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Capítulo 6

natalia

El tirante de mi vestido caído dejaba parte de mi pecho al descubierto y los ojos de Emhre miraban con deseo, y su boca se mordió con urgencia en el lugar, su lengua se deslizó sobre mi piel, sus manos retiraron lo último de la tela que la cubría y el gemido fue inevitable. mientras agarraba el pezón y lo mordía levemente, el deseo sacó a mi mente de su estado racional, una de las manos de Emhre alcanzó mis bragas y las apartó, el ágil dedo hizo círculos en mi clítoris y junto con las succiones obtuve en mi seno me hizo arquear.

- ¿Estás seguro de eso?

– me pregunta – Si seguimos no podré parar, así que realmente necesito que estés seguro.

- Estoy seguro Emhre - me apresuré a responder.

- Sabes que no soy él, verdad – me miró fijamente – Y no quiero que después te arrepientas, te sientas engañada o arrepentida.

- No me arrepentiré, siempre supe lo que quería y no me arrepentiré ahora.

- Pero aquí en este piso Nathi - Quiero lo mejor para ella - Podemos ir a algún lugar más cómodo y…

- Emhre da que deje de hablar y siga con las caricias, solo continúe.

- Ya que estás segura – me besó – te voy a hacer la mujer más hermosa que jamás se haya visto en este planeta – y volvió a prestar atención a mis pechos.

Sus manos mágicas sabían lo que hacían, su dedo rodeó mi clítoris, haciéndome gemir, mientras chupaba mis pechos con su boca llena.

Mi vestido fue removido por completo dejándome expuesta bajo el árbol de fuego, mi cuerpo sintió la hierba helada debajo de él, sé que este no es el lugar donde soñé perder mi virginidad, pero ha sido muy bueno y no podría haber elegido una mejor persona para eso.

Su boca bajó a mi húmedo sexo, y su lengua jugó arriba y abajo, mientras mi cuerpo se arqueaba y yo gemía de placer, realmente Emhre era muy bueno en lo que hacía, con razón todas las mujeres lo querían.

Su dedo jugó con mi entrada mientras su lengua trabajaba sin parar, mojándome y deseando.

Con las caricias de su lengua temblé, gemí y reí desesperadamente tras la liberación de mi placer mientras apretaba su cabeza entre mis piernas con mis piernas.

Fue realmente bueno, he tenido sexo oral antes, tengo veinticuatro años y ni siquiera soy ingenuo, pero solo un hombre me había hecho sentir como Emhre me hizo sentir hoy.

Emhre me estaba besando rápidamente, creo que en mis sueños no me di cuenta de que ya tenía su miembro en mi entrada, me besó y pasó su lengua por mi cuello y más adentro de mí, el beso se intensificó más y más de lo que sentí. el ardor y cierta incomodidad de tenerlo todo dentro de mí, así que gemí.

- ¿Está todo bien?

¿Te lastimo?

- No me dolió.

- ¿Quieres que me detenga?

- No - Sostuve su rostro tan familiar y lo besé - No quiero que pare - digo sin aliento.

Sus movimientos eran tranquilos y ya estaba acostumbrada al volumen de él dentro de mí.

El movimiento de ida y vuelta se intensificó y mientras chupaba mis pechos, y yo explotaba de placer, clavando mis uñas en su espalda y gimiendo como loca, él tampoco pudo contenerse más, se liberó, entrando más profundo en mí. , su respiración jadeante y los gemidos mientras se corría.

Permaneció dentro de mí durante mucho tiempo, su frente presionada contra la mía y sus ojos cerrados.

No se dijeron palabras, él estaba perdido en sus pensamientos y yo también estaba perdida en los míos.

A diferencia de todo lo que imaginé, pensé o cogité cómo sería este momento, puedo decir que fue mágico, sé que no dejé que Emhre pensara demasiado o no lo haría, ambos nos amamos mucho, nos nos respetamos y nos llevamos muy bien.

Quisiera que el hombre que estaba encima de mí se arrepintiera, o tal vez se sintiera culpable, pero yo quería y deseaba que me viera como una mujer y no como la niña que jugaba con él en estas tierras.

Estoy feliz y realizado.

"Emhre gracias" fue todo lo que logré decir mientras una lágrima se deslizaba de mi ojo.

Cuando desperté, ya no estaba en el árbol de fuego sino en el lago cerca de la casa de la abuela y donde estaba la casa del árbol que se construyó para mi padre y mi tía Helena cuando eran niños.

Emhre no estaba a mi lado, estaba cubierta por una cobija y aún desnuda, me sentí un poco decepcionada de que él no estuviera, debió dejarme como lo hace con las chicas con las que siempre anda, hoy yo saber cómo se sienten cuando se despiertan.

