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Capítulo 1

El inicio

Halia

Ver a todas las personas en esta oficina aburre. Ellos creen que soy conflictiva y tienen razón. Piensan que con una charla todo pasará. Lo siento por el señor Norris, es un buen director, pero esto es culpa de ellos. Si me hubieran ayudado cuando lo necesitaba, nada de esto estaría pasando. Solo con recordarlo es como si me volvieran a arrancar el corazón.

Un año atrás.

— Hali —escucho que llaman—. Hali, despierta —me mueven.

— Mmmm —me quejo.

— Hali, despierta, vamos a desayunar —me remueven más.

— Si no te largas, te dejo calvo Sebastián —gruño.

— Primero, mi cabello es santo, segundo, papá cocinó y sabes qué mamá no deja nada.

Me levanto rápido de mi cama, ya que conozco a mi madre.

— Hubieras comenzado con eso —intento ponerme unos zapatos muy rápido fallando en el proceso, dándole un delicioso abrazo al piso.

— Hali, ¿Te caíste? —me pregunta Sebastián, yo solo lo miro incrédula.

— No, hermano, el piso se sentía solo y lo quise consolar — respondo con sarcasmo, aprendido por mi tío Yack, obviamente.

— Deja de hacerte la chistosa y vamos antes de que mamá se acabe todo.

Salimos corriendo en dirección de la cocina, sentándonos a duras penas en la mesa.

— ¡Buenos días, papá! —décimos al mismo tiempo. Kaia solo nos ve riéndose porque ella ya estaba desayunada.

— Tienen suerte, a mamá la está distrayendo Steve, ya que él ya desayunó —nos dice.

— ¡Sí! —celebramos.

— Saben, a veces pienso que Sebastián es tu gemelo en vez de mí —eso lo dice sonriendo, pero logro ver una pizca de tristeza en sus ojos. Sebas y yo hemos sido como uña y mugre desde que tengo uso de razón, igual amo a mi hermana solo que ella está más con mis otros primos.

— Eso no, imagínate que me pase lo tonto, por suerte tú eres mi gemela —bromeo.

— ¡Oye! Te estoy escuchando —dice Sebas con cara de indignado, aunque sé que finge. Siempre somos así, de la nada aparece un plato muy grande de panqueques.

— Aprovechen, niños, que su mamá no ha bajado — si no fuera porque la última vez no castigaron, me estaría burlando del mandil de papá que dice "la mejor mamá del mundo". Por suerte, él cocina y no mamá. Ella es buena guerrera y todo, pero en la cocina no es muy hábil que digamos.

Una vez cocinó, yo no sé lo que era la verdad, pero se veía raro y no me sorprendería que saliera corriendo del plato. El único que comió fue el tío Yack, ya que en esos días estaba con antojos porque la tía Nay estaba embarazada, sí, lo sé, según escuché que decía mi mamá, mi tío Yack tenía "mal embarazo" y hasta hoy día sé qué es eso.

Sebas y yo agarramos lo que podemos y comemos rápido, hoy hay clases y le toca llevarnos a mamá y ella conduce, como decirlo bonito, a ya, como si estuviera en una carrera clandestina. Lo bueno de eso es que nunca llegamos tarde a clases.

— Buenos días, niños —nos dice mamá mientras nos reparte besos en nuestras cabezas. Eso lo hace desde que éramos niños. Saben por qué Steve y Tony comenzaron a pelear —nos pregunta. Nosotros preferimos callar, sabemos que ellos no pelean de verdad, solo lo hacen para distraerla.

— Buenos días, amor.

Papá le da un beso y ella solo sonríe, son tan tiernos. Algún día quisiera conocer a mi mate, no me importa que sea, si es lobo, vampiro, humano, hasta de mi mismo sexo. Amor es amor.

Lo único que cuenta es estar juntos toda la vida, siempre me gustó la historia de mis tíos Fer y Dalec, ellos se aceptaron mutuamente sin ningún problema. He llegado a escuchar que existen lobos que rechazan a sus parejas por ser de su mismo sexo, es muy triste. Haría lo que sea para conocer a mi pareja, la o lo aceptaría, estoy muy segura de eso.

Veo a Kai, ella es feliz con su mate Leo, él siempre la cuida y no la deja sola, aunque papá siempre se ponga celoso por eso. Siento envidia de la buena, ella ya lo encontró.

