Darío y Elián
El calor del mediterráneo hace estragos en el sur de Europa, para ser más específicos a Loutro, una pequeña población en Creta, difícil acceso, mar tranquilo, un teléfono no para de sonar. Desde el otro lado de la sala de una pequeña vivienda, sentado en su sillón favorito, de cabellos negros, ojos negros con la barbilla apoyada en la palma de la mano derecha no deja de observa el teléfono que no dejaba de sonar, así pasó tres cuartos de horas, hasta que decidió responder, hizo presión en el botón verde, se lleva el celular a la oreja, escucha atento, frunce el entrecejo , gruñe, finaliza la llamada, impacta el celular contra a la pared, pasa sus dedos por la cabellera, su enojo es tal que da un puñetazo a la pared perforándola por completo, se mete a su habitación, arregla todo, por la noche como si huyera de algo o alguien deja el pueblo bajo el amparo de la oscuridad y de un cielo sin luna.
Al amanecer llega a Atenas en busca de una vieja amiga, demora dos horas en dar con ella, lo recibe con los brazos abiertos, cruzan un par de palabras, la mujer asiente con la cabeza, le pide que espere un par de minutos, le deja en la sala, la anfitriona vuelve con ropa, maleta en mano, así como un sobre manila tamaño oficio, le indica el camino a una de las habitaciones de esa casa. El hombre entra a la habitación toma un baño, termina de asearse, afeitarse, se cambia de ropa, deja la habitación con maleta en mano y esta vez con un portafolio rectangular, se despide de la mujer. De camino al aeropuerto hace un par de llamadas, odia la tecnología alegando que son cosas del diablo y para ser una criatura del infierno como se autodenomina eso es mucho que decir, en más de dos ocasiones quiso impactar su computadora portátil contra el suelo , se armó de paciencia abrió su laptop empezando a ponerse al día de los últimos años setenta y siete para ser exactos, conocía el celular, la televisión, su favorito era la radio, odiaba el internet, sabía de su existencia y su uso por Artemisa que cada tanto le iba a visitar, la última vez de eso fue hace cinco años.
Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos, un avión intercontinental despega rumbo a las Américas, diez horas de vuelo después y como dos en migración. Queda en espera en el aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México hasta el día siguiente, transbordar a su destino final, aprovecha para comprar un celular y así poderse comunicar con su hermano. Decide esperar en la sala común del aeropuerto el vuelo que saldría a las cuatro de la mañana rumbo al norte de México, para matar el tiempo se pone a moverle al celular e intentar entender la maldita tecnología.
A las ocho de la mañana aterriza en tierras norteñas, baja del avión inspira el aire, sonríe, se muerde el labio inferior, se pasa los dedos por los labios, se echa la maleta al hombro, en la derecha el portafolio rectangular, sale del aeropuerto, ve poca gente pasar.
_Cientos de años sin venir aquí, se siente bien respirar estos aires.
_Por lo menos algo no cambia, la manía de hablar solo.
_¡Ja! Lorenzo, viejo mío ¿Cómo has estado? . - Un hombre ya de cabello cano, ojos miel, de piel morena-
_Por lo que veo mejor que tú muchacho.
_¿Ya me viste bien? – abre los brazos gira sobre sus talones-
_Elián, que tengas casi cinco mil años a mis ojos no dejas de ser un simple muchacho.
_Cuatro mil quinientos cuarenta y cinco ¿lo olvidas? Me quede en cuarenta y cinco años, ya era un anciano.
_En aquello tiempos, en estos no lo eres.
_Ahora ¿Qué soy? ¿Un adolescente?
_Como sé que no te voy a ganar cierro mi boca, anda ya sube al carro.
_Gracias.
Suben a un modesto automóvil, Sentra sedan dos mil veinte nada fuera de lo común, Elián se acomoda en el asiento del copiloto, recarga su frente sobre el vidrio observando el recorrido, Lorenzo sube, enciende el aire acondicionado e inicia la marcha, el silencio se apodera del lugar en movimiento, el recién llegado enciende la radio el locutor comienza hablar, Elian detrás de él imitando el acento, habla un par de veces hasta que su voz si español se escucha como la de los locales.
_ ¿ Y Darío? Él fue quien me llamo.
_Él está en el trabajo, en Hermosillo.
_¡Oh! Que mal por él, con esta pandemia.
_Aun que a nosotros no nos afecta, más si nos ha pegado fuerte, como a todos.
_Si, estoy al corriente.
_¿Cómo? Si nunca estas en las reuniones importantes, ni estas en redes sociales, para comunicarnos contigo es toda una odisea.
_Para Artemisa y Kadir no, ellos no han tenido problema alguno desde hace cuatrocientos años.
