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Capítulo 1. Somos hombres lobo.

Los Dioses, ¿quiénes son?, quién los invento, de dónde vienen o por qué de su existencia en la antigüedad, eran venerados, obviamente existían diferentes Dioses para cada cosa o cultura, bueno con excepción de los Romanos, ellos solo tomaron a los Dioses griegos y les cambiaron el nombre muy perezoso para mí, gusto, pero quién soy yo para criticarlos hasta un momento de mi vida pensé ser una simple humana amante de las historias sobrenaturales nunca pensé que un día todo cambiaría en mi vida o peor aunque unas simples palabras podrían destruirme y con ello a todos los que amo.

Sueño es lo único que tengo sueño y más sueño quiero quedarme aquí toda la vida, no me importa que este asiento sea de madera, ahora mismo es lo más cómodo del mundo.

—Eli. —escucho una voz a lo lejos, casi imperceptible si no me estuviera sacudiendo como si estuviera en un tornado.

—Aja. —digo con las últimas fuerzas que tengo en el cuerpo, me pesa, será que debo

hacer ejercicio, quizás el lunes de algún año comience, pero hoy no, solo quiero dormir y matar al que me está llamando joder que quiero dormir.

—Eli, ¡Eeeeli! —me gritan más cerca del oído, eso hace que pegue un brinco.

—Si, SI estoy despierta. —le digo a cualquiera que me estuviera llamando cuando veo que es Aldo, unas ganas de matarlo llegan a mí, lo quiero, pero creo que hoy se disminuye la

población escolar, uno más uno menos que podría pasar sonrió por las estupideces que pienso.

—Tú no cambias. —Y todavía sonríe, hay que ser muy desgraciado para hacerle tanta maldad a una pobre adolescente, me revuelve el cabello dejándolo peor de lo que ya estaba sacándome de mis pensamientos dramáticos.

—Deja mi santo cabello. —Hago un intento de enojo porque siempre termino haciendo pucheros y nadie me toma en serio, trato de dormirme en mi asiento de nuevo, no sé, aunque parecerá repetitivo, pero este asiento de madera luce muy cómodo como para dormir una semana.

—No, no, vamos, ya hace como quince minutos se acabaron las clases.

—No me importa, mi hermano Batían, no me dejó dormir en toda la noche porque quería que jugará videojuegos con él. Ese hijo de mi santa madre siempre me hace lo mismo, pero como decirle que no, si cuando pierde hace rabietas y mamá lo consuela con galletas, nada fuera raro si mi hermano no tuviera quince años.

—No, yo quiero dormir, déjame. —el sueño me gana, no quiero nada ni mover una uña.

—Vamos, que, ya no te acuerdas que Karla y yo tenemos que enseñarte algo en el bosque, deja de ser llorona, vamos. —Si me acuerdo, pero me da pereza levantarme y no me importa que diga que soy llorona.

—Si, si como digas, pero no quiero tengo sueño y no creo que mis pies quieran cooperar. —ni terminó de decirle, siento que me cargan abro mis ojos por la sorpresa, ni siquiera había tomado en cuenta que los había cerrado.

Aldo me lleva en dirección hacia al bosque, nadie dice nada, ya que no es raro vernos así, un ejemplo fue el día de mi cumpleaños Karla y yo nos pusimos un esmoquin y él se puso un vestido de noche muy bonito; nadie nos dijo nada, puesto que están acostumbrados a que nos comportemos así.

—Vamos, Eli, despiértate bien. —me carga, debí comer más esta mañana, al menos se le haría difícil levantarme.

—No quiero aparte, tú me estás llevando y la verdad no sé cómo tienes tanta fuerza si tú y yo somos de la misma estatura. —le dije haciendo puchero como niña chiquita.

—Ya deja de preguntar, ya tendrás tus respuestas. —lo dice mientras hace amago de que me va a tirar, creo que vi mi vida pasar por mis ojos muy buena, me doy cuenta de que la mayor parte de mi vida la pasé comiendo, no me arrepiento de nada.

