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Capítulo 5

Xander Cohen

Cuando atravieso las puertas de la casa con mi luna en brazo la primera que me ve llegar es mi nana la cual suelta un jadeo al ver a la pequeña que llevo cargada.

— ¿De quién es esa niña? —Pregunta mirándome y luego mirando a la pequeña que aún sigue dormida—Es-Es humana, —añade olfateando y mirándome confundida, sonrió feliz.

—Es mi pequeña luna, nana. —Respondo con una sonrisa a lo que ella abre los ojos enorme por la sorpresa que le ocasionan mis palabras.

— ¡Por la diosa! —Exclama mientras en su rostro se forma una sonrisa de oreja a oreja. —Es hermosa mi niño, espero que la diosa siempre la proteja, —añade.

— ¿Cuál es el escándalo Nana? Trato de estudiar —Pregunta Mimy bajando las escaleras y abriendo los ojos grandes cuando ve a la niña en mis brazos— ¡No jodas Xander! ¡¿No me digas que soy tía?! —Chilla a lo que hago una mueca por el dolor que me provoca.

Dejo salir un gruñido cuando mi luna se remueve.

—Cállate porque la despertaras, —le regaño a lo que esta me mira esperando una respuesta—Y no eres tías, esta pequeña es mi luna, —añado poniendo los ojos en blanco por su drama.

—¡Ahora eres un pedófilo! ¡Es una niña! —Grita, vuelvo a gruñir y miro a mi pequeña que todavía sigue dormida.

—Creo que tiene sueño pesado, —murmura Bruno.

—Si no me lo dice, no me doy cuenta, —le respondo con sarcasmo a lo que este gruñe y cierra el enlace.

—Joder Mimy deja de gritar tanto, —pido exasperado. —Ya de seguro la mansión completa se acaba de enterar que esta niña es mi mate con tus gri... —soy interrumpido por el jadeo que sueltan a mis espaldas, me giro y veo a mi madre que tapa su boca con una mano y se acerca rápido a mirar a la pequeña en mis brazos, casi me hecho a un lado para evitarlo, pero me tuve que contener.

—Por la diosa, es hermosa, —susurra apartando algunos mechones rubios del rostro de mi pequeña, suspiro tratando de no gruñirle por tocar a mi luna.

—Si madre… la diosa me ha bendecido con una hermosa mate, —murmuro mirando embobado el rostro de mi luna.

—Será mejor que la lleves a tu habitación y cures esas heridas para que no se infecten, —comenta a lo que asiento y giro para ir a mi habitación bajo la atenta mirada de mi madre, Mimy y mi nana la cual me dice:

—Te prepararé algo para que comas, —respondo con un sí y subo a mi habitación.

Cuando estoy en mi habitación dejo a mi luna en la cama para ir directo a mi closet donde tomó un bóxer y un pantalón de chándal. Después entro al baño no sin antes darle una mirada a mi luna la cual sigue durmiendo.

Tomó una ducha rápida y me pongo la ropa en el baño, agarro el botiquín para curar las heridas de mi luna y cuando salgo me detengo al escuchar a mi mate sollozar, rápido me acerco a la cama dejando el equipo médico de primeros auxilios a un lado y miro a mi pequeña la cual se remueve entre las colchas y lágrimas bajan por su lindo rostro.

—Despierta pequeña, —le digo tomando sus hombros y moviéndola despacio para que despierte de esa pesadilla. En cuestión de segundo abre sus ojos y al estar tan cerca de ella me abraza por el cuello.

Jadeo de sorpresa mientras quedo petrificado, salgo de mi asombro y dejó pequeñas caricias en su espalda, siento como su pequeño cuerpo se tensa y retira su carita de mi cuello para mirarme a los ojos confundida.

—Están hermosa, —ronronea Bruno dejando salir un suspiro como todo un adolescente enamorado.

— ¿Dónde está mi mami? —Pregunta con su voz un poco adormilada y mirándome con sus hermosos ojos cafés que me tienen completamente embobado, su voz es tan suave que provoca que suelte un suspiro— ¿Quién eles tú? —Cuestiona ladeando su rostro, provocando que mi corazón se quiera salir de mi pecho y que me de ternura al ver que tiene dificultad para pronunciar la letra "R"

—Me llamo Xander, —murmuro— ¿Y tú cómo te llamas preciosa? —Cuestiono para distraerla y así ganar tiempo a su respuesta de donde está su madre «Diosa que hago» pienso.

—Me llamo Camila, —susurra con sus mejillas rojas que me dan un choque de ternura «Mierda estoy perdiendo mis lados de alfa macho, con estos apelativos tan tiernos» pienso— ¿Eles amigo de mi mami? —Me pregunta con curiosidad.

—Si mi luna, soy amigo de tu mami, —murmuro.

Diosa me voy a ir al infierno por mentiroso, pero no quiero romper el corazón de mi pequeña. Una persona tan joven no está listo para saber que sus padres lo han abandonado, siempre han dicho que nosotros los hijos estamos listos para ver morir a nuestras madres, pero no estoy de acuerdo con esas palabras.

— ¿Me dejo igual que papá? —Pregunta con sus ojos cristalizados provocando que una punzada de dolor en mi pecho «Mierda, no llores»

—No princesa, ella tuvo que irse de viaje muy lejos y te dejo conmigo para que te cuide, —otra mentira más «Diosa es por su bien» pienso, ella asiente— ¿Quieres ver una película? —Cuestiono a lo que ella asiente emocionada, es una buena estrategia que siempre utilice con Mimy para que no me haga preguntas o llore por la ausencia de mama cuando salía con papá.

— ¿De plincesa? —Me pregunta a lo que yo asiento— ¡Yeiii! —Chilla provocando que gruña y que ella se carcajeé—Paleces un pelito, —añade provocando que abra los ojos sorprendido.

— ¿No acaba de llamar perro? —Pregunta Bruno asombrado.

—Eso creo, —murmuro cerrando el enlace antes de que Bruno suelte otra cosa.

—Más bien parezco un lobo, —comento tocando su nariz a lo que ella la arruga y niega.

—Los lobos son malo, —suelta a lo que la miro asombrado nuevamente, pero ¿Quién le inculta esas ideas a esta niña?

— ¿Quién te dijo eso? —Pregunto con el ceño fruncido y tragando saliva para evitar soltar un gruñido.

—Mi mami… además el lobo se comió a capelucita, —me informa como toda una profesional en el tema.

—Eso no es cierto, —murmuro haciendo un puchero y ella se cruza de brazos.

La imito.

—Si es cielto, —me contradice frunciendo el ceño.

—Que no, —digo para ver hasta dónde es capaz de llegar

— ¡Que chii! —Chilla.

—No, —murmuro con una sonrisa.

—Sí, —suelta haciendo un puchero y tocándome la nariz con su dedo índice.

—No, —susurro y le muerdo el dedo despacio a lo que ella abre la boca sorprendida.

—Tengo hamble, —comenta y escucho su estómago gruñir, suelto una carcajada cuando ella mira su barriga sorprendida.

—Vaya, tienes un lobo ahí dentro, —le digo picando su estómago y provocando que ella se ría dejándome embobado con su hermosa sonrisa.

—Mi bella luna.

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