_En un mes va a ser la próxima reunión, nos toca ser los anfitriones.
_ Hablaré con los muchachos para que se vaya preparando todo.
_¿Aquí la piensas hacer? Pero estamos en pandemia seguimos en pandemia.
_Se hará aquí y punto.
_Si, si, como el señor diga.
Toman la carretera rumbo a Aldama, una pequeña ciudad agrícola, tranquila, rodeada por le bosques, muy cerca del rio Chuvíscar, después de casi media hora de camino llegan a casa, Elián fue el primero en bajar, hasta donde él se encuentra de pie le llegan los fuertes aromas de su familia, Lorenzo toca la bocina, Elian iba a salir del auto, pero Lorenzo no lo permite.
_¡Llegó papá!
_ Niños ya llegó su abuelo.
_¡Abuelito!
Todos no importa edad salen a recibirlo, al ver a los niños es cuando Lorenzo lo deja salir, el griego de un metro con noventa y seis centímetros se hinca abre los brazos sus nietos e incluso bisnietos no dudan en echarse encima de él, los más grandes esperan paciente, por fin se puede “deshacer” de todos los pequeños, sus hijos son los siguientes en recibir, dos hombres, dos mujeres, siendo Calix quien le recibe de manera formal, antes de la comida se encierra a piedra y lodo en su habitación con Calix. Cuando esos suceden ya todos en casa saben que no debe interrumpirles, aunque la orden es acatada es imposible escuchar los reproches, gritos, invocaciones de infinidad de seres sobrenaturales tanto de parte del hijo como del padre, al final un incómodo silencio, todos odian ese silencio, preferirían escuchar los gritos.
El primero en salir es Elián, el cual va hasta el patio trasero, azota la puerta, alza la mirada, gruñe fuerte, se masajea la sien, todos en casa hacen muecas de preocupación.
_En estos momentos es cuando extraño a mamá
_Era la única que le metía en cintura, pero no debe enojarse con Calix, está haciendo bien su trabajo, siendo su sucesor.
_Briseida, si Calix estuviera haciendo bien su trabajo papá no estaría aquí.
_¿Tú también Cristel? – reclama el mayor de los hermanos-
_Es que es verdad, si hubieras sabido manejar la situación, tío Darío no le hubiera llamado.
_¡Ya llegué, ya llegué! ¿ya llegó?
_Ni te le acerques Denes.
_¡Huuu! ¡rayos!, muero por verlo. ¿Quién de ustedes le va a calmar?
_A mí ni me miren, que sea Omega no significa que iré a calmarlo, ve tu. - dice Cristel-
_Sabes bien que no puedo, soy Alfa.
_También soy Alfa.
_Papá necesita a mamá.
_Le decimos a Delfina que la reviva.
_Como si eso fuera posible. El oráculo de Delfos no es para eso.
_Yo iré, pero estén atentos.
_Papá no se atrevería a levantar su mano en tu contra Briseida, después de todo eres Beta.
_Yo iré, soy el responsable directo de este problema ¿Le siguen gustando los chocolates?
_¡Si! Aquí tengo algunos ¡Toma! Que sea una ofrenda de paz, suerte hermanito. - el mayor llega con su padre que sigue callado viendo a la nada, pone en frente de sus ojos los chocolates-
_¿He? – toma uno-
_Dice Briseida que siguen siendo de tus favoritos. - como respuesta un gruñido- _Te apuesto mi peso en oro a que te hago enojar más.
_¡Jum! No voy a apostar en mi contra, habla.
_Estábamos hablando de que nuestro padre necesita una Alfa, una compañera.
_No les importa, yo estaba muy a gusto en mi exilio.
_La cosa es que apostamos dos contras a dos a que te haría enojar más, las chicas dicen que no, ya no puedes ser más enojón, yo digo que sí.
_¿Qué apostaron?
_Nada de valor monetario, si a eso te refieres. – se encoje de hombres-
_¡Ja! ¡Jajaja! No se los voy a permitir que sean sus sirvientes, a ellas no les gusta, es humillante, no entiendo el afán de humillarlas así.
_ En mi defensa ellas fueron las que propusieron el castigo.
_¿y si ellas ganan?
_Nosotros serviremos de tapete.
_Eso si lo tengo que ver, anda adentro, debo llamar a tus tíos, verlos perder a ti y a tu hermano no tiene precio.
_Eso dolió mucho.
_Es eso o mis golpes decide.
_Está bien.
Hermosillo, Sonora.
_ - Un celular no para de sonar- Ya me tiene harta ¡ya responde!
_No te metas en lo que no te importa Secundina.
_No me deja concentrarme en mi trabajo.
_¿Qué, inventado notas de enfermería?