—¡Oye cuidado! —le gritó y el muy maldito solo se ríe —Deja de reírte,

otra cosa que tenía que decir tu noviecita irá a donde me llevas o solo seremos los tres. —mis palabras salen con fastidio, es que la tipa no me cae bien Karla

Dice que es una bruja y concuerdo con eso, pero al decir eso su risa se detiene

mi amigo quiere que aceptemos a Dinora su novia, pero es que no la aguanto y siempre lo he demostrado, simplemente no me agrada.

—Sabes que quiero que se lleven bien ustedes son importantes para mí y quiero que sean amigas, además creo que ella es mi mate. —no creo que nos llevemos bien, la tipa es irritante, dan ganas de arrancarle las extensiones cuando está cerca, digamos que me pongo un poco agresiva.

—Oye, ya me perdiste con eso de mate. —cuando intenté investigar sobre que era solo salieron cosas de mitología y cometí el error de preguntarle a los chicos, pero me sacaron excusas.

—Aguarda que ya no más llegamos, me dice. —otra vez tengo sueño, decidido comenzaré hacer ejercicio, solamente necesito un buen incentivo, pero no sé cuál.

—Sabes la otra vez vi una película similar a esto, la chica terminó con la cabeza colgando en un árbol. —me gusta molestarle porque él odia esas películas, nos regaña como un papá literal, frunce el ceño y pone sus manos en la cadera para regañarnos mejor dicho parece mamá.

—Ya te he dicho que no veas esas películas, no les hace bien verlas, sabes que yo no te haría nada. —me dice en modo regaño tratando de no reírse si creo que otra vez me puse dramática.

—Bueno, yo decía, entonces ¿solo seremos los tres? —me quedé un poco distraída viendo los árboles hasta que decidió contestarme.

—No, también estará alguien más. —No sé cómo puede conmigo, si no soy tan delgada que digamos, si estoy pasadita de peso, pero me podrían culpar, la comida que hace mi señora madre es demasiado deliciosa para dejarla en el plato, en fin ahora tengo mucha curiosidad de quien habla Aldo.

—Dime quien es porfis. —Le pongo ojitos de cachorro para a ver si me dice quién es, siempre cae cuando Karla y yo le hacemos esta cara, pero al parecer hoy será diferente.

—Es una sorpresa, así que cállate y espera. —me dice sonriendo, miro a mi alrededor, hace rato, dejamos la escuela y unas cuantas personas nos veían raro, pero que le haremos no es la primera cosa rara que hemos hecho.

—Sí papá. —le digo y me abrazó más a cualquiera que me viera, pensará que él me gusta. La verdad es que sí, estuve un tiempo enamorada de él, pero eso fue hace mucho, ahora solo lo veo como mi hermano mayor porque él es un año mayor que yo y Karla es un año menor que yo.

Estuvimos alrededor de media hora caminando, no sé cómo es, pero me quedé dormida otra vez, cuando mi hermano me rete en los videojuegos, seré buena perdedora y no le pediré revancha. Por eso en la mañana parecíamos zombis y nos llevamos una tremenda regañada de mamá que nos decía que para la próxima nos cortaría los cables de la TV y la señora cumple lo que promete, a veces mi madre da miedo.

—Bueno, hemos llegado. —me dice Aldo y medio abrí mis hermosos ojos, vi a Karla y a alguien más, me alegré tanto que mi sueño desapareció, salté de los brazos de Aldo y me lance a los suyos.

—¡Fer!, ¡Fer! No sabes cómo te extrañé. —Fernando, el primo un mayor de Aldo, también es mi amigo, solo que hace un año se fue de viaje para buscar a alguien, nunca supo a quién, pero ojalá que la haya encontrado.

—Yo también te extrañé, mi pelirroja favorita. —Me despeina más de lo que estaba primo de Aldo, tiene que ser, se parecen mucho, solo que Fernando es más alto que Aldo, no sé nada genética, pero mis amigos parecen modelos altos; cabello negro, ojos como esmeraldas, cuerpos musculosos, bueno Fer más y Karla no queda atrás, es más alta que yo, cabello castaño, figura esbelta. Cualquiera que me vea a su lado dirían que yo no combinaba en nuestro grupo, pero nunca me sentí mal o intimidada a su lado, mamá me enseñó a amar a mi cuerpo.

