Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 2

  Mis ojos examinan cada parte de su rostro en total silencio, sus perfectos ojos, su nariz, sus labios carnosos y la bella ladina sonrisa que se dibuja en su rostro.

—¿Ya terminó de inspeccionarme o aún le falta? —Susurra con cierta arrogancia.

—¿Qué diablos le pasa?— Me separó de él rápidamente —. ¿Acaso no se fija por dónde va?.

Sus ojos me inspeccionan de arriba abajo e introduce sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Señorita, creo que la que no se fija es usted –Da un paso adelante acercándose un poco –. Usted venía distraída y con la vista en el suelo.

—Yo venía saliendo del baño de damas,  usted iba entrando —Guardo silencio unos segundos —. Ni siquiera se que iba hacer dentro del baño de niñas, en tal caso usted es el culpable.

—Señorita...

—Hay estás –Es interrumpido por la voz de una mujer.

Observó acercarse a una mujer pelirroja quien trae un traje negro señido  a su cuerpo, tacones negro, un labial carmesí y su pelo perfectamente peinado el cual se mueve al son de su taconeo.

—¿Tú quién eres? —Me pregunta mirándome de arriba abajo.

Observo el reloj en el pasillo el cuál ya marca las ocho, sin decir más nada me doy la vuelta y camino rápidamente por el pasillo para llegar al salón de reuniones.

Al llegar, abro la puerta con cuidado y me encuentro una gran mesa cuadrada la ovalada la cuál ya se encuentra ocupada casi a totalidad habiendo solo tres puestos vacíos.

Varias son las miradas que recaen en mi, algunos con curiosidad y otros con sorpresa.

—Buenos días —Digo amablemente recibiendo un buenos días de todos.

Observó a Chad al final de la mesa,me acerco tomando asiento a su lado, frente a mi hay una carpeta al igual que en los lugares de los demás.

Observó que el puesto de alado de Mily sigue vacío y el que le sigue igual, imagino que se trata del puesto de su jefe y la jefa de recursos humanos.

Trató de tomar el bolígrafo sobre mi carpeta, pero este resvala y cae.

Observó la intención de Chad de agacharse y lo detengo.

—No te preocupes, yo me encargo.

Corro la silla hacia atrás cuidadosamente, me inclino tomando el bolígrafo y escucho como la puerta se abre.

—Buenos días, lamentamos la tardanza.

"Esa Voz"

Me levanto volviendo a mi posición y quedó paralizada al ver al hombre de hace un momento parado frente a la mesa junto a la despampanante mujer.

—Señor Cabal, Señorita Monte, bienvenidos –Mily  se levanta recibiendolos con una sonrisa.

Ambos toman asiento en sus puestos, agachó la cabeza y niego nerviosa. 

—¡Maldición!,  hoy me despiden —Mascullo apretando el bolígrafo en mi mano.

—¿Qué dijiste? —Pregunta a mí lado Chad.

—Chad,estoy muerta —Susurro tomando su mano.

Se gira y coloca su mano sobre mí rostro levantandolo notando mi nerviosismo.

—¿Qué sucede? —Me mira preocupado –. ¿Por qué estas así?

—Bien, empezamos —Escucho su voz, levantó la vista y lo encuentro mirándome fijamente —. Quisiera saber todo lo que a sucedido en mi ausencia.

—Señor Cabal, se contrato a un nuevo jefe administrativo en el área de presidencia como pidió —Marta empieza hablar y le pasa un portafolio —. En este caso se trata de una nueva jefa administrativa.

La mirada de todos caen en mi, menos la de la señorita Monte quién se encuentra distraída viendo su teléfono.

—Ella es Catalina Mejía.

Marta señala a mi dirección y es hay, justo hay cuando la mirada de la señorita Monte cae en mi junto a la de todos los demás quienes aplauden.

Ella me mira asombrada, pero su rostro no luce nada contento con la noticia; observo al señor Cabal levantarse de su puesto y acercarse a mi.

Chad suelta mi mano, toma asiento rectamente, se para frente a mi y vuelve a mirarme como si me inspeccionara.

—Señorita Mejía, bienvenida.

Me levanto de mi puesto, le extiendo la mano y me la recibe dejando un beso sobre ella.

Los presentes nos observan asombrados, incluso Fernanda y Milagros lo hacen.

