero mirando hacia la puerta, respiro hondo y corro hasta la salida, pero sus manos me agarran con agilidad.—Suéltame, si grito Mijaíl va a venir y te va a pegar un tiro.—eleva la comisura de sus labios dándome una vista perfecta de sus dientes. El italiano toca mi rostro mientras que se acerca más a mí.

—¿Probamos para ver?—arrugo el entrecejo—Le decimos a papá lo que pasó entre nosotros y pues…—aprieta su labio inferior, sus manos tocan mis piernas, meto mi brazo para separarlo, pero como dije desde la primera vez que lo vi, su tamaño descomunal es un obstáculo para mí.

—¿Cuándo te vas?

Se toca la nariz—Mmm…—hace como si estuviese pensando—Creo que me nombraron vicepresidente de esta compañía. Así que no podré irme nunca…—respiro hondo.

—Me estás mintiendo.

Niega—¿Le preguntamos a tu papá?—me suelta cuando escucha unos pasos. Muevo mis pestañas al ver a mi primo Apolo entrar a mi oficina. Sonríe cuando ve a Prieto y corre hasta él para abrazarlo.

¿Por qué todos lo conocen menos yo?

—¿Desde cuándo llegaste, tío?—¿Qué estoy escuchando?

Doy varios pasos hasta llegar a mi Apolo y lo zarandeo para que me mire—¿Tío?

Él me toca la frente—Es mi tío Sergei Russo, es el hermano menor de mi abuelo Alexander ¿No lo sabias?

Sergei me mira—Dara… ¿No lo sabías?—masculla divertido. ¿En qué me metí?

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