CAPÍTULO 06
Él: Ya te he dicho que no estás aquí para hacerme ese tipo de preguntas.
Yo: ¡No te enojes nena!
Él: Bueno, tienes que ir a casa. Tengo una reunión más tarde. Yo: ¡Muy bien, cariño! Pero te olvidaste de los 120.000f que te pedí.
Él:He pedido a mi banquero que haga una transferencia a tu cuenta.
Yo:Oh, muchas gracias. ¡Adiós, besos! Pasaron los días y vinimos regularmente. Cuatro meses después, el diagnóstico de mi médico confirmó que estaba embarazada. Estaba completamente perdida porque el Sr. Hamid nunca aceptaría un hijo mío. Me fui a casa preocupado. Mariette había notado el estrés en mí.
Ella: ¿Qué pasa, Lyly? Yo: ¡Estoy embarazada! Ella: ¡Oh, Dios mío! ¿No te has salvado? Yo: Quiero ser discreto. Dame un poco de tiempo.
Ella:¿Por qué te gusta tomar tus decisiones solo? Eso es lo que habías hecho para dejar la escuela.
Yo: ¡No es asunto tuyo! Fui a la planta baja para replantear mi vida. ¿Qué hacer? ¿Y si muriera en el campo del aborto? ¿Y si es el único hijo que debo tener? Le pedí a Mariette que me trajera mi teléfono para poder llamar al Sr. Hamid. Vino enseguida con el teléfono. Una vez lejos de mí, llamé al Sr. Hamid
Yo: ¡Hola cariño!
Él: Sí cariño, ¿cómo estás? Yo: Estoy embarazada de 03 meses
Él: Está bien, cariño.
Yo: ¡Oh, gracias, Señor!
Él: ¿Por qué gracias señor? Sabes lo que tienes que hacer, ¿verdad?
Yo: No me digas que aborte.
Él: ¿Estás bromeando? ¿Qué hemos dicho?
Yo: ¡De ninguna manera!
Él: ¿Has visto alguna vez a una gran personalidad como yo casarse con una prostituta?
Yo: No quiero tu matrimonio, me quedo con mi hijo. Él: ¿Quieres preparar tu muerte?
Yo: Es para no morir que me niego a abortar.
Él: Te daré tiempo para que te lo pienses, pondré todo a tu disposición para que abortes sin riesgos, te daré todo lo que quieras si aceptas abortar. ¡Hasta mañana! Mariette vino a verme de nuevo y me di cuenta de que ya no debía ocultar nada.
Yo: ¡El hombre del que estoy embarazada quiere que aborte!
Ella: ¿Está enfermo?
Yo: Es un hombre muy rico. Es influyente y tengo miedo de que me haga daño.
Lyly, el aborto es un pecado. Es hora de que te arrepientas.
Yo: ¡No tengo elección! ...A la mañana siguiente, mientras iba a mi tienda, un hombre vestido de blanco me paró.
Él: ¡Buenos días, señora!
Yo: ¿Qué puedo hacer por ti?
Él: Dios me ha enviado a ti. Tus manos están sucias y estás en el peor peligro de tu vida.
Continuará