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Capítulo 4

-Buenos días, soy Vina Rota. Debería tener una entrevista con los Sres. Ferrari- dijo tímidamente.

- Buenos días señorita Rota. Los Ferrari te esperan en el salón-

La mujer la hizo pasar, acompañándola con un gesto de la mano. Vina estaba molesta porque la criada había dado por sentado que no estaba casada, pero trató de ignorar este detalle y la siguió. Estaba acostumbrada a las reacciones de asombro de la gente cuando revelaba su edad. A menudo la confundían con una adolescente, a pesar de que tenía casi veintiocho años, debido a su rostro pequeño y pecoso.

Entró en el enorme apartamento que olía a limpiador de suelos y cera de abejas. El mobiliario fue estudiado en detalle por una hábil mano femenina, compuesto por valiosos muebles antiguos y preciosas alfombras persas. Siguió a la criada al salón y fue presentada a los anfitriones.

Rosa Ferrari fue a su encuentro tendiéndole la mano. Era una mujer rubia, austera y elegante. Vina se sintió asombrada de tanta clase y riqueza. Nunca como en ese momento comprendió que pertenecía a una clase social totalmente diferente a la de ellos y se maldijo por no haber cuidado mejor su apariencia esa mañana.

La señora le sonrió tratando de tranquilizarla, como si percibiera la tensión de la joven.

-Encantado de conocerte, soy Rosa. Este es mi esposo George-

Un hombre corpulento de abundante cabello le estrechó la mano vigorosamente.

- Bienvenido. Por favor tome asiento- dijo Giorgio mirándola con sus ojos helados.

Vina se sentó en un sillón de cuero color crema y la pareja se colocó frente a ella en un largo sofá.

-Bien- comenzó Rosa - Háblanos de ti. Cuéntanos algo de tu vida-

Vina, tiesa y erguida, no dejaba de quitarse un mechón de pelo que se le había escapado del moño. -Pues... yo... vengo de Val Seriana y tengo veintisiete años-

-¿Veintisiete?- preguntó Giorgio asombrado -Yo le hubiera dado diez menos-

-Siempre me dicen eso- respondió Vina, sin ocultar una nota de decepción.

-Dentro de unos años te gustará mostrar menos- fue la pronta respuesta del señor Ferrari.

-¿Qué experiencia laboral tienes a tus espaldas? preguntó Rosa, ignorando el comentario de su marido.

Frances vaciló. No sabía si responder con la verdad o mentir. Temía que la verdad matara su oportunidad, pero no tenía otra opción y así lo confesó.

-En realidad, nunca he trabajado. Me casé a los dieciocho años y siempre he sido ama de casa. Cuidaba de mi marido y de la casa.-

Rosa la observó con creciente interés. -¿Qué opina su marido de su candidatura a un puesto de trabajo aquí en Milán?-

La niña cerró los párpados y se obligó a contener las lágrimas que le picaban los ojos, luego respiró hondo y trató de deletrear bien cada palabra. -Mi marido murió el año pasado. Soy viuda y necesito urgentemente un trabajo.-

Los Ferrari intercambiaron una mirada de asombro, pero antes de que pudieran decir nada, Vina continuó: -Soy una chica seria, detallista y dispuesta. Si me contratas, te prometo que no te arrepentirás de tu elección. Aprendo cosas nuevas rápidamente y puedo manejar bien una casa. No quiero que me contrates por lástima, solo creo que soy la persona adecuada para el trabajo. No es fácil para mí quedarme todo el día en casa sin hacer nada, ahora que estoy de vuelta viviendo con mis padres. Todavía estoy tratando de superar el duelo... Espero que entiendas lo que quiero decir.-

Los dos no esperaban tal revelación. Rosa jadeó, sin saber qué decir, por lo que Giorgio habló por su esposa y le dio una sonrisa de aliento.

-Tiene bastante aire de niña simpática y su tía le habló muy bien de ella a mi mujer. Admito que no habíamos sido informados de tu situación, pero no creo que sea relevante en este contexto, nos gusta Vina, pero antes de tomar una decisión, queremos explicarte detalladamente esta oferta de trabajo. Debería quedarse en un apartamento en via Manzoni. Nuestro hijo Tommaso vive allí. Ella se encargaría de la limpieza, la preparación de la comida y varios mandados. Debes saber que Tommaso ha perdido completamente la vista después del glaucoma. Solo han pasado unos meses, todavía está en estado de shock y no queremos que esté solo en esa casa. Necesita atención, mientras se adapta a su nueva condición.