—Es un placer señor Cabal –Retiro mi mano —. Estoy aquí para hacer mi trabajo lo mejor posible.

—Espero que así sea –Giro al escuchar la voz de la señorita Monte –. Aquí no dejamos que cometan errores, porque donde cometas uno, te marchas.

— Señorita Monte, es muy precipitado para hablar de ello –Responde el señor Cabal quien me da una última mirada y vuelve a su puesto —. Mejor sigamos con la junta.

La junta sigue hablando sobre los balances semanales, nuevas técnicas de mercadeo y los eventos que están por venir.

En toda la reunión he sentido las miradas del señor Cabal en mi, al igual que la de la señorita Monte.

La reunión termina y agradezco grandemente, los presentes se empiezan a levantar y a despedir saliendo de la sala de reuniones.

Me levantó, tomó del brazo a Chad y salgo con él de esa misma manera hasta llegar al elevador.

— ¿Estás nerviosa? –Me susurra al llegar al elevador.

Cuando estoy por responder siento la presencia de más personas, al girarme me encuentro a Marta, Fernanda, Milagros , el señor Cabal  y la señorita Monte detrás nuestro.

Al abrir las puertas del elevador somos nosotros los primeros en subir quedando detrás, a nuestro lado se hace Fernanda y Mily quedando al frente lo otros tres mencionados ya.

Las puertas se cierran, y elevador empieza a bajar todo en total silencio.

—Catalina ¿Dónde iras almorzar? —Susurra Mily a nuestro lado.

—Aún no lo sé, no he pensado en ello.

— Puedes venir con nosotros – responde Chad —. Siempre lo hacemos en un restaurante que está a dos manzanas de aquí.

—Señorita De Leon, creo que usted sabe que a sus superiores se les trata de usted —Masculla la señorita Monte —. Qué no se vuelva a repetir.

¿Qué?

—Lo lamento señorita Monte,  no se volverá a...

—Milagros, no tienes de que disculparte —La interrumpo y los tres frente a mi se giran a verme —. Yo misma le pedí a ella, Fernanda y Chad e incluso a Marta que me tratarán de tú porque detesto que me llamen por mi apellido.

—No es correcto que los empleados se refieran a sus superiores de usted –Ataca ella nuevamente —. Eso la hace perder su autoridad.

La puerta del elevador se abre saliendo todos.

—Señorita Monte –Se detiene girandose a verme —. Disculpe que la contradiga, pero el que los empleados se refieran a sus jefes de usted no acredita que tendrá autoridad sobre ellos, además es muy distinto autoridad y respeto y mientras ellos me tengan respeto no tengo problemas con que me llamen por mi nombre –Todos me miran en silencio —. Con su permiso, que tengan buen día.

Camino a mi oficina con Chad detrás mío, me detengo justo antes de entrar a ella.

—Mily, Fernanda, las veo al mediodía para ir almorzar con ustedes chicas.

Le sonrió y me marcho.

Entró a la oficina y Chad cierra la puerta detrás mío con cuidado.

—Eso que acabas de hacer, fue peligroso —Me siento en mi escritorio —. Acabas de ganarltela de enemiga, te lo aseguro.

—Lo siento Chad,pero odio ese tipo de cosas y no voy a dejar que las chicas o tu me dejen de llamar por mi nombre solo porque a ella y a los demás le gusta que los llamen por si apellido solo por sentirse superiores.

Unos toques en la puerta nos interrupe, Chad camina a la puerta abriéndo y se hace a un lado rápidamente.

—Señor Cabal.

—Chad —Palmea su hombro.

Entra a mi oficina acercándose a mi escritorio, me levanto y lo miro nerviosa.

—Señor Cabal–Me extiende su mano y se la recibo —. ¿En qué le puedo servir?

—Me retiró, con su permiso, estaré afuera por cualquier cosa que me necesiten.

Chad sale de mi oficina dejándonos completamente solos, mis nervios aumentan y no es para menos luego de lo sucedido fuera del baño.

—Señor Cabal yo... –Titubeó nerviosa –. Yo lamento lo sucedido esta mañana, no sabia que usted era él presidente de la corporación.

—No se preocupe señorita Mejía– toma asiento frente a mi –. Ese tema ya está olvidado.

—Entonces ¿A que debo su visita? –Me mira con pequeña sonrisa que rápidamente borra.

