Sinopsis
Grace Lily Casten estudia enfermería en Nueva York y es voluntaria en el hospital cercano a su casa. Justo allí, entre las paredes de la sala de emergencias, conoce a Carter Bale, el chico del que está enamorada pero cuyo corazón rompió al cometer un error que espera que pueda perdonar ahora que se han encontrado. ¿Estará Carter dispuesto a aceptar la disculpa de Grace y perdonarla? ¿A que precio? ¿Volverán a amarse como antes? Si quieres averiguarlo, no esperes a leer su historia.
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Me sirvo otro café y me lo bebo antes de que se caliente. A estas alturas se ha convertido en algo rutinario beber más de dos cafés al día. Para estar al día con todo lo que tengo que hacer, los necesito más que cualquier otra cosa.
-¿Cuánto bebiste? - me pregunta Lucy, mi mejor amiga.
-Bah, por hoy son solo tres, por debajo de mi umbral diario de todos modos- respondo sonriendo. Sé que piensas diferente a mí sobre la cafeína, pero ¿cómo puedo dejarla? Lo he estado bebiendo varias veces al día durante un año, creo que me he vuelto adicto.
-¿Cómo te las arreglas para tragar esas cosas todo el día? Para mí tiene un sabor demasiado amargo y luego hace mucho calor y tarda una eternidad en enfriarse- resopla mientras se alisa el pelo con la mano.
Oh, sé lo que piensas. Pero nunca me harás cambiar de opinión. Soy muy terca cuando lo hago y lo sabes- le digo mientras salgo de la cocina para ir a mi habitación. Ha cambiado mucho en el año que he estado aquí. Por supuesto, muchas otras cosas también han cambiado. Tomo la sudadera que estaba buscando y salgo para volver a la sala. Lucy todavía está tirada en el sofá y mirando su teléfono celular.
-Entonces, ¿con qué lecciones empezamos mañana?- le pregunto antes de tomar la voluminosa bolsa que está tirada en el suelo.
-Mmh, empecemos con una reunión al principio del curso como siempre y luego tenemos enfermería clínica- responde ella, sin dejar de mirar el teléfono.
-Espero sinceramente que haya profesor malhumorado del año pasado. Luché tanto para aprobar su examen. Reviso mi bolso para asegurarme de que tengo todo.
Me despido rápidamente antes de salir del apartamento. Exactamente un año antes la había encontrado tirada en el suelo, justo en el mismo lugar donde estoy yo en este momento y entonces pienso en todo lo que pasó ese día.
Me siento en el sofá de mi nuevo apartamento y miro afuera, ahora los chicos que he visto antes casi se han ido. Estoy a punto de apartar la mirada cuando noto a una chica con una maleta grande. Seguramente debe ser un primer año como yo porque lo siguen tres o cuatro personas. Seguramente serán sus padres y tal vez sus hermanos. La miro mientras salta y sonríe emocionada. Bueno, entiendo estar feliz por el comienzo de la universidad, pero esto me parece demasiado.
Aparto la mirada y busco mi teléfono celular para ver si he recibido algún mensaje. Encuentro a tres de mi mamá que me pregunta si ya conocí a mi compañero de cuarto y si ya los extraño. Para hacerla feliz, decido enviarle una foto mía con la taza de té todavía humeante.
Cierro el teléfono y lo coloco en el sofá mientras tomo mi primer sorbo. Con una mueca lo dejo en la mesa de café y cuando estoy a punto de ponerme cómodo nuevamente escucho una fuerte conmoción afuera de la puerta. Me levanto para ir a ver qué ha pasado y encuentro a la chica que había estado observando antes afuera con su familia tirada en el suelo.