_Por lo menos no soy matasanos, ya responde lleva toda la noche sonando.
_No, no lo haré.
_No te creí tan cobarde – le arrebata el celular- Celular del Doctor Makris.
_¿Quién eres? Ponlo al teléfono.
_Buenas noches, por el momento el Doctor no lo puede atender, está en el quirófano.
_¿Qué clase de cirugía es? Llevo toda la noche llamando.
_No lo sé, le llamaron que fuera apoyar, dejo el teléfono en piso. - se escucha un gruñido, eso le gusta a ella frunce el entrecejo cuando deja de escuchar el gruñir- _¿Algún mensaje que desea dejar?
_Son las cinco de las mañana mmm…mmm… es sábado mmm…mmm- hablando para él mismo- _ A todo esto ¿Quién eres?
_Compañera de trabajo del Dr. Makris.
_¿Y tu nombre es? Demando saber
_¡A cabrón! Si me dices quién eres te digo quien soy.
_No estoy para juegos. Di quién eres. – ella le cuelga, el dueño del celular se pone pálido-
_¡Ma! Ni mi papá, menos este güey ¿Quién era ese tipo?
_Alguien que no debería estar llamando, al menos no a esta hora – vuelve a sonar le celular-
_¡Funeraria “los queremos bien muertos”.
_Dile a Darío, que tiene doce horas para venir o yo voy por él.
- le vuelve a colgar- _ tienes doce horas para ir con él ¿Pues con quien te andas metiendo?
_Van dos veces que le cuelgas a Elián.
_Son tus broncas no las mías, además es un grosero – entra un mensaje de WhatsApp- _¿Lo leo o lo lees?
_Por favor – ella abre el mensaje, le da el celular-
_En verdad has de estar metido hasta la madre con este vato, escribió en otro idioma.
- Tuerce los labios, toma el celular- “Mañana en la noche en casa o voy por ti”- lee en voz alta-
_Dile que no puedes ir, mañana es la reunión, ya tenemos todo listo, no dijera nada, pero va ser en tu casa.
_Es verdad – teclea rápido la respuesta- ¡listo! Que me espere.
_Ya sabía que no eras tan cu..
_¡Epa!- ríe-
_ Cobarde ¡jajaja! sería incapaz de decirte culón (miedoso)
_ ¡Óyeme! - la jala a él, la abraza por el cuello -_ Lo dijiste, eres mala.
_ Oigan a noviar a la calle.
_ No somos novios - gritan los dos-
_ Chamacas están por dar las seis, vamos a dar la última ronda y los medicamentos, así que ahueca el ala Darío, deja trabajar.
_Ya habló la jefa, chicas las espero mañana en la noche, no lleven a los tóxicos. - va a su oficina-
_ ¿En verdad tu y el nunca nada de nada?
_No, nunca. Chio, él y yo somos amigos, para lo otro tengo a Fernando.
Se llega la hora de salida e inicia la desbandada del personal nocturno, Secundina va a casa de su papá por su hija, llega directo a bañarse, su hija ya despierta le prepara desayuno, las dos desayunan juntas, agradece a su papá se van a su casa, las dos van platicando, le dice que van a ir un convivio en la noche, sus compañeras ya sabían que siempre la llevaba.
Se llega la tarde, se preparan para ir a la casa de Darío, en la colonia Loma Linda, de camino, llegan a para comprar refrescos, sobre todo para la menor, al llegar están los hijos de otras compañeras de diferentes edades, Emilia se va con ellos y se organizan para jugar, los adultos se ponen a platicar, a asar la carne, hacer las salsas, ponen música de banda, sacan las cervezas, así da inicio el convivio. Se llega la hora de servir, se les llama a los niños primero se les da de cenar, después los adultos, todo tranquilo, de la nada los perros de las casas vecinas comienzan a ladras, se escucha un aullido como por arte de magia los perros callan.
_¿Qué raro verdad?
_Verdad.
_Que loco.
_Súbele a la música.
_¡Voy!.
_ No, yo voy, yo voy, yo voy – dice apurada Secundina- es que voy al baño.
_Okey amiga.
Le sube el volumen a la bocina, se apura a ir al baño, entra echa seguro. Estaba tranquila en lo suyo, sale del baño, va para el patio trasero paso obligado por la sala de la casa, va tarareando la canción que está en ese momento va a salir detiene el paso y se regresa de golpe, parpadea varias veces al ver parado a un hombre alto con cara de pocos amigos. Él hombre la ve enojado, clava la mirada en ella, se acerca intimidantemente, le va a tomar del brazo, pero Secundina le suelta un puñetazo directo a la cara, sale corriendo con Darío, los ojos negros del recién llegado cambian a color amarillo, se lleva la mano derecha al sitio del golpe sonríe de lado e inicia su andar.