—Es la visita que le hago a cada uno de mis nuevos empleados –Se levanta de su silla –. ¿Tiene algún problema con ello?

—En lo absoluto –Me mira fijamente y desvío la mirada –. Es su empresa, pero yo tengo trabajo el cuál debo ponerme al día.

—Yo la ayudaré a ponerse al día, nadie mejor que yo para conocer todo –Se acerca, toma el teléfono de mi lado pulsa un botón y habla –. Chad, que nadie nos interrumpa al menos que sea importante.

Cuelga la llamada, me mira, toma las carpetas de mi escritorio y se sienta frente a mi abriendolas.

—Esto es lo que tiene que saber para poder manejar...

Empieza a mostrarme todo los balances y estrategias que utilizan para los futuros inversionistas. Me muestra cada uno de los patrones que se utilizan y los sistema con el que se maneja la empresa.

Cuando termina observó el reloj y es casi mediodía, hemos pasado prácticamente tres horas aquí sin darnos cuenta de lo rápido que a pasado el tiempo.

Mi teléfono suena y veo que se trata de Mily, había olvidado que le había dado mi numero, se trata de un mensaje preguntándome, si sigue en pie ir a almorzar con ellos.

—¿Sucede algo? –Su voz me saca de mis pensamientos.

—No señor Cabal –Cierra las carpetas y las acomoda en mi escritorio –. Ya es hora del almuerzo, así que iré con las chicas antes de que se nos haga tarde.

—¿Me deja invitarla almorzar como bienvenida? – Su pregunta me deja totalmente asombrada.

Cuando estoy por contestar, unos toques en la puerta llaman nuestra atención.

—Adelante –Mascullo mientras sus ojos no dejan de mirarme.

—Lamento interrumpir... – Chad es interrumpido rápidamente .

—Bastian, llevo buscándote toda la mañana –La señorita Julia entra a mi oficina —. Quedamos en almorzar juntos, ¿se te olvidó?

La observó completamente asombrada , luego observó al señor Cabal quién no pasa por desapercibida mi reacción.

Empieza a golpear mi escritorio con el bolígrafo que sostiene.

—Pedí no ser interrumpido a menos que no fuera importante –Dice enérgico —. Estoy ocupado en estos momentos y no te puedo atender.

—Bastian...

—Julia, ¿No fui lo demasiado claro?

Observó como rueda los ojos,sale de mi oficina ella furia, Chad me mira asombrado y sale de la oficina en total silencio volviendo a cerrar la puerta.

—Señorita Mejía como le dije...

—Señor Cabal, no quiero sonar grosera pero no puedo aceptar su invitación –Tomo mi bolso y me levanto –. Quedé en almorzar con las chicas.

Tomó mi teléfono del escritorio y las llaves de mi camioneta, se levanta y me mira con una sonrisa.

— Además usted ya tiene con quien almorzar, con su permiso.

Salgo de la oficina dejándolo dentro de ella sin siquiera esperar una respuesta. Veo a las chicas subir al elevador con Chad y al verme detienen el elevador logrando subir a el.

—Gracias chicos –Sonrió alivianada –. Pensé que se irían sin mi.

—Nos dimos cuenta que estabas reunida con el señor Cabal cuando pidió que no molestaran –Responde Fernanda —. A la que no le gustó nadita cuando se entero fue a la víbora negra.

—Fernanda, no se vale que llames a tu jefa de esa manera –Se burla Chad.

— ¿Ella es tu jefa? –Preguntó confundida y asiente – . Pensé que tú jefa era Marta.

— En realidad soy secretaria de ambas.

—La víbora llevaba toda la mañana buscando a mi jefe, pero ninguna le quisimos decir que estaba en tu oficina, cuándo se entero debiste de ver su cara —Mily ríe —. Era obvio que no le gustó para nada saber que el señor Bastian estaba a solas contigo, se sintió remplazada.

—Están locas –Niego.

Cuándo el elevador abre sus puertas, salimos a la recepción.

—¿El restaurante está lejos? –Preguntó curiosa.

—Cómo a cinco minutos –Responde Chad.

—Mejor vamos en mi auto, no pienso caminar con estos zapatos.

Tomamos el elevador hacia el sótano, para ir en mi auto al dichoso restaurante...

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.