Me levanté, fui al baúl grande donde tenían algo de ropa y me puse una camisa que debía ser del mismo Emhre, porque a veces dormía allí cuando estaba en la finca.

Así que decidí ir a casa y ducharme y ser la nueva mujer que había decidido ser.

A partir de ahora seré una nueva Nathalia.

Al salir, vi al hombre sentado a la orilla del lago, pensativo y mirando al horizonte.

Bajé las escaleras y caminé descalza hasta donde estaba él, nuestras miradas se encontraron y nos sentimos avergonzados el uno del otro por algo que nunca había sucedido, y me sentí culpable por tal vez arruinar nuestra amistad.

"Hola", dije, tratando de iniciar una conversación.

- Hola - respondió - ¿Estás bien?

- Sí, estoy perfectamente bien - respondí tratando de mejorar la situación.

- Lo siento, debí contenerme... - dejó de hablar - No debimos...

- Emhre estoy bien, te quería, porque eres especial para mí - así que me senté a su lado - Y tranquilo ¿puede nuestra amistad seguir siendo la misma?

– Sacudió la cabeza afirmando – No se sientan culpables, yo quería y ustedes también son adultos y sabemos muy bien lo que hacíamos.

- Sí, pero - buscó algo que decir - Y me siento culpable por haberme dejado ir, eres muy especial para mí, no quiero lastimarte.

- No tienes que casarte conmigo porque me quitaste la virginidad, soy lo suficientemente mayor para saber lo que se siente en un momento.

- ¿Me elegiste porque soy como él?

- No, te elegí a ti porque eres especial para mí, y no quiero hablar de él - así que me levanté y comencé a entrar al lago y me quité la camisa que tenía puesta - Ven vamos a bañarnos en el lago conmigo.

- Nathi, Nathi no me hace eso – así que me acerqué a él desnudo, lo tomé de la mano y lo llevé al agua conmigo – Ven, disfrutemos el momento – luego lo besé y me enrosqué en su cintura – Sabes que me lo había imaginado todo diferente.

- ¿Diferente como?

Tiene sus manos en mi trasero mientras me froto contra él.

- Tenía planeado llevarte a Ibiza en un yate y arrinconarte allí – Te di un besito – Y obligarte a tener sexo conmigo, pero ni siquiera tuve que obligarte, una gallina nata como tú nunca rechaza una mujer.

- Wow, eso me ofendió - otro beso - ¿Entonces todo esto fue planeado por usted jovencita?

– confirmé – debería estar muy enojado contigo, pero soy el hermano simpático de los trillizos, así que te invito a ir conmigo a Ibiza, ¿qué te parece?

- Pienso que es una idea genial.

Y una vez más el sexo fue increíble, él de pie y yo con mis piernas alrededor de su cintura, puedo ver que somos una buena pareja.

Estoy un poco adolorida pero lo quiero de nuevo, quiero ser una mujer nueva y disfrutar cada momento y hoy el momento es con Emhre.

Ya no quiero esperar a que el amor toque a mi puerta como siempre lo hice, quiero ser feliz y lo seré.

Emhre y yo nos besamos esta vez todo estaba más tranquilo, no había tanta locura y pudimos disfrutar el momento, el cuerpo masculino del hombre frente a mí me dejaba fija en cada movimiento que hacía, sus ojos oscuros me miraban fijamente y Le sonreí, me solté y me dirigí a unas rocas en el lago, me senté en una de ellas y me quedé desnudo, acostado sintiendo el sol golpear mi piel.

-Pareces esas sirenas de dibujos animados infantiles, solo necesitas la canción para hechizar a los ingenuos que te escuchan- dice acercándose a mí en la piedra.

- Ay quien lo vea piensa, eres tan ingenuo - sonrío ante el comentario - hasta lo siento.

- Los hombres somos pobres – llegó donde yo estaba – Vosotras las mujeres que nos embrujáis y acabamos haciendo lo que queréis.

- Lo de una mujer que te hechiza, mi querida prima, no está escrito.

- Soy un hombre embrujado.

- Un día una mujer hará que te enamores de ella de verdad y arrastrarás un camión por ella.

- ¿Quieres ser esa querida prima mujer?

Me pregunta con una sonrisa en su rostro.

- ¿YO?

– Pongo mi mano en mi pecho y me levanto para mirarlo – Capaz, no quiero vivir lleno de cuernos alrededor – Me acuesto de nuevo en la piedra – Lo que pasó ayer y hoy es solo un momento entre nosotros , Dios no quiera relacionarse contigo.

- Oh, entonces me ofendes.

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