—Oye, no me despeines, sino como podré conquistar algún chico guapo y sexi del bosque, uno no sabe lo que se podría encontrar. —él siempre se enoja cuando le digo eso, Fer y yo fuimos novios, pero no duramos mucho, ya que el día de su cumpleaños terminamos por algo de un mate, nunca me dijo que era eso; esa noche él se enojó al día siguiente terminamos.

Dejando eso de lado, Fer y yo quedamos como amigos; sin embargo, nunca le dije a los chicos que lloré mucho, ellos pensaron que había enfermado o al menos comprendieron que no quería hablar del tema hasta que lo pude superar y verlo como un amigo, si la felicidad de Fer no era conmigo no lo obligaría a una relación. Ahora me sorprende que haya salido un tipo como de gruñido por parte de él, eso me descoloco un poco.

—Deja de decir eso. —En serio se enojó si no supiera que ya todo está superado por ambos, creería que estaba celoso.

—Porque si algún chico guapo del bosque tipo leñador me dice, ven conmigo y vive en mi cabaña mientras yo corto leña y viviremos juntos para siempre. —lo digo en tono dramático, cosa que hace que mis amigos se rían de mí.

—Si tú fueras mi mate. —lo escuché susurrar muy bajo, preferí hacer que no escuche porque si pregunto no me dicen nada.

—Bueno, para qué fue esta reunión en el bosque, acaso me dirá por qué sé comportan extraño últimamente. —Los señalo a los tres, eso hace que se pongan serios, como si no me hubiera dado cuenta de los cambios drásticos de humor de Aldo estuvo a punto de ser expulsado por pelear con un profesor, lo mismo pasó con Fer antes de que terminamos o que desaparecía.

—Bueno, primero quiero que nos digas si tú crees en lo sobrenatural. —No sé si la pregunta es seria.

—Yo creo que ustedes saben la respuesta a mí, siempre me han gustado las historias de lo sobrenatural, así que si —les digo firme y no miento, a veces quisiera que Crepúsculo sea real, pero no quisiera al vampiro, sino que al lobo.

—Entonces qué dirías si te decimos que nosotros somos hombres lobos. —Aldo mientras señalaba a Fer, Karla y a él.

Me reí en serio, pensé que era una broma, pero me callé cuando vi sus caras de seriedad, no podía ser verdad, ellos no son hombres lobo, ellos eran mis amigos. Los conozco desde que tenía dientes de leche, me han acompañado en las buenas y las malas, conozco a sus padres y ellos a mi madre, sinceramente no quería creerles, pero sus rostros me demostraron que no mentían.

—No es broma. —más que pregunta era una afirmación, yo por instinto retrocedí unos cuantos pasos tratando de entender lo que me dijeron.

—No, no es broma y por favor no nos temas, jamás te haríamos daño — su miedo es notable y las palabras de Karla me lo demostraron, pero no les temía, obviamente sentía un poco de recelo ante la noticia, pero no lo hago los amo demasiado para hacerlo.

—Muéstrenme —les digo —muéstrenme si dicen la verdad. —Trato de sonar muy tranquila, aunque la verdad es que me muero de los nervios al saber que todo lo que me dicen es real.

Ahora entiendo lo que dice mi querida madre, *la curiosidad mató al gato y tú mi querida Eli parece que vivieras del chisme * o algo así no es mi culpa querer estar informada.

—Nosotros no podemos —dice Aldo —no hemos cumplido la mayoría de

edad.

—¿Cómo? —pongo cara de confundida.

—Verás a un hombre lobo su transformación le llega cuando cumples la mayoría de edad, es el momento donde el espíritu del lobo te escoge como su portador. —está vez fue Fer el que habló, creo que investigaré más sobre esto, se escucha muy interesante.

—Entonces tú podrás demostrarlo. —Fer asiente con la cabeza.

—Pero por favor no tengas miedo que nunca te haría nada. —vuelve a decir Fer casi que suplicando que no le tema.

Al segundo que dice eso observo como se tira al piso, se escucha como sus huesos se rompen y va cambiando poco a poco, va dejando se forma humana para tomar otra muy diferente. Ya no tiene brazos ni piernas, solo patas y pelos, cuando termina de retorcerse en el piso se levanta dejando ver un gran e imponente lobo color café. Lo que pasó después creo que ni mis amigos ni yo lo esperamos, en especial yo, porque fui corriendo a abrazar a aquel lobo que decía ser Fer.

