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Capítulo 3: Entre el cielo y el infierno

En la mente de Alejandro, una idea comenzó a tomar forma en su mente, una idea aterradora pero seductora.

—Sólo hay una manera de redimirme —se dijo —sólo hay una manera de pagar por lo que he hecho.

Alejandro caminó hacia la puerta con pasos vacilantes y subió a su auto deportivo.

—Voy por ti, Clara— susurró, presionando el acelerador.

Mientras el coche aceleraba y giraba peligrosamente por las calles de la ciudad, Alejandro sólo tenía un destino en mente, el edificio del corporativo, el edificio donde Clara acabó con su vida.

Su plan era simple pero aterrador, seguiría los pasos de su esposa y saltaría del techo, y tal vez así obtendría el perdón que anhelaba.

Las calles a su alrededor lucían borrosas, Alejandro apenas podía controlar el vehículo, sus reflejos estaban disminuidos por el alcohol.

En su mente apareció el rostro de Clara, su sonrisa, sus ojos amorosos.

—Lo siento, lo siento mucho —repitió Alejandro una y otra vez, las lágrimas nublaban aún más su visión.

En ese momento Alejandro perdió completamente el control del vehículo, el coche giró bruscamente y se lanzó hacia la valla de hormigón a toda velocidad.

El impacto fue devastador, el coche de lujo se convirtió en una masa retorcida de hierro, con Alejandro atrapado en su interior.

Los testigos del accidente corrieron al lugar del impacto, uno de ellos llamó al 911.

—¡Ocurrió un terrible accidente! – gritó por teléfono – ¡Un coche chocó contra la valla! ¡El conductor está atrapado!

En cuestión de minutos, sonaron las sirenas y llegaron ambulancias y coches de policía, los paramédicos intentaban desesperadamente liberar a Alejandro de los restos del vehículo.

—¡Está vivo, pero su pulso es débil! —gritó uno de los paramédicos —¡Tenemos que sacarlo de aquí ya!

Sacaron con cuidado el cuerpo gravemente herido de Alejandro.

— Hombre, aproximadamente 35 años, múltiples fracturas, posible hemorragia interna — Informó un paramédico mientras subía a Alejandro a la ambulancia —se encuentra en estado crítico.

Mientras la ambulancia se alejaba, la noticia del accidente empezó a correr, el conductor del vehículo accidentado fue rápidamente identificado por los medios de comunicación.

En un avión que acababa de aterrizar en la ciudad, los padres de Alejandro, Ricardo y Elena Montero, encendieron sus teléfonos y se encontraron con una avalancha de mensajes y llamadas perdidas.

—¿Qué ocurre? —preguntó Elena con el rostro pálido mientras leía el mensaje.

Ricardo encendió la televisión en la sala de espera del aeropuerto, las noticias mostraban la escena del accidente y el rostro de Alejandro apareció en la pantalla.

—El director ejecutivo Alejandro Montero se encuentra entre la vida y la muerte después de un terrible accidente automovilístico —anunció el presentador —las fuentes dicen que el accidente puede haber sucedido debido al reciente suicidio de su esposa Clara Montero.

Elena jadeó, sus piernas se debilitaron por la noticia, Ricardo la abrazó mientras luchaba por superar el shock.

—Tenemos que ir al hospital ahora —dijo, Ricardo.

En el hospital, los médicos luchaban por salvar la vida de Alejandro.

—Lo estamos perdiendo —gritó un médico —¡Necesitamos llevarlo a cirugía ya!

Mientras el equipo médico trabajaba frenéticamente, se desarrolló una batalla invisible en torno a Alejandro.

En la oscuridad del hospital, una figura oscura y siniestra observaba, esperando pacientemente, era un demonio enviado desde las profundidades del infierno para reclamar el alma de Alejandro.

—Pronto, pronto —susurró la criatura, con sus ojos brillando con una luz maligna —tu alma será nuestra, Alejandro Montero, y lucharás por ella en el fuego eterno.

Pero Alejandro no estaba solo, desde lo alto del cielo, Dios observó la situación con misericordia, a pesar de sus errores, el Creador vio en su alma torturada el potencial de redención.

—Adelante — ordenó Dios a uno de sus ángeles más compasivos —ve y da a Alejandro la oportunidad de redimirse, muestrale el camino de regreso a la luz.

El ángel, una criatura de belleza etérea y gracia infinita, descendió hasta el hospital, su presencia invisible a los ojos mortales, llenó la habitación de una calidez y paz indescriptibles.

—Alejandro Montero —susurró el ángel, su voz era como una suave melodía —tu viaje aún no ha terminado, todavía hay esperanza para ti.

En ese momento, los padres de Alejandro irrumpieron en la sala de espera del hospital, enseguida se acercaron a la enfermera en el mostrador.

—Mi hijo Alejandro Montero —sollozó —¿Dónde está? ¿Cúal es su estado?

—El señor Montero está siendo operado actualmente, el médico vendrá a hablar con ustedes en cuanto le sea posible.

Ricardo abrazó a su esposa y trató de consolarla, aunque él mismo sentía que su mundo se desmoronaba.

—Todo va a estar bien, Elena —susurró —nuestro hijo es fuerte y va a superar esto.

Horas después, un médico con rostro cansado se acercó a ellos.

—¿La familia Montero? preguntó, el matrimonio se acercó de inmediato —hemos estabilizado a Alejandro, pero su estado sigue siendo crítico, tiene múltiples fracturas, hemorragias internas graves y traumatismo craneoencefálico, actualmente se encuentra en estado de coma.

