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Capítulo 3

La rubia podía estar loca pero sabía lo que hacer y disfruté del placer que la chica me podía dar.

Quise hacer mis necesidades en su boca, y de ahí morder la mula, como diría mi abuela Paula.

Esta vez iba a dejar ir a la chica, no soy tonto por quedarme y ser atrapado con la belleza con su boca en mi miembro duro.

Estaba a punto de estallar en mi deseo, mis piernas ya comenzaban a temblar y tenía muchas ganas de salir de allí.

Así que intensifiqué los movimientos sosteniendo su cabello y sus manos sabían lo que hacían con mis bolas que ya estaban tensas y exploté en la cara de la maquilladora y con su boca roja frente a mí, no pude contenerme. ensuciando todo, ella como una niña buena lo tomó con el dedo y se lo metió en la boca y se lo tragó todo.

Ella se levantó y vino hacia mí, la intención era un beso y que la atrapara ahí mismo en el cubículo del baño.

¿O cruel duda?

Le sonreí mientras me preguntaba si valía la pena, me rascaba la cabeza pensando.

El beso apresurado lleno de ganas de sexo en un baño de hombres en una fiesta, la besé intensamente y me dio la espalda, si optaba por su deseo tendría que ser rápido.

El vestido largo hizo las cosas un poco imposibles, pero tenía experiencia y sabía lo que estaba haciendo.

Saqué el condón de mi bolsillo y pronto estaba protegido, entonces vi que la chica llevaba unas braguitas diminutas que estaban colocadas a un lado y entré como un loco, sus manos apoyadas en la pared y una de sus piernas. fue levantada y colocada encima del inodoro para el ajuste correcto, el ir y venir intenso y la fuerza usada allí porque a la chica le gustaba el sexo fuerte y rudo, con una de mis manos le tapé la boca y con la otra le sujeté el cabello oa veces sostuve sus pechos.

Ella se corrió en un orgasmo, y le sostuve la boca para que nadie pudiera escucharnos, sus piernas temblaban y su cuerpo se relajó, así que lo que escuchaste en el baño fueron dos cuerpos chocando piel contra piel.

Y cuando sentí que mi deseo iba a brotar la hice arrodillar de nuevo y por segunda vez le solté todo lo que tenía en la boca y ella, que era buena chica, volvió a tragarlo todo y me limpió todo el miembro.

Se escucharon voces, necesitaba salir de allí.

Así que tuve que actuar rápidamente.

Y eso fue lo que hice, la chica seguía ahí sentada jadeando.

- Fue un placer hermosa – dije mientras me acomodaba la ropa.

- Me dejarás aquí después de lo que hicimos.

- Necesito ponerme rubia - deposité un beso en la chica - Hasta otra fiesta - y le guiñé un ojo.

Cuando abrí la puerta rápidamente para salir, me quedé paralizado al ver al querido Senador y exdiputado Fontes parado frente a mí, el padre de nuestra querida rubia, aún estaba arreglándome los pantalones después de haber tenido sexo con su hija en el baño.

- Las cosas estaban interesantes ahí dentro mi muchacho - me dijo con un guiño.

Cuando el hombre se levantó a tomar el papel para secarse la mano, la pistola nueve milímetros apareció como un fantasma ante mis ojos que se abrieron como platos, la puerta de la cabina entreabierta mostraba las sandalias de la chica y parte de su vestido y lo peor si podía oír la niña sollozando en un suave llanto, ¿qué quería?

Después de besarse conmigo en un baño de hombres y prácticamente forzarme, ¿la chica quiere una propuesta?

Así que me escapé.

Mejor ser un hombre vivo en fuga que ser un hombre valiente muerto o casado con esta loca.

- Buenas noches, Senador.

- Buenas noches y tu padre... - No me quedé a escuchar.

Y cuando salí de ese baño, corrí como loca, los sonidos de disparos que venían hacia mí no tardaron en escucharse por todo el pasillo y causaron revuelo entre todos los allí presentes.

No recordaba tantos corredores, y el Senador me perseguía como un loco.

Saqué mi celular y llamé a Nathi, sonó dos veces y ella contestó.

- Nathi necesito que salgas de ahí ahora mismo – enfaticé – Ahora lo entiendes.

- ¿Dónde estás Emhre?