—Es muy lindo —lo abrazo es como abrazar a tu perro, creo que esa parte no se las diré, no sé si les sea insultante que los compare con una mascota. —Ya les creo y por favor si tienen cosas que explicar díganlo ahora y lo principal sería que me digan ¿Qué es mate? —los miro.

—Lo haremos, te diremos todo, pero espera que Fer vuelva. —suelto a mi amigo cuando Aldo me lo dice y veo como Fer vuelve a ser humano, lo que no me esperaba era verlo como vino al mundo, me quedo un rato examinando su escultural cuerpo hasta que siento que me tapan los

ojos.

—Eli deja de ser tan pervertida casi y se come a mi primo con la mirada. —Karla y yo nos echamos a reír, Aldo siempre se enoja con nosotras, pero qué puedo hacer yo si mi ex es muy guapo.

—¡¿Qué?!, ¡yo no tengo la culpa de que el tiempo haya sido bueno con Fer y le haya dejado todo en su lugar!

—solo lo digo para molestar a Aldo, desde que nos conocimos han sido mis mejores amigos, aunque Aldo tomó el papel de hermano mayor con nosotras.

—Dejen de verlo como un trozo de carne. —nos vuelve a regañar.

—Ya deja a Eli, sabes que únicamente lo dice para molestarte. —un sonriente Fer aparece vestido y muy sonriente.

—Bueno, ahora si me van a explicar qué es eso de los mates. —ellos se miran

como poniéndose de acuerdo, quien me explica así estuvieron por un largo rato hasta que uno decidió hablar.

—Si mira en celta se lo conoce como soul mate, en nuestro idioma se lo traduce como almas gemelas, aunque para los humanos se lo conoce como el hilo rojo, pero para los hombres lobo son sus compañeros de vida. Es la persona que es escogida por la Diosa Luna para que te ame y tú la Ames, ese lazo es el más sagrado que un hombre lobo tiene. —explica Karla.

—¿Qué pasa si ya tienes a alguien y encuentras a tu mate? —le pregunta, sale de mí, ya

creo saber por qué Fer y yo terminamos.

—En su mayoría terminan con esa relación y se van con sus mates, pero hay algunos que los rechazan, eso causa un dolor inimaginable, algunos no lo resisten y mueren. —ahora lo entiendo todo no creo culpar a Fer él tiene que estar con su mate.

—Entonces cuando ustedes las encuentran y cómo las distinguen. —Ya parezco vieja chismosa, cuando le dan un chisme necesito saber por completo si no, no me quedo tranquila.

—Nosotros las encontramos cuando cumplimos los dieciocho y las

distinguimos por su olor. —me da un poco de risa, los tres me dan la información como si lo hubiesen aprendido como lección.

— ¿Entonces por eso fuiste a recorrer el mundo para encontrar a tu mate? —la pregunta va para Fer.

—Sí. —dice cabizbajo, veo tristeza en su rostro —pero no la encontré —nos quedamos en silencio, esto es difícil para él.

—No te pongas triste, verás que la encontrarás. —le doy un abrazo, no quiero ni imaginarme como sería saber que tienes alguien destinado para ti y no la encuentras. Me quedé un largo rato abrazándolo, en ese momento recuerdo algo que he tenido presente toda la semana y con todo esto se me pasó por alto.

—Aldo, hoy en la noche no es la fiesta de tu cumpleaños— mi amigo entendió lo que le quise decir, ya que hablé tan rápido y desordenado.

—Si Eli hoy es mi transformación a la media noche —dice —también hoy

espero saber si Dinora es mi mate. —su cara de ilusión me da un poco pena, porque sufrirá mucho si aquella a la que él ama no es su mate.

—No quiero aguarte la fiesta, pero si Dinora no es tu mate que harás. —lo veo tan atontado con la tipa que no sé qué creer mi amigo es muy impredecible.

—Bueno —se rasca la cabeza —creo que rechazaré a mi mate. —Es en serio, ni me sorprende su respuesta.

—Aldo, tú no puedes hacer, eso sabes bien que conlleva si la rechazas. —le dice Fer enojado. Si esto no me suena nada bien, creo que esta noche muchas cosas pasarán y no serán bonitas.

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