Elena soltó sollozos desgarradores mientras Ricardo apretaba los puños, intentando mantener la calma.

—¿Se...Se recuperará? —preguntó Ricardo, temiendo la respuesta.

El médico suspiró.

—Es demasiado pronto para decirlo, las próximas 48 horas serán cruciales y haremos nuestro mejor esfuerzo, pero hay que estar preparado para todas las posibilidades.

Mientras tanto, en la habitación de Alejandro, la batalla espiritual continuaba, mientras el demonio se impacientaba.

—Ven, Alejandro —susurró el demonio con voz seductora —déjate llevar, ven conmigo y olvida todo dolor.

Pero el ángel cumpliendo su misión, se interpuso entre el demonio y Alejandro.

—Retrocede, criatura oscura —ordenó el ángel, con su voz llena de poder divino —Alejandro todavía tiene una oportunidad de redención.

El demonio siseó enojado.

—¡Su alma ha sido condenada! ¡Cometió un crimen, traicionó, provocó la muerte de una persona inocente!

-—Sin embargo —respondió el ángel con calma —todavía hay amor y arrepentimiento en su corazón, mientras exista, hay esperanza.

En ese momento, Sofía, la hermana de Alejandro, que también acababa de llegar al país, entró corriendo a la sala de espera, con los ojos rojos por el llanto y la preocupación en el rostro.

—Mamá, papá —gritó abrazando a sus padres —recién me he enterado, ¿Cómo está Alejandro?

Elena le explicó la situación a su hija, Sofía escuchó estupefacta, incapaz de creer que su hermano, que siempre había sido fuerte y confiado, ahora estuviera luchando por su vida.

-—Quiero verlo —dijo Sofía con firmeza —necesito estar con él.

El médico finalmente permitió que la familia entrara a la habitación de Alejandro, la vista fue impactante, el alguna vez poderoso CEO ahora yacía inmóvil, conectado a múltiples máquinas que monitoreaban sus signos vitales, su rostro estaba hinchado y cubierto de heridas, lo que lo hacía casi irreconocible.

Elena caminó hacia la cama y tomó suavemente la mano de su hijo.

—Hijo mío —susurró —por favor lucha y no nos dejes.

Ricardo, sintió que sus defensas colapsaban al ver así a su hijo.

—Alejandro —dijo con la voz quebrada —sé que cometiste un error, pero eres mi hijo, te amo, por favor vuelve con nosotros.

Sophia caminó hacia el otro lado de la cama, acarició suavemente el cabello de su hermano.

—Recuerda cuando éramos niños, Ale —dijo con una sonrisa triste —siempre me has protegido, ahora es mi turno de protegerte, no te rindas hermano.

Mientras la familia Montero rodeaba a Alejandro con amor y oraciones, el ángel y el demonio continuaban su batalla silenciosa, el demonio enojado intentaba acercarse a Alejandro, pero el amor de su familia creaba un obstáculo insuperable para la criatura.

—¡Esto aún no ha terminado! –rugió el demonio antes de desaparecer entre las sombras —¡Volveré para reclamar su alma!

Temporalmente victorioso, el ángel se acercó a Alejandro.

—Alejandro Montero —susurró el ángel —se te ha dado una segunda oportunidad, utiliza este tiempo sabiamente para compensar tus errores y sanar tu corazón, el camino será duro, pero no estarás solo.

En ese momento, el monitor conectado a Alejandro comenzó a pitar erráticamente, se dispararon las alarmas y de repente la habitación se volvió caótica.

—¡Es un paro cardíaco! —gritó una enfermera que acababa de entrar —¡Necesitamos un equipo de reanimación ya!

La familia Montero fue sacada de la habitación y un equipo de médicos y enfermeras entró corriendo, el sonido de un desfibrilador cargándose llenó el aire.

—¡Despejen! —gritó el médico, colocando la almohadilla de electrodos en el pecho de Alejandro.

El cuerpo de Alejandro se arqueó por el shock, pero el monitor todavía mostraba una línea plana.

—¡De nuevo! ¡Despejen!

Afuera de la habitación, Elena lloraba en brazos de Ricardo, mientras Sofía miraba horrorizada por la ventana.

—Dios —oró Sofía —no te lo lleves, dale otra oportunidad.

En el umbral de la vida y la muerte, el alma de Alejandro flotaba, podía ver su cuerpo tendido en la cama del hospital y podía ver a los médicos luchando por salvarlo, y más lejos, podía ver dos caminos, uno oscuro y aterrador, el otro brillante y pacífico.

El demonio reapareció y se acercó a Alejandro.

—Sígueme —susurró —y pongamos fin a tu sufrimiento.

Pero el ángel contrarrestó la oscuridad demoníaca.

—Alejandro —dijo el ángel con voz melodiosa —aún no es tu momento, todavía tienes mucho qué hacer y muchas cosas que reparar en tu vida.

Alejandro miró hacia los dos caminos, con el alma dividida entre la culpa que lo empujaba hacia la oscuridad y el deseo de redención que lo empujaba hacia la luz.

En la sala, los médicos preparaban el desfibrilador para un último intento.

—Esta es tu última oportunidad —dijo seriamente el ángel ¡No la dejes pasar!

El shock volvió a sacudir el cuerpo de Alejandro, por un momento, todo quedó en silencio, y luego…

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