Capítulo 4
- ¡Su deseo es una orden!
- Vamos chicos, rápido con esto. - ¡Tengo planes para esta noche!
Dice sonriendo, todo eufórico.
Estoy saliendo del cobertizo cuando James grita:
- Ah, y antes de que lo olvide, hay una carpeta para ti en tu auto. - ¡Mira, esta vez hiciste un gran trabajo!
Dice, con una sonrisa envolvente. ¡Lo cual lo sé muy bien!
- ¡Si no es de tu interés, dímelo e invierto!
- ¡Nunca había visto nada igual!
Cierro mi mandíbula, solo imaginándome a James, con sus manos sobre mi Angelito.
- ¡Mantente fuera de esto James! - ¡Esta es una advertencia amistosa!
Hablo entre dientes.
El infortunado sonríe, levanta las manos como en señal de rendición. Gira sobre tus talones, vuelve a la tortura del maldito.
¡Mi día no podría ser mejor! ¡Y la sorpresa de la noche ayudó a que todo fuera aún más perfecto!
Cojo la carpeta, con cierta impaciencia, y busco con atención cada línea, cada fotografía y cada dato que contiene. Me hacen sonreír.
- Eso significa que la señorita Isabella Melandeo es una mujer dedicada. Graduado, con honores, excelentes notas. Empleada, modelo...
Pero lo que me llama la atención es que no tiene novio.
Lo confieso, incluso si hubiera un hombre en el juego. ¡No tendría ninguna posibilidad!
Bueno, ¡el destino de mi Bella ya está establecido!
A partir de mañana empezaré a mover mis palos para poder estar entre tus piernas lo más rápido posible.
Con este pensamiento llego a casa. Emocionado, me preparo para ir al club. Disfruta tu última noche de libertad, Isabella. ¡Mañana serás completamente mía!
Isabela
No puedo creer que hoy sea mi día libre.
Actualmente estoy acostada con un lindo mono de unicornio. A la derecha, el gorro con cuernos y la cola esponjosa, todo colorido.
Soy tan vaga que ni siquiera tengo energía para levantarme y desayunar.
Sólo pensar en la comida hace que mi barriga se queje de la falta de ella.
Ni siquiera sé cuántas horas han pasado desde mi última comida.
- Realmente necesito cuidarme más.
Como dice mamá: ¡Bolsa vacía, no se quedará en pie! Recuerdo la forma en que lo dice y una sonrisa aparece en mis labios. Cómo la extraño.
Otra cosa que necesito solucionar lo antes posible...
Necesito urgentemente tomarme un tiempo para visitar a mi vieja, quien odia que la llame así.
Si nos pones a los dos juntos, es difícil distinguir quién es quién...
Todo el mundo dice que parecemos hermanas y no madre e hija. Ella está toda radiante.
Sigo vagando en mis recuerdos, hasta que escucho un fuerte ruido proveniente del exterior de la puerta.
Cuento en mi cabeza, tres segundos...
Como una tormenta, en un caluroso día de verano, mi amiga Lara irrumpe en la habitación, como si la persiguiera algún asesino sanguinario.
La radio ya suena tan fuerte que mis oídos protestan.
Sin decir una palabra, salta a mi cama.
Padre mío, no sé de dónde saca tanta energía esta niña...
- ¡Buen día! ¡Bella Durmiente!
Dice, haciéndome cosquillas.
- Ya es más del mediodía, así que levanta el culo de la cama, ¡porque tengo muchos planes para nosotros hoy!
No sé qué es peor, si quedarnos con ella en casa, con ese sonido estridente tan absurdo, o participar en los programas que ella planea en nuestros días libres.
Intento hablar, a través de las lágrimas que me provocan las cosquillas.
- Lara, ¿podemos incluir en este horario quedarse en casa, ver Netflix, comer palomitas y dormir?
Ella me mira con horror, deteniendo las cosquillas para mirarme a los ojos.
¡Dios, ella es tan dramática!
Como si la hubiera ofendido, se lleva la mano al corazón.
- ¿Está loca? -Nada de eso, Bellinha, tú te vas a levantar, a bañar, a arreglarte, porque vamos a almorzar al shopping y a ir de compras.
Ahora es mi turno de abrir mucho los ojos, ella sabe cuánto odio ir de compras.
- O sea, Bellinha, tendremos un día de Luluzinhas.
Resoplo, desanimada, porque sé que no tengo otra opción. Cuando se mete algo en la cabeza nadie en este mundo es capaz de quitárselo.
Pero lo intento ...
-¿En serio, Lara? -No sé si estoy de humor, el almuerzo está bien, pero ir de compras, ¡estoy demasiado cansado para eso!
-digo haciendo pucheros, tal vez así ella sentirá lástima por mí.
-Deja de quejarte, vete. Nunca nos tomamos un tiempo libre juntas, así que disfrutemos el fin de semana de nuestras chicas.
Y de un salto sale mi amigo, abre las cortinas, cegándome con la luz que entra por la ventana.
- Belinha, te doy media hora para que te duches y te arregles. -¡Esta noche tenemos un nuevo club que visitar y debemos lucir impecables!
Casi me ahogo cuando termina de hablar.
¿Qué quieres decir con gente?
