Sinopsis
La vida de Eleanor es perfecta. Es popular en la escuela, sus padres tienen dinero, y está en una relación envidiable con un chico que parece sacado de un catálogo. Pero eso último se verá en peligro con la llegada de una misteriosa chica a su colegio. Con la ayuda de su mejor amiga hará todo lo posible por retener al amor de su vida, pero el tiro le sale por la culata. Esta es la misma historia cliché de siempre... contada desde otro punto de vista. El de la mala del cuento.
Capítulo 1
Miro en el espejo el resultado final del recogido que tomó minutos hacerme. No tiene el aspecto perfecto que esperaba, y el término recogido queda un poco fuera de lugar considerando los mechones rebeldes que caen sobre mi rostro, pero es suficiente.
Luego de maquillarme un poco me visto con el conjunto que escogió mamá para mí esta noche. Aún no entiendo por qué insistió tanto para que yo estuviera presente en esa cena que desde hace semanas planeaba papá, por cierto.
La verdad, intenté pasar. Pero al final acepté las órdenes de mamá para no dañar la imagen de hija perfecta que ella y papá tienen de mí. Así que tendré que hacerlo, sentarme y escuchar por horas conversaciones adultas que no me interesan para nada.
Y no es como que tuviera otro plan, tampoco. No es que no salga nunca de casa; sino que mi novio y mi mejor amiga -que resultan ser hermanos- me abandonaron durante todo el verano para visitar a su familia fuera de la ciudad. Lo que significa que no tengo otra cosa mejor que hacer. Y aunque podría llamar a cualquiera de mis otros amigos, estoy segura que es demasiado tarde para cancelarle a mis papás.
—¡Eleanor, nuestro invitado ya está aquí!
Llegó el momento de conocer al esperado señor Wadlow. No sé quien es, ni que es lo que hace, pero supongo que debe ser muy importante y adinerado porque papá lo ha esperado con ansias los últimos días.
–¡Voy enseguida, mamá!
Al bajar veo al tipo. Un hombre algo mayor con semblante serio y arrogante que está vestido muy formal.
—Esta es nuestra hija, Eleanor— le dice papá al señor Wadlow.
Wadlow me ofrece su mano y respectivamente, la agito, dándole una amable sonrisa falsa.
—Será mejor que empiece a servir la cena— agrega mamá.
A medida que vamos comiendo y escucho hablar al señor Wadlow con papá comprendo porque está aquí.
Se trata de un importante empresario de bienes raíces interesado en el trabajo arquitectónico de papá y ha venido desde Nueva York para conocerlo al él y a su "familia perfecta".
—Mi mujer y yo nos conocimos en la universidad, ambos asistimos a Yale- dice papá cortando un pedazo de pollo—. Eleanor está esperando su carta de admisión.
Wadlow alza una ceja y dice —Entonces deben estar muy orgullosos de ella...
—Con permiso— digo antes de levantarme de la mesa para ir al baño.
Fue algo irrespetuoso hacer eso justo cuando empezaban a hablar de mí, pero ya no aguantaba las ganas.
Voy lo más rápido que puedo al baño de mi habitación, y justo cuando estoy a punto de volver a la cena escucho mi celular repicar en la cama. Veo el nombre de Ashley aparecer en la pantalla.
—¿Ashley?— digo cuando contesto.
—¡Por fin! ¿Donde estabas, Elle? ¡Llevo horas llamándote!
—Estaba abajo cenando, mis padres tienen un invitado especial hoy. ¿Qué pasa?
—Tenemos que ir a la fiesta de Kendra.
—¿Que? Tú estás a kilómetros de aquí y me prohibiste ir sin ti.
—Elle, llegué hace dos horas.
—¿Que?— vuelvo a decir. No se suponía que volvieran hasta mañana— ¿Freddie está contigo?
—Sí, te pasamos buscando en diez, ¡bye!
Dejo el celular otra vez en la cama y me cambio el aburrido conjunto de mamá por un vestido corto de lentejuelas doradas. También me suelto el recogido y me retoco el maquillaje.
Cuando bajo al comedor ya han terminado de comer, y al parecer papá ha llevado a Wadlow a su despacho.
—¿Por qué estás vestida así?— me pregunta mamá, que está recogiendo los platos sucios de la mesa.
—Saldré con Freddie y Ashley, han vuelto antes. ¿No te molesta, verdad?
–¡Sí! Tenemos un invitado. No irás.
—Sabes que no notarán mi ausencia. Anda mami, déjame ir...— le pido con la voz dulce que uso cuando quiero tener lo que quiero.
—Bueno, está bien. ¡Pero no llegues tarde!
—Como tú quieras— digo abrazándola, y escucho el auto de Freddie afuera.
Ashley, que iba en el asiento del pasajero, se pasa al trasero y entro al descapotable.
—¡Amor!— saludo a Freddie, mi novio— Te extrañaba tanto...
Freddie me besa rápidamente en los labios y arranca —Yo igual, ¿cómo estás?
—¡Genial ahora que estás aquí!. ¿Porque volvieron antes?— pregunto.
Ashley responde —Papá tuvo una emergencia en el trabajo. Gracias a Dios, no soportaba a la tía Ruby por un minuto más.
Freddie y yo reímos. Cuando llegamos al club pasamos por delante de la fila formada para entrar, escuchando a la gente quejarse. Vamos a la parte VIP donde encontramos a Kendra y otros compañeros de clase.
—¡Chicas!— Kendra nos saluda con un beso en la mejilla a Ashley y a mí— ¡Vinieron!