_¡Llamen a la policía, se metió un ladrón ! – grita asustada, el hombre va detrás de ella, todos empiezan a gritar-
_¡No es un ratero, no es un ratero! Tranquilos, es mi hermano mayor, Elián ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estas sangrando de la boca?
_Te advertí que iba a venir por ti, ella me golpeo – señala a Secundina, sin dejar de verla feo-
_Me asustaste, entras sin avisar, me ves feo, quien sabe que me ibas hacer, me defendí.
_Te iba a preguntar por mi hermano, impulsiva mujer.
_¡Vámonos Emilia! – ignorando cada palabra-
_Plebes nos vemos.
_Si mamá, nos vemos chamacos, me mandan whats.
- Saca de la cartera un billete vuelve a guardar la cartera en la bolsa frontal de su pantalón-_ Vamos a caminar a el periférico de ahí vamos a tomar taxi, así que dame tu celular – salen de la casa las dos, ya eran las dos de la mañana, se van -
_¿Las vas a dejar ir así nada más? – pregunta Darío- _Ya te he dicho que a veces asustas.
_¿Qué quieres que haga? ¿Qué la lleve a su casa? – se cruza de brazos –
_Tomando en cuenta que una mortal le dio un puñetazo a un licántropo inmortal líder de su manada, del clan y la familia, se lo merece, no te tuvo miedo y eso hermano mío es de admirarse ¿No crees?
_Ella no sabe quién o qué soy, sin embargo, algo es verdad, si doy miedo a veces y no me tuvo miedo, por lo contrario, se llenó de valor, pude olerlo, ¿Hm? fue una extraña mezcla de miedo con valor, fue dulce, no voy a negar que eso me ha gustado mucho- gruñe complacido-.
_Quien diría que una mortal pudiera ser tu pareja.
_No esas estúpido, nadie va ser mi pareja.
_ Aja, si, bueno te advierto que quiero mucho a esa mujer, así que cuídala bien de ella.
_ No vengo a buscar pareja, he venido para resolver un problema.
_No es tan mala, no es para nada como “ella” pero debes dar paso al siguiente nivel.
_Deja de decir estupideces, dame las llaves del automóvil.
_ En tus manos, espero recuerdes como conducir.
- Caminando por la calle semi oscura - _ Mamá ahora sí te pasaste de lanza.
_Ya te dije que me asusto mucho, solo reaccione.
_Ma, no te disculpaste.
_Es verdad no lo hice, ya se le pasara. – el automóvil rojo de Darío hace alto pero no baja su amigo baja el hermano-
_¿Viven muy lejos?
_Un poco, pero no ha de tardar en pasar taxi, por cierto, no fue mi intención golpearlo, la verdad si me asuste con usted.
_Tuve un poco de culpa.
_¡Ándale ma ahí viene un taxi! – le hace señas, pero se va de paso-
_Nada de eso, las llevó, además Darío no se quedó a gusto que se fueran de la fiesta, según se iban a quedar a dormir con él.
_ ¿He? Sí, siempre que nos juntamos Emi y yo nos quedamos con él.
_Suban las llevo.
_Yo voy atrás – Emilia ni la piensa se sube al carro- _ándale ma, sube, tengo sueño.
_Si ma, ya sube. –le hace una cara graciosa, pero ella lo ve feo, él se ríe, le abre la puerta, ella sube, saca de la guantera un dulce de tamarindo, enciende la radio, acomoda el asiento Elián ve curioso todo eso-
_ Emi, esos pies, respeta.
_ Si mamá.
_ Mi hermano te defiende de mí, tú te subes al auto como si fuera tuyo - se acerca a ella olfatea su ondulado cabello, cierra los ojos- _Hueles a él, ¿Acaso ustedes son pareja?
_- Emily se interpone entre los dos viendo a Elian-_ Ojalá mi papá Darío fuera novio de mamá, no, ella y él no son nada.
_ A ti, nadie te pregunto, a tu lugar. No, no somos nada en ese aspecto, solo amigos.
_ ¿Papá Darío?
_ Si, lo adopte como mi papá.
_Okey - pone las manos en el volante, se va a poner en marcha- _He…¿Por dónde nos vamos?
_ O si, baja, a la derecha, después a la izquierda por toda la Morelos.
Se pone en marcha por el periférico rumbo al norte de la ciudad, el aroma de la mujer entra de golpe a lo mas profundo de su ser, se mueve en su lugar tratando de disimular lo que le pasa. Un aullido lo hace olvidarse de la situación, gira un poco la cabeza a su derecha viendo el perfil de la castaña, afila la mirada para ver si lo siguen, al cerciorarse de que no es así relaja la postura.