Capítulo 2
Isabela
No me bastaba: Dormir, cansancio, ¿y ahora esto?
¿Quién se cree este chico que soy?
Todo bien; Hice mal en tener prisa y casi derribar al pobre tipo.
¿Pero quién puede juzgarme?
Fue él quien de repente se detuvo...
Me dirijo al hospital con paso firme, me siento como un toro bravo.
- Amigo, ¿qué pasó? - ¡Parece que te atropelló un tractor!
Esa es mi amiga...
Cuando necesitas que alguien levante tu ego. Sólo llámala.
Lara, ¡fue lo mejor que me pasó en la vida!
Somos amigos desde que éramos muy pequeños. Éramos vecinas, siempre fuimos hermanas.
¡Ella es mi persona!
Jugamos así, por la serie que tanto amamos, Grey's Anatomy.
Ella es mi Cristina Yang, aunque sea una rubia exuberante, y yo soy su Meredith Grey.
Realmente somos, como ese dicho: "Carne y Clavo"
Aunque vivamos juntos, es casi imposible que estemos en el mismo lugar al mismo tiempo.
Nuestros cambios son en diferentes escalas.
Entonces sólo nos vemos cuando tenemos tiempo libre. Y para mí estos días son los mejores de todos...
- ¡Aunque te lo dijera, lo creerías!
- Puedes contarlo, ¡seguro que te creeré!
- Acabo de encontrar un Dios verdadero, del Olimpo.
Ahora que lo pienso, realmente me recuerda a Poseidón.
Sigo imaginando, tus brazos alrededor de mi cintura. El calor de tus dedos, apretando mi carne.
- Hola planeta tierra llamando a Isabella...
Lara chasquea los dedos, devolviéndome a la realidad.
- Venía a trabajar y me encontré con un chico completamente bueno.
- Derramé todo mi café sobre él y como puedes ver, sobre mí también.
- Y... para ayudar. - ¡El Dios del Olimpo es el mayor imbécil!
Lo dejo todo de una vez.
Lara, toda emocionada, exclama:
- ¡Papá mío, parece una escena de película!
Gritan, saltan y aplauden. Atrayendo varias miradas hacia nosotros.
-¿Pero y ahora? -¿Cómo vas a trabajar así?
Mi cara muestra mi insatisfacción mientras ella me abraza.
- Por suerte para mí, hoy voy a ocupar el lugar de Júlia, en el centro quirúrgico...
... No tendré ningún problema con la ropa. - Durante mi almuerzo, prepararé este.
Digo desanimado, preguntándome qué hacer para quitar esta enorme mancha.
digo haciendo pucheros. Lara se ríe y me abraza, entrelazando nuestros brazos.
- ¡Bueno, entremos entonces! - Dios nos ayude, porque este hospital hoy está loco.
....
Tan pronto como llego al vestuario, escucho que me llaman por mi nombre en la recepción.
- Que raro, ¿qué pasó?
Me pregunto...
Termino de vestir a Scrubs y voy allí para comprobarlo.
Cuando llego, encuentro un bolso Gucci a mi nombre.
Miro con recelo el bolso y a la chica de la recepción. Ella me mira, con una pequeña sonrisa en su rostro.
- ¿Qué es? -digo mirando la bolsa.
Ella me mira fijamente, como si fuera de otro planeta.
Luego suspira y se encoge de hombros, volviendo a escribir algo en el teclado.
Decido no estresarme por su actitud, porque la pobre debe estar en uno de esos turnos, con la recepción abarrotada.
Finalmente le doy las gracias y salgo con el bolso, como si llevara una bomba de tiempo.
- No puede ser lo que estoy pensando, ¿o sí?
Me desvío mientras paso por los inmensos pasillos.
- ¿Cómo pudo saber dónde trabajo?
Me viene a la mente un pensamiento extraño...
- ¡Y otro, ni siquiera le dije mi nombre!
De eso estoy seguro.
Qué día más extraño, ¿estoy tan atontado que me estoy imaginando todo esto?
Llego, con manos temblorosas, a mi armario.
La curiosidad me esta matando...
Antes de abrir la bolsa, decido leer la tarjeta, que está grapada a la bolsa.
La letra es perfecta. No creo haber visto nunca nada parecido.
El papel tiene un olor maravilloso. Parece una mezcla de madera y tierra.
Paso mis dedos sobre la letra, sintiendo lo fuerte que era debajo del papel.
Contengo la respiración tan pronto como veo las palabras escritas allí.
...
Ángel
Gracias por hacer mi mañana más divertida... ¡Y no lo olvides, me debes una disculpa!
¡Hasta pronto!
ANTES DE CRISTO.
- ¡Qué audacia! - ¿Como se atreve?
Sonrío, mirando la tarjeta.
Siento que mis piernas se debilitan y una sonrisa aparece en mis labios.
- ¡Realmente necesito unas vacaciones! exclamo en voz alta.
Abro la bolsa. Y encuentro un traje blanco.
- Este hombre tiene que estar loco. - Incluso si fuera médico, usaría algo así de elegante en un hospital.