Yo no sé cuánto deba esperar, no es que no tenga pretendientes, sí los tengo, pero creo que eso es engañar a tu mate así no lo conozcas. No puedo imaginar lo que sería tener un novio y conocer a tu mate, sería un gran problema y muchos corazones rotos.

Papá le sirve un plato más grande con panqueques a mamá.

— Gracias amor, pero no comeré mucho.

Todos la vemos asustados, ya que mamá siempre tiene hambre, hasta mi papá se sorprendió.

— No me vean así, tendremos que salir antes porque Nay me llamó diciendo que Matt se hizo pasar por enfermo frente a Yack para no ir al colegio y como mi querido primo es tonto, le creyó —dice, todo con la boca llena. Sí, lo sé, qué buen ejemplo.

— Sabes que de lo que dijiste solo el sesenta por ciento te entendimos, mamá —le dice Sebas.

— En resumen, Yack es tonto y Matt muy listo, así que suban al auto ya.

Le hacemos caso, todos nos despedimos de papá, ahora tiene que hacer cosas de Alfa. Es divertido ver cómo mis tíos molestan a papá porque es el alfa de una manada grande y fuerte, pero cuando se habla de mamá es todo blandito.

Mis papás son buenos y nos cuidan, aunque más a Kaia. Ella tiene problemas para saber cómo utilizar sus dones de criokinesis. Cuando eso pasa, yo prefiero alejarme, no porque le tenga miedo, sino porque la última vez que estuve a su lado cuando se descontroló, casi me convierto en una paleta congelada. Si no fuera porque ya podía convertirme en fénix, ahora sería un adorno en el refrigerador.

Cada cierto tiempo, mis papás viajan a algún lugar lejano en busca de respuestas sobre lo que le pasa a Kai. Es raro que no tenga los dones de fénix como yo. A veces me siento sola cuando ellos se van.

Aparte de Sebastián, no me llevo tanto con mis demás primos. Ellos siempre están con Kai, pero yo soy más solitaria, o al menos esa es la excusa que doy. Siendo sincera, no me siento cómoda con ellos cerca.

Mamá estaciona frente a una casa muy grande, que sé que es la de mi tío Yack. Siempre le ha gustado sobresalir, aunque le cueste dejar la casa cuando nos va a visitar. El chiste es que no vive muy lejos de la manada.

De la casa sale Matt. Es unos años menor que nosotros, pero ni parece, al ser un híbrido de vampiro y fénix con genes de lobo. Es raro, lo sé. Él parece que tiene mi edad, es muy inteligente como su mamá, pero lo demás salió a mi tío Yack.

— Buenos días, sé que me quieren, pero no tenían que venirme a ver —está muy animado para ser alguien a quien le arruinaron los planes.

— Ni lo intentes, Matt. Los llevaré a clases —dice mamá. Otra cosa que no dije de Matt es que es tan inteligente que ahora cursa el mismo año que mi hermana y yo.

— Debía intentarlo. Bueno, ¿cómo está mi prima favorita? —me dice—. No quiero que nadie se enoje, pero Halia es mi prima favorita, así que no lloren. Solo puedo querer a una.

Él siempre es así, molesta a todos aunque mis otros primos lo consideran un bufón por lo bromista que es. Yo creo que me falta mucho por conocerlo. Y es así, por problemas de su vampirismo, estuvo lejos. No sé dónde, mamá no me dice, pero creo que tiene algo que ver con la familia de mamá que no conozco.

Solo sé que mamá es la líder de las Guerreras Fénix, nada más. No conozco al otro hermano de mamá ni a sus padres. Hay algo que oculta sobre ellos que no me lo dice, y sé que Kaia lo sabe. No entiendo por qué tanto misterio, y me duele que no confíen en mí. Siempre me apartan cuando es algo importante, ya que creen que soy débil. Kaia me gana en lucha cuerpo a cuerpo, y como no, si tiene entrenadores personales. Yo solo entreno con Sebas, que aunque es humano, siempre me da buenas peleas.

— Ya llegamos, quiten esas caras, que todos llegaron bien.

Estaba tan distraída con mis pensamientos que no me había dado cuenta de que ya estábamos en la escuela. Es raro, pero aquí hay humanos y sobrenaturales. La cosa es que ellos no saben que somos. Siempre que pasa algo, el director oculta cualquier prueba sobrenatural que exista.