- ¡ Estoy bien! -le grita a sus padres que se acercaban preocupados -¡Acabo de tropezar con mis propios pies! Oh mamá, estoy tan emocionada de finalmente conocer a mi compañero de cuarto. Realmente espero que sea agradable y sociable, tal vez pronto nos hagamos amigos. Oh, realmente espero que sí - cuando se da la vuelta me doy cuenta de que lleva un par de pendientes muy peculiares, tienen forma de rábanos. ¡Dios mío! ¿Quién caminaría por ahí con esas cosas colgando de sus orejas? Entonces los reconozco. Los he visto demasiadas veces y a estas alturas se me quedaron grabados en la memoria, son de Lucy, una de mis compañeras de secundaria. Una sonrisa que no presagia nada bueno está impresa en mi rostro y estoy a punto de decirle algo profundamente mezquino como suelo hacer, pero ella habla antes que yo.
-Hola lo siento, ¿esta es la B? - ¡Perfecto! No me reconoció. Voy a hacer que su vida aquí sea un infierno, como lo he hecho todos estos años. ¡Viva!
-Bueno a menos que tu caída haya hecho cambiar los números de las habitaciones, esta sigue siendo B- le digo con una sonrisa burlona. Ella se sonroja visiblemente y mira hacia abajo. Ciertamente me reconoció, puedo verlo por la forma en que retrocede y la forma en que sostiene la caja cerca de él. En ese momento algo se rompe en mí. ¡No! Esto no fue lo que me prometí hacer. Juré que dejaría de ser una perra y miraría hacia arriba y me disculparía con todas las personas a las que había lastimado.
Me muevo para dejarla entrar y disculparme.
- ¡Lo siento mucho! Es que estoy un poco nerviosa, sabes que es mi primer día aquí- le digo con una leve sonrisa. Ella me mira insegura. No sabe si confiar en mí y lo entiendo porque la he molestado demasiadas veces. Decido ir a mi cuarto para darle espacio, luego hablo con ella. La escucho entrar seguida de su familia. Tengo que hacer absolutamente algo para hacerle entender que he cambiado, sólo así mi camino de redención, si podemos llamarlo así, puede ser completo. Salgo de la habitación y la encuentro en la cocina buscando algo en los cajones y la veo un poco desilusionada al descubrir que están vacíos.
Cuando se da la vuelta, se da cuenta de que yo también estoy allí. Inmediatamente baja la mirada y va a refugiarse en la habitación, pero antes de que pueda entrar, la agarro por la muñeca. Ella no me mira ni dice nada, así que empiezo a hablar.
-Escucha Lucy, ¿podemos hablar? Me gustaría explicarte algunas cosas. Lo digo suavemente solo para hacerle entender que mis intenciones son verdaderas y que no hay nada más debajo. Todavía vacilante me mira y me indica que continúe. Suelto su muñeca y voy a sentarme en el sofá, ella me sigue pero se sienta lejos de mí. Mientras continúa torturándose las manos, le cuento todo.
El aire fresco fuera del dormitorio me devuelve inmediatamente al presente. Por suerte, las cosas han mejorado cada vez más entre nosotros y parece que he logrado deshacerme de mi pasado. Sigo caminando hasta la parada del autobús y me siento en el banco a esperarlo.
En cuestión de minutos, escucho la sirena de una ambulancia que viene justo al final de mi calle. Me pasa muy rápido y desaparece al final de la calle. Algo grave debe haber sucedido a juzgar por la velocidad. Por suerte el bus llega temprano así que en ni minutos llegué a mi destino. Me apresuro a entrar al hospital para ir a cambiarme, lista para empezar mi turno de trabajo. Bueno, en realidad no es un trabajo ya que no me pagan, pero lo considero uno. He sido voluntario durante aproximadamente un año y cuando puedo estoy aquí para ayudar. Inmediatamente me acerco a la jefa de enfermería que me informa que acaba de llegar una ambulancia. Seguramente debe ser el que me pasó primero. Me informa que llevaba en su moto a un chico de veinte años que chocó contra un coche. Como siempre tengo que dejar las emociones fuera para concentrarme mejor en mi trabajo. Y así cargada más que nunca empiezo a afrontar este giro.