Guardo el bolso en el armario para empezar mi turno.
Mi mal día ha comenzado, y ya me siento agotado, con tantos acontecimientos...
...
Ya es tarde. Ni siquiera pude parar a almorzar.
Fue una emergencia tras otra.
Hoy lo tuvimos todo, pero los campeones son los accidentes de tráfico.
Fue una cirugía, tras otra...
El día pasó, como un borrón.
Ya ni siquiera puedo sentir mis pies, estoy tan cansada.
- Necesito un baño urgente.
Le digo a mi colega de turno, camino a la ducha.
- Que tengas un buen descanso, amigo. - Me voy sin duchar, llego súper tarde, a mi primera clase de la universidad.
Ella lanza un beso y corre rápidamente por el pasillo...
Tan pronto como el agua toca mi cuerpo, suspiro de gratitud.
Estoy tan tensa que mis hombros protestan, al igual que mis brazos y manos.
- Dios mío, qué día...
Paso el jabón en círculos. Para intentar deshacer los nudos que se formaron en mi cuello y hombros.
Dejé escapar un gemido de dolor y alivio.
Mi mente, ahora un poco más relajada.
Me hace pensar en Poseidón.
Cómo sería si en lugar de mis manos, fueran las suyas sobre mi cuerpo.
No estoy en mi sano juicio. Necesito hacer mis necesidades urgentemente.
Paso mis manos por mi vientre. Bajando al lugar que pulsa, rogando ser tocado.
Estoy tan mojada que el malestar en mi barriga se está volviendo angustioso.
Empiezo a frotar mi clítoris, casi siento los dedos del Dios griego allí...
- ¡Dios, esto es tan loco!
Pienso en dónde estoy, pero mi cuerpo está en llamas.
Continúo, moviéndome rápidamente.
Me llevo la otra mano a la boca y muerdo con fuerza.
Evitando que mi grito me delate. Cuando se corre fuerte, pulsa en mi vagina.
Cierro los ojos con tanta fuerza que duele.
Poco a poco los latidos de mi corazón vuelven a la normalidad.
- ¿Qué fue eso?
Sacudo la cabeza, sin creer lo que acaba de pasar.
Me quedo unos segundos, con la cabeza bajo el agua.
- Dios, estoy perdida, necesito tener sexo, ¡urgente!
Me río de mi pensamiento.
- Como si eso fuera algo común.
Me digo a mí mismo.
Sí, juzgadme. Pero hablo mucho conmigo mismo.
Cierro la ducha, ya que es un aviso con poca antelación.
- Hoy al menos necesito llegar a tiempo a mi segunda clase en la universidad.
susurro, desanimado...
- No sé dónde estaba mi cabeza. Para inscribirte ahora, para estudios de posgrado...
Al menos debería haberme tomado un tiempo para descansar...
... Pero, como dice doña Adélia, mi madre:
"¡El descanso es para los débiles!"
Aún envuelto en la toalla, recojo el paquete con el traje.
Todavía me parece mentira que utilice algo tan caro. Pero no puedo actuar orgulloso.
O es esta ropa muy cara o la mía está sucia de café.
Visto rápido, se adapta a mi cuerpo, como si estuviera hecho a medida para mí.
Esto me asusta un poco, pero ni siquiera tengo tiempo para pensar en ello.
Puedo prepararme en menos de cinco minutos, así no pierdo el metro.
Ahora voy a la segunda parte de mi día. Colegio.
Aunque simplemente quería ir a casa y tirarme en la cama...
Alejandro
- ¡Alex, necesitas relajarte, hombre! - Ya te lo dije: - ¡Vamos a atrapar a este cabrón, cueste lo que cueste!
James golpea la mesa y me mira, irritado.
- Estoy con el mejor equipo para esto. Deja ese asunto, yo me encargo. - ¡Corre!
Aprieta la mandíbula, desafiándome.
- Si realmente lo estuvieras cuidando, como dices. - ¡Yo no estaría en ese estado!
—digo con los dientes apretados, tan irritado como él.
Ya veo, amigo mío, poniéndose rojo de ira. Y eso es exactamente lo que quiero. Toda tu ira, dirigida hacia mí.
Bueno, necesito golpear a alguien. Así que espero que me dé este privilegio.
Mi instructor de lucha me informó en el último minuto que llegará tarde a nuestro entrenamiento.
James, entiendes el mensaje.
Se quita la chaqueta, se pone los guantes, sin perder el contacto visual conmigo. Esa era la adrenalina que necesitaba...
James es el mejor en lo que hace. Por eso es parte de mi equipo.
Él fue quien me entrenó, me guió, en los momentos de ira. Cada golpe que sé se lo debo a él...
... Después de una hora, de puñetazos, labios cortados, algunos moretones y hasta algo de sangrado, en mi caso.
Decidimos terminar nuestro juego...
- Es un semental, una pelea no estuvo nada mal. - Pero realmente estás fuera de forma. - Me dio un puñetazo, como a una mujercita.
James se burla de mí mientras vierte el agua restante sobre su cabeza.