Algo pasó, escucho disparos y todos corriendo.

- Pasó y tenemos que subirnos a ese avión en diez minutos - enfaticé - Es una cuestión de vida o muerte - el mío por si acaso - Código Nathi Black - El código Black se disparó cuando estábamos en peligro y yo estaba en peligro.

- Está bien al costado del edificio, mis padres están conmigo y nos vamos.

Code Black se hizo para todos nosotros cuando estábamos en peligro o intentamos un secuestro y lo único que nos sacaría de allí con tanta urgencia sería Code Black.

Podía escuchar los gritos y disparos del Senador después de que descubrió que era su hija la que estaba llorando por mí dejándola después de tener sexo casual en el baño.

No imaginé que la chica lloraría, parecía tener mucha experiencia y no la virginal que se enamora del tipo al que se la folla en el baño.

La confusión se apoderó del salón que hasta hace poco tenía parejas bailando y gente conversando, ahora la gente corría como si allí hubiera caído una bomba.

Lo que nos ayudó a salir rápido del lugar y nuestro coche fue uno de los primeros en zarpar de allí.

En minutos, los cuatro estábamos camino al avión, menos mal que no estábamos en un aeropuerto sino en una pista de aterrizaje fuera de la ciudad, ya que nunca le dimos la ubicación exacta a nadie, una medida de seguridad hecha por mi padre y nosotros. solo se les dijo media hora antes del vuelo.

Ya le pedí al piloto que dejara el avión listo para que pudiéramos subir y despegar.

Antes el Senador pidió nuestro avión para regresar y me mató por hacer llorar a su hermosa, rubia, sucia hijita.

Una vez dentro del avión pude respirar tranquilamente, me senté en el asiento y suspiré profundamente con un vaso de whisky en mis manos.

Tres pares de ojos me miraban y querían una explicación.

- ¿Por qué el código Black Emhre?

– preguntó mi tía.

- La tía era cuestión de vida o muerte.

- ¿Cuál fue el lío en el momento Emhre?

– esta vez gritó – Para activar este código debemos estar realmente en riesgo, todos lo sabemos, ¿no?

- Tía Sophie pero estaba en peligro, prácticamente en la mira de una pistola nueve milímetros.

- ¿Y de quién era la pistola?

- Era el turno de hablar de Nathi - Te garantizo que era la pistola del Senador - y se echó a reír - O más bien probablemente nuestro querido Enhre le pasó la pistola a la hija del senador.

- Deja de hacer bromas Nathalia – levantó las manos en señal de rendición – Emhre ¿no te dije que te alejaras de la hija de ese hombre?

– tomó el vaso de la mano del tío Pedro y se lo bebió todo – ¿No te lo dije?

-dijo la tía Sophie pero me persiguió en el baño y me agarró - me defendí - Esta vez soy inocente, lo juro.

- Te agarró, prima mía, que ternura - se rió - Pobre hombre de seis pies fuerte e inocente, desvirgado por una chica rubia

- Cállate Nathi - Le fruncí el ceño - Me empujó hacia la cabaña y...

- Ahórranos los detalles sórdidos Emhre - La tía Sophie cortó mi historia - ¿Cómo se enteró?

Cuente desde el momento en que lo vio. Agitó las manos para que comenzara a hablar.

- Cuando salí de la cabaña él estaba allí y ella estaba llorando, así que corrí y me disparó – me interrumpió.

- Dios mío, qué lío hiciste muchacho, hiciste que todos salieran corriendo a tener sexo en el baño - esta vez dijo el tío Pedro - Él no niega ser familia de todos modos - y sonrió y la tía Shopie lo regañó con la mirada.

- Estoy de acuerdo contigo mi amor, la familia a la que le encanta meterse en líos no es así – le dijo irónicamente a mi tío - Ahora voy a tener que dejar que nuestro Senador se calme, no es así Emhre – ella parecía cansado.

- Lo siento tía ya se que te lo prometí – Me arrodillé frente a ella y le besé la mano.

- La próxima vez mi hermoso sobrino, piensa con la cabeza en alto, por favor, y no nos metas en problemas - así que puse mi cabeza en su regazo y ella me acarició el cabello.

- Por eso es un perdedor, todos se tocan la cabeza – refunfuñó Nathi y todos nos reímos.

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