-¿Club nocturno? - ¿Qué discoteca Lara?
Ahora le toca a ella resoplar.
- ¡Sí, discoteca! - Necesitamos vestidos nuevos, zapatos nuevos...
Y por supuesto, barba, pelo y bigote...
Nos sonreímos el uno al otro.
Ella me guiña un ojo con picardía.
-¡Nunca se sabe cuándo conocerás al Príncipe Azul!
Hablamos juntos, riéndonos después...
Mi tía Marta, la madre de Lara, es muy previsora y siempre nos aconseja. Aunque, en mi opinión, este consejo es más que absurdo...
Cuando se trata de sexo, ella da clases, e incluso enseña cómo usar y abusar...
Por suerte para nosotros, tanto Lara como yo escuchamos, pero nunca lo pusimos en práctica.
Nuestro lema es: ¡Evitar en lugar de curar!
No hicimos votos de castidad ni nada por el estilo, simplemente aún no hemos encontrado a la persona que nos haga sentir ganas de ir más allá...
Los chicos de nuestra edad siempre están más preocupados por su propio placer y ¡ni siquiera saben cómo dar sexo oral decente!
Entonces, para evitar enojarme, prefiero darme placer. Al menos imagino algo que me deja sin aliento.
¿Que pasó?
¡Somos vírgenes, no puritanos!
Y hablando de eso, mi mente va directamente a la letra AC, ¿qué significan estas dos letras?
Padre mío, ¿no puedo pasar un día sin recordar a este chico?
Termino de aplicarme el lápiz labial, en el momento exacto en que mi persona entra a la habitación.
-Wow, hasta que pare, quien tenía sueño y pereza, ¡realmente presumiste tu look!
Dice analizándome y pidiéndome con la mano que salga a caminar.
yo sonrío
-¡Mira quien habla!
—digo guiñándole un ojo.
-¡Somos todo un dúo, verdad Meredith! Ella dice sonriendo.
-¡Por supuesto Yang!
-digo abrazándola. Ella me devuelve el abrazo y me aleja.
-¡Pero ahora vámonos, porque queremos marcar la diferencia esta noche!
-Realmente lo merezco, esta semana ha sido extraña por decir lo menos...
Lara se detiene abruptamente y me mira con los ojos entrecerrados.
-¡Allá viene!
-¿Aún estás pensando en el Dios griego?
Lara me mira fijamente, y antes de que abra la boca, ya sabe la respuesta...
-Mira hermanita, te garantizo que hoy habrá mucha picanha en ese club.
-¡Y nos vamos a divertir tanto, que mañana ni siquiera recordaremos nuestros nombres!
Ella dice, toda emocionada.
-Esto es muy preocupante, ¿recuerdas lo que pasó la última vez?
Digo en tono preocupado.
Ella se ríe del recuerdo...
-¡Prometo no subirme al mostrador hoy! -¡En serio, tienes mi palabra!
Termina juntando los dedos y besándose como forma de promesa.
Sonrío y respondo, concentrándome en mis manos.
- ¡No prometas lo que no puedas cumplir, Mana!
Lara me da unas palmaditas suaves y seguimos nuestra aventura.
Tomo una manzana y la como en el camino.
Y por cierto, es la mejor manzana que he comido jamás.
... Después de horas en el centro comercial, dolores en los pies y bolsas que no caben ni en los brazos, regresamos a casa.
Terminado, pero hecho.
Sorprendentemente, encontré todo lo que necesitaba hoy.
Lara, acordamos con nuestros amigos del hospital que saliéramos todos del apartamento. Y como esta vez el conductor de la ronda es Ben, viene a recogernos en su coche.
Llevo más de media hora frente al espejo, decidiendo si realmente era buena idea comprarme este vestido.
Es negro, muy corto y tiene la espalda escotada que deja poco a la imaginación.
Fue Lara quien me lo eligió y en su momento me pareció precioso, pero ahora no lo sé. Me siento raro...
Escucho un golpe en la puerta, pido entrar.
Mi amigo se detiene en la puerta con un grito, lo que me hace girarme para mirarlo.
- Santa mía, de las Vírgenes locas. -¿Estás intentando matar a alguien desde tu corazón hoy, nena?
En ese momento, otro rostro esculpido por los dioses entra a mi habitación y se tapa la boca con las manos.
-¡Piedad, mujerrr!
-¡Hoy no habrá pija blanda en ese club si pasa por tu lado!
Dice en tono de shock, con las manos en la cara.
Me río de tus palabras.
Pero él continúa mirándome, ahora a centímetros de donde estoy.
-El mejor médico de la ciudad no podrá ayudar a nadie que sufra un infarto, ya que estará de baja...
No puedo evitarlo y casi lloro de tanto reírme.
- Sois muy exagerados, y tampoco están mal.
Hablo evaluando cada uno de ellos.
Amigos míos, formen un dúo salivante, ¡tanto la boca arriba como la boca abajo!
No hay persona que quede indiferente ante tanta belleza.
Thomás es cardiólogo (qué bueno, porque la primera vez que lo vi pensé que estaba sufriendo un paro cardíaco y me ayudó).
Tiene un cuerpo atlético e impecable. Una cara traviesa que te hace correrte con solo un guiño.
¿Y Bento?