capitulo 3
Arrastran su cuerpo en forma humana hasta ese pueblo que visitaba casi todos los días, Leah observa todo a su alrededor, dándose cuenta en la forma que todos ellos la miraban, como si la despreciaran por verse distinta.
Baja la mirada mientras que siente que alguien lanza un chal sobre su espalda para cubrir la desnudez de su cuerpo. Pero eso a ella no le importa, se crio en el bosque desnuda, ¿Qué le interesaba que la vieran desnuda?
Eran lobos, eran libres de andar como querían.
Es llevada al centro del pueblo, Leah solo puede mirar sus mugrientos pies mientras que alguien la detiene y obliga a su cuerpo a enderezarse. Eran demasiados lobos para ella sola, fue fácil de atrapar.
Se confió al seguir espiando a ese hombre.
Todo fue su culpa…
—Alpha—ella baja aún más la mirada al escuchar que llamaban al líder de la manada, se preguntó si sería ese hombre —encontramos a la ladrona, todo ha sido culpa de esta cachorra.
La empujan hacia él y ella solo puede mirar los zapatos de aquel hombre.
—Mírame—Leah no quería verlo, ni hablarle—. ¿de dónde eres? ¿Por qué robas la comida de mi manada? —Belial frunce el ceño al notar que ella no dice una sola palabra, sin embargo, si nota su aspecto andrajoso y aquellas manchas blancas en su piel y hasta en su cabello.
—No habla, alpha. La obligamos a hablar cuando la atrapamos, pero no nos dijo nada. Es muy agresiva, agredió a tres de los nuestros.
Belial mantiene su mirada en ella, acerca su mano hacia el mentón ayudándola a levantar la mirada. cuando él mira sus ojos afina la mirada al percatarse de que eran de un color muy hermoso, ese destacado color lila provenía de un lobo albino.
—¿Cómo te llamas? —ambos se miran fijamente olvidándose del resto del mundo.
—Leah—responde con un hilo de voz que provoca una leve sonrisa en los labios del alpha.
—Es una ladrona, alpha, merece ser castigada por robar nuestra comida. Además, mírela, es una hibrida, se le puede oler.
Al alpha no le importo aquello ya que esa joven toda despeinada y salvaje era la pareja que siempre estuvo esperando. Ella era su luna, curiosamente después de esperar tanto resulto ser una de las tantas hijas de la diosa de la luna.
¡Una mestiza!
Sin embargo, no podía olvidar quien era él y el deber que tenía con su manada. Endereza su cuerpo y se da la vuelta para dejarla atrás.
Leah parpadea al ver el rechazo de aquel hombre, era como todos los demás. La odiaba por ser distinta.
Quizás era lo mejor que la rechazara, todos lo hacían, ¿Por qué él sería diferente? Baja los hombros sintiéndose rota por dentro, por un momento pensó que algo cambiaria.