Bajo del auto y espero a que mamá se vaya. Todos comienzan a entrar y yo solo me quedo parada en la entrada para que nadie me vea.

— ¿No vienes? —me pregunta Matt.

Lo miro asustada, si él se da cuenta, arruinará todo. Será mejor que él me ayude a que no me delate.

— Matt, ¿me ayudas en algo?

Él asiente feliz, no sé por qué, pero creo que es porque es la primera vez que necesito algo de él.

— ¿Puedes, por favor, evitar que me pongan falta o que le avisen a mi mamá que no entré a clases?

Él abre los ojos sorprendido por lo que le digo. No es que le haya pedido que mate a alguien.

— Dime la razón y yo te ayudo.

¡Rayos! Espero que salga todo bien. Me acerco y le susurro lo que haré, él solo me ve otra vez, pero esta vez con cara de pánico.

— Sabes que, si alguien se entera, te matarán a ti y a mí también —exclama—. Pero los ayudaré, todo lo que se hace por el amor —dice dramáticamente, entrando a la escuela.

Camino rápido al estacionamiento, preocupada de que no me atrapen. Busco al chico hasta que lo veo en su auto, subo rápido antes de que alguien me vea.

— ¿Alguien te vio salir? —pregunta asustado.

— Solo Matt, pero dijo que nos ayudaría —le digo para que se calme.

— ¿Confías en él?

— Sí, así que vamos rápido antes de que me arrepienta.

Me hace caso y arranca el auto en dirección a la ciudad humana, que no está tan lejos. Por eso también hay humanos en mi escuela, solo que aquí mandan a humanos expulsados de otras escuelas y, para no levantar sospechas, los aceptan. Como si a ellos les gustara estudiar en una escuela en medio del bosque.

— ¿Sabes cuántas leyes rompemos en un día?

Vaya, no pensé que estaría tan asustado.

— Te recuerdo que fue tu idea, Leo —ya me está cansando con lo mismo.

— Lo sé, solo que, si tu mamá o Kaia se enteran, nos matan.

— Tienes razón, pero según lo que vimos en internet, la joyería está en ese lugar. Fue tu decisión comprarle ese brazalete a mi hermana.

Me está cansando, él quiere esa cosa para ella, que se las arregle. Justamente hoy mi fénix está intranquilo, por suerte, y mi parte loba despierta en tres años. No sé cómo es eso de fusionar tus habilidades.

— Está bien, pero apenas lo pidamos, nos regresamos —okay, este chico sí es miedoso.

Para ser sincera, quiero conocer la ciudad. Nunca he salido de la manada, solo a la escuela, y me aburro. Mi único refugio es el bosque, pero solo cuando mis padres están de viaje, porque papá siente si salgo de la manada. Por suerte y mi parte loba despierta en tres años. No sé cómo es eso de fusionar tus habilidades.

—Okay, dime la dirección.

Me mira y yo le enseño mi celular. Se dirige hasta la joyería, y cuando llegamos, veo un lindo parque que conecta con el bosque, aunque casi no hay personas. Eso es triste, un lugar tan bello y con personas ignorándolo.

—¿Vienes o te quedarás ahí? —me llama Leo.

Lo acompaño hasta adentro. Le pedimos a la dependienta el brazalete y me lo miden en la muñeca. Sí, solo para eso me trajo, porque es un regalo sorpresa para Kaia. Leo me trajo para medirlo, en fin, soy como la mano de muestra.

Hicimos el pedido y salimos de la tienda. Cuando de pronto, siento más inquietud en mi fénix y mi cuerpo se enciende en llamas.

—¡Halia! ¡qué pasa, estás convertida!

Salgo de ahí sin hacer caso a sus llamados. Solo sé que debo correr. Mi fénix me guía hacia el parque. Siento a Leo correr tras de mí y de pronto, como si fuera un sueño, lo veo sentado, riendo por algo. Es muy guapo; su cabello brilla con el sol y su sonrisa es como un canto para mi animal interior. Pero veo a dos chicas a su alrededor y mi fénix no lo soporta. Me lanzo encima de él.

—¡Mío! —grité, y ellos solo me vieron asustados.

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