Tomo una copa de champán y le doy un sorbo. Es ilegal servir alcohol a menores, pero ya que el padre de Kendra es dueño del lugar, podemos beber lo que queramos.
—Por supuesto que lo hicimos, no pensabas que nos perderíamos esto, ¿verdad?— dice Ashley.
Kendra niega con la cabeza —Vengan, Brianna nos empezaba a contar como la empleada de su casa perdió nueve piezas de la vajilla de plata de su madre...
Freddie rodó sus ojos mientras yo escuchaba con atención la anécdota de Brianna. Luego Ashley agregó:
—¡Odio a la sirvienta de nuestra casa! Hace cuatro meses arruinó mi blusa favorita. Obvio le dije a papá que la echara pero en vez, hizo que se mudara con nosotros y ahora trabaja a tiempo completo.
Todos en la mesa nos reímos, excepto Freddie, quien por alguna razón está serio.
—¿Pasa algo?— le pregunto con voz baja mientras los demás siguen hablando.
Freddie suspira y pone su brazo sobre mis hombros atrayéndome más cerca de él —No. ¿Quieres bailar?
—Claro— contesto y vamos juntos a la pista. Pero hay algo en él que no me convence, por lo que sigo preguntando.
—¿Te molesta algo? Luces extraño...
Él frunce el ceño mientras se mueve al ritmo de la canción que suena.
—Solo estoy cansado del viaje, y no ando de humor para hablar mal de la persona que hace que las ratas no invadan mi habitación— dice y yo río— De todas formas, ¿desde cuando disfrutas criticar a la gente?
Meso mis caderas, acompañando los pasos de Freddie —¡Yo no dije una palabra sobre nada! En vez de juzgarme, deberías estar rogándome que te perdone por dejarme tirada y sola todas las vacaciones.
—Te dije que podías venir conmigo.
—Y yo tenía que hacer trabajo comunitario para juntar créditos para la universidad, ¿recuerdas, tontito?— doy unos ligeros golpes en su cabeza con mi índice.
Freddie para de bailar de repente —Si me hubieses pedido que me quedara, lo habría hecho.
—Lo sé, pero quería tú tomaras la iniciativa— digo y también dejo de bailar—. Cariño, no quiero que discutamos. No sabes lo feliz que estoy de que hayas vuelto un poco antes, te extrañé demasiado y tú ni siquiera me has dado un beso de verdad aún...
—Lo siento.
Se pasa la lengua por los labios antes de acercarse a mí y besarme por un tiempo lo suficientemente largo para compensar todo el tiempo que estuvimos separados.
Tres horas después, todo el mundo estaba borracho o en proceso para estarlo. Ashley era una, yo solo tenía un poco de mareo y Freddie estaba como si nada.
—¿Te sientes bien? —me pregunta al verme tambalear.
Asiento —Sí, solo estoy mareada. Necesito aire fresco. ¿Vamos afuera?
—Claro, pero déjame buscar a Ashley. No la consigo y ya me quiero ir.
Recorremos el lugar con la mirada para encontrarla. Yo logro divisarla a lo lejos, bailando en el caño sobre una mesa junto a otras chicas. La cara de Freddie se pone roja al ver; a pesar de ser mellizos son muy diferentes. Hace ademán de ir a buscarla, pero lo detengo.
—Déjala.
—¡Parece una cualquiera!
—Está divirtiéndose, y aparte está con las demás, no le pasará nada. Vamos al auto y cuando se me pase el mareo vienes por ella para irnos, ¿bien?
—Pero-
Lo halo del brazo.
—Vamos.
Salimos al estacionamiento y nos metemos en el asiento trasero del convertible sin quitar el techo y bajando solamente las ventanas de los puertas delanteras un poco para no ahogarnos.
Me quito los tacones y Fred pone un brazo sobre mis hombros para que apoye mi cabeza en él. Lo abrazo y lentamente voy subiendo mi nariz a su cuello, para seducirlo. Nos miramos y soy yo quien hace el primer movimiento para besarnos.
Si bien el beso es mejor que él que nos dimos anteriormente, sigo creyendo que algo le ocurre a Fred. A pesar de que me está besando lo siento distante, por ello pongo más intensidad a la cuestión e intento hacerlo recostar para subir el nivel; él se resiste pero yo no me rindo, hasta que me aleja con brusquedad poniendo las manos sobre mis hombros.
—Lo siento —me dice. Alza las cejas—. ¿En serio quieres que nuestra primera vez sea en un auto?
Bajo la mirada avergonzada. Honestamente, no me importaría, pero Fred no es como el resto de los chicos obsesionados con el sexo, y lo entiendo. Él tiene razón; debemos hacerlo en una ocasión especial.
—Disculpa, tienes razón...
Alguien golpea fuertemente el vidrio y nos asustamos.
—¡¿Qué están haciendo ustedes dos ahí adentro solos?! ¡No estarán copulando, ¿verdad?!
Es Ashley molestando, completamente ebria.
Me pongo de nuevo los zapatos y salgo. Freddie lo hace también.
—Vámonos, estás borracha —le dice a su hermana.
—¡No...! ¡Aidan nos está invitando a todos a su casa!
—Ashley, ya es muy tarde. No iremos.
—¡Por favor! —junta las manos— ¡Recuerda que me debes una! ¡No volveré a pedirte nada después de esto! Vamos, ¿si? ¡Por favor! —repite.
Fred no contesta y como el que calla otorga, Ashley da brinquitos de emoción.
—¿Te anotas, Elle? —me pregunta.
—No sé, ya sabes cómo es mi mamá.
—No me dejes sola... ¡yo nunca te dejo sola!
Ruedo los ojos.
—Bueno... está bien.