Después de unas horas ya he dado la vuelta a todas las habitaciones que me habían asignado y atendido a los pacientes que lo necesitaban. Me siento en una silla en la sala de máquinas y cuando estoy a punto de cerrar momentáneamente los ojos para descansar, me llama una colega para ayudarla a colocar al nuevo paciente que ha llegado, el del accidente. Me levanto con pocas ganas y la sigo. Me entrega el historial médico del chico mientras caminamos por el pasillo que conduce del área de máquinas a las habitaciones, antes de entrar a la habitación observo el nombre escrito en mayúsculas en la etiqueta colocada en el centro del expediente, CARTER BALE, Leo y releo el nombre veces. ¡¿Es una broma?! A Destiny le gusta jugar conmigo, aunque no hay tiempo para jugar en este momento porque está en el hospital todavía inconsciente.
-Oye Carter- lo llamo acercándome a él. La música fuerte retumba en mis oídos y los tragos de tequila comienzan a fluir. Le sonrío provocativamente. Sé que esto hace que se derrita, funciona en todos.
-Hola hermosa, ¿tienes una buena noche? Veo que ya te has divertido mucho- dice señalando la fila de vasos detrás de mí. Me acerco aún más. Ahora estamos a un paso.
-¿Vienes a bailar conmigo? Me lo prometiste- Lo miro con ojos de cachorrito y tomo su mano tratando de arrastrarlo al centro de la habitación. Él no resiste y así al ritmo de la música empiezo a moverme. Todos mis movimientos están calculados para que mi cuerpo se adhiera al suyo en cada momento posible. Envuelve su brazo alrededor de mi cintura para prolongar el contacto y apoyo mi espalda contra su pecho. Ahora nos estamos moviendo al unísono, somos como uno. Lentamente me doy la vuelta y coloco una mano detrás de su cuello mientras me acaricia las caderas. Empiezo a jugar con su cabello y tiro de él levemente, ella sonríe culpable. Sé que esa es su debilidad y me estoy aprovechando de ella. Me muerdo el labio ligeramente, provocativo. Ahora nuestros labios están muy cerca. Perfecto, esto me facilitará seguir el plan y ganar la apuesta. Una brisa.
-Carter... estoy enamorada de ti- le digo antes de besarlo. Me abraza aún más cerca y me acaricia la cara con la mano. Él profundiza el beso y lo dejo. El momento adecuado aún está por llegar. Me alejo de él y lo miro a los ojos.
-No tienes idea de lo mucho que esperaba que correspondieras a lo que siento - ¡Ahhh absolutamente perfecto! Cayó en la trampa como se esperaba. Todo demasiado simple.
-Pobre engañado, pobrecito. ¿De verdad pensaste que sentí lo que te dije antes? ¿Cómo, después de años y años de conocernos, todavía no has descubierto cómo son? No me importas tú, cero absoluto. Esta tarde fuiste presa fácil de mis jueguecitos, te bastó un empujoncito y lo hiciste todo tu solo- le digo sonriendo. Inmediatamente lo suelta y retrocede. -Aww no esperabas tal reacción ¿verdad? Bueno que les puedo decir, lo disfruto así- digo -que pasen buenas noches- le guiño un ojo y me doy la vuelta. Me sujetan por la muñeca y cuando me doy la vuelta, Carter sigue parado donde lo dejé.
Puedes intentar engañarte a ti mismo, pero no puedes engañarme a mí. Puedes ser dueño de tus acciones pero nunca de tus sentimientos. Sé que tú también sientes algo por mí, puedo verlo por la forma en que me miras, puedo verlo por el efecto que tengo en ti, es el mismo que tú tienes en mí. - me dice estas palabras y todo a nuestro alrededor parece desaparecer. La música suena más suave y la gente se mueve casi a cámara lenta. No puedo mostrarme débil, no ahora. Yo también siento que hay algo entre nosotros, pero mi orgullo es mayor. Quiero, tengo que ganar la apuesta con Brittany. Así es cómo lo hacemos. Apostamos por los chicos, cuánto tiempo lleva enamorarlos y luego qué tan rotos están cuando se dan cuenta de que solo nos hemos estado burlando de ellos. Tenía que ser así con Carter también. El golpe final fue besarlo y declararme para luego dejarlo desconsolado tras revelar que solo era una farsa. Lo que no planeé fue que yo también podría enamorarme. Pero qué es el amor para los muchachos de un año, nada más que un juego.