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Ajuste

Capítulo 2

Lo empujan, retomando la marcha, por suerte están a pocos metros de la estación, así que no tendré que aguantar más.

Oigo sus pesados pasos justo detrás de mí, y una risita idiota llega a mis oídos.

- Alguien se enojó ya veo.... - Me muerdo el labio inferior para tratar de no responderle del mismo modo, pero diablos es difícil!!!!

Apenas subo los escalones que me conducen a las vías, por fin respiro aliviado y alejándome de mi perseguidor, lo saludo con una mano más radiante de lo necesario.

- Bueno, no puedo decir que haya sido un placer verte hoy, adiós – me mira por un momento y luego camina hacia las vías, pero no entendió la indirecta??? ¿Debería hacerle un pequeño dibujo?

Resoplando tan fuerte como puedo, me dirijo hacia la plataforma dos, esperando que pase este gran tren. Normalmente no me importa esperarlo, porque de esta forma tengo la oportunidad de observar a las personas a mi alrededor inmersas en su mundo, pero ahora pagaría oro por ver acercarse ese maldito faro, y escuchar el sonido de las ruedas al romperse. en los rieles

Aiden no da señales de girar sobre sus talones, y esto en serio me empieza a molestar, en fin, ¿por qué de repente aparece frente a mí cada vez que giro la mirada?

El anuncio de que el tren está llegando es como un bálsamo para mis oídos y casi daría un salto en el acto, excepto que probablemente parecería loco.

La mirada de Aiden no quiere dejar mi cara ni por un segundo, y es una empresa titánica, tratar de no sonrojarse bajo su mirada plateada...

Tan pronto como el tren se detiene frente a nosotros y las puertas se abren de par en par, me apresuro a entrar, pero tan pronto como me doy la vuelta con una gran sonrisa, Aiden da un paso gigante dentro del vagón conmigo, dejándome atónita de nuevo.

- ¿¿Qué demonios estás haciendo?? porque subiste?? - Con un encogimiento de hombros me toma de la muñeca arrastrándome hacia dos asientos vacíos

- Te dije que te llevaría a la escuela, y lo haré de una forma u otra - me hace sentar en los asientos dobles, empujándome en la esquina para que no tenga a dónde escapar, a menos que me arrastre debajo de la asientos, y por el estado del piso realmente no lo creo.

Pongo los ojos en blanco, enumerando en orden alfabético una serie de insultos hacia el guapo galán a mi lado, que parece estar de viaje por esa sonrisa feliz que encuentra.

- Sabes ?? Han pasado años desde que tomé el tren. Finjo ignorarlo mirando por la ventana, todavía no tengo un nuevo par de auriculares, por supuesto, así que ni siquiera puedo recurrir a mi amada música para escapar de la realidad. .

De repente, un peso se coloca en mi hombro y cuando miro hacia atrás es la cabeza de Aiden.

- Ehm Aid- Voy a moverlo, cuando se posiciona mejor contra mí, agarrando mi mano, cruzando mis dedos con los suyos.

- Déjame descansar un poco, ya no estoy acostumbrado a despertarme tan temprano – el tono suplicante que me dirige hace que desista de ahuyentarlo, es quizás una de las pocas veces que lo veo así, así que le doy en y en los próximos veinte minutos, pierdo casi la sensibilidad de mi hombro, y mis dedos comienzan a hormiguear porque no los muevo ni una pulgada.

Tan pronto como noto que la siguiente parada es mía, o más bien nuestra, muevo a Aiden con extrema delicadeza, diablos, realmente se derrumbó, no se ha movido en absoluto........

- Aiden tenemos que bajar - le digo en voz baja usando el tono que siempre tengo con mis hijos.

Una señora ve la escena y nos sonríe dulcemente, mirando a Aiden como un cachorrito buscando mimos, y tal vez realmente lo sea.........

Lo intento de nuevo con un poco más de énfasis, y finalmente dos pozos grises se abren frente a mí.

- Buenos días dormilón, tenemos que bajar - parece un poco aturdido, como cuando te adormeces sin darte cuenta, y cuando te despiertas no sabes qué hora es, ni siquiera dónde estás.

Se aleja de mí, dejando finalmente mi brazo libre, el cual estoy a punto de mover para que la sangre circule de nuevo, mientras se estira como un maldito felino, atrayendo bastantes miradas de chicas como yo que van a la escuela.

Nada más llegar a la estación nos levantamos junto con los demás viajeros.

Estoy a punto de agarrar mi mochila de nuevo, descansando en el suelo, cuando los dedos afilados de Aiden llegan primero y de un solo movimiento se la pone en el hombro, caminando hacia la salida.

Este movimiento me deja como un bacalao otra vez....

- ¿Hacia dónde Zanahoria? – me pregunta una vez bajo, y señalo las escaleras al lado de las escaleras mecánicas. Levanta una ceja, pero viene detrás de mí sin decir nada.

Lo sé, la mayoría de la gente prefiere no trabajar duro, pero soy de la opinión de que si tienes la oportunidad de hacer alguna actividad física, debes aprovecharla.

Una vez afuera, las luces de la ciudad me deslumbran y el aroma de croissants recién horneados llena mis fosas nasales.

Empiezo a caminar por las calles como de costumbre, excepto por el chico sexy a mi lado, que incluso lleva mi mochila...

Lo escucho bostezar ruidosamente y apuesto a que casi se disloca la mandíbula, pero tan pronto como lo miro para verificar la teoría, vuelve a la compostura fingiendo que no pasó nada.

- Te desplomaste como una piedra antes en el tren, tenía miedo de que no despertaras nunca más - asiente con una media sonrisa

- Bueno, ¿qué hubiera estado mal? ¿Podríamos haber ido a algún lugar lejos de todo, un pequeño escape de la vida cotidiana? Casi tropiezo con mis propios pasos, él y yo... ¿solos en alguna parte?

- Lo siento pero no soy de los que faltan a la escuela, mi caja de ausencias está completamente vacía – la cara de asombro que me da hace que se me encoja el pecho, sí... Tengo el récord de ausencias y sinceramente espero mantenerlo intacto hasta fin de año

- ¿Entonces nunca faltaste a la escuela porque no tenías ganas? ¿Nunca has estado enfermo? ¿Alguna vez tuviste una visita o un evento inesperado que te impidió ir a la escuela? – Niego con la cabeza, siempre he hecho todo lo posible para llegar a tiempo a la escuela, una vez fui en bicicleta porque había una huelga y no quería saltarme las clases.

- Tengo salud de hierro, y siempre he hecho visitas por la tarde, luego me gusta ir a la escuela - sonríe mirándome, una sonrisa de verdad ahora, no la sarcástica que el noventa por ciento de las veces me regala

- Realmente eres un nerd – Me encojo de hombros sin sentirme ofendido, si sacar buenas notas y no faltar me hace un nerd, pues culpable!!!

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