-¿Tendré que lavarlo o algo?-

La voz temblorosa de Vina reveló el terror que sintió en ese instante.

-No, no te preocupes. Tendrá que ocuparse principalmente del manejo de la casa y ocasionalmente ayudar a Tommaso, donde lo necesite- intervino Rosa.

-Ya veo... En cuanto a la limpieza, se puede decir que tengo años de experiencia, ya que fue mi único trabajo desde el día de mi boda en adelante. Sin embargo, si se me permite, me gustaría expresar mi perplejidad con respecto a la condición de su hijo. No sabía que se suponía que debía vivir en su casa, pensé que se suponía que debía trabajar para ustedes dos. En resumen, es un hombre soltero, aunque... Bueno, ya entiendes...-

-Esperamos la entrevista para revelar los detalles y así evitar malentendidos. Perdónenos, señorita Rota. No le íbamos a mentir, pero no nos gusta hacer alarde de nuestro negocio familiar, este es un asunto muy delicado. De hecho, le pido amablemente que no le cuente a otras personas demasiados detalles sobre lo que estamos diciendo. Me gustaría que quedara claro desde el principio que, si ella es elegida, debe mantener en secreto lo que sucede en la casa de mi hijo-

Rosa miró intensamente a los ojos de Vina para comprender la sinceridad de sus declaraciones.

-Soy una chica discreta, no debes tener miedo.-

-Nos gustaría hacerte una última pregunta antes de dejarte ir- dijo Giorgio.

Vina asintió con un movimiento de cabeza.

-¿Por qué deberíamos elegirla a ella y no a otra candidata?-

La chica miró hacia abajo pensando en una respuesta sincera pero efectiva. Recordó lo importante que era para ella conseguir ese trabajo y, movida por un coraje repentino, dijo: -No seré la mejor, no seré la más competente entre las amas de casa disponibles en Milán, pero si buscas una persona confiable que se encargue de las tareas y al mismo tiempo ayude a tu hijo, soy la persona adecuada-

La pareja pareció satisfecha con esa respuesta.

Se miraron enigmáticamente por un momento, como si estuvieran tratando de comunicarse, y luego Rosa volvió a hablar.

-Señorita Rota...-

-Por favor, solo llámame Vina-

-Vina, me gustaría informarte que Tommaso no es la persona más dócil de este mundo. Puedes imaginarte el trauma que fue para él perder completamente la vista. Era un hombre exitoso, un piloto de línea aérea en el mejor momento de su carrera, y tuvo que dejar el trabajo que amaba. Todavía no puede aceptarlo y lo sentimos mucho por él. Es retraído, nunca sale, nunca quiere ver a su novia oa sus amigos. Es como si se estuviera dejando morir y no quiero que haga ninguna estupidez, ¿me entiendes? Su presencia servirá no solo para mantener limpio el apartamento, sino también para hacerle compañía y evitar que le suceda algo desagradable. Hace un mes se produjo un incendio en su casa.-

Los ojos de Vina se agrandaron. Temía que si realmente la contrataban, terminaría en una situación inmanejable con un hombre más problemático de lo que ya era. ¿Cómo podría asumir la responsabilidad de mantener a raya a un hombre adulto suicida, si ella había intentado suicidarse por primera vez hace poco tiempo? Se habrían lastimado si hubieran vivido juntos. Ella estaba segura de eso.

"¿Intentó suicidarse?", tartamudeó.

-No, o al menos él lo niega. Dice que olvidó su cigarrillo encendido en la mesa de café de la sala de estar, que luego cayó y prendió fuego a la alfombra. No debe preocuparse, Tommaso es un hombre equilibrado e inteligente, solo necesita ayuda con las pequeñas tareas diarias. Necesita aprender a arreglárselas y hacer malabarismos con su nueva condición y esperamos que un poco de ayuda pueda estimularlo positivamente. No queremos que insista en estar solo, es demasiado peligroso por el momento. El trabajo que te ofrecemos expira en un año y si Tommaso se lleva bien contigo, te renovaremos el contrato. ¿Te puede interesar nuestra propuesta?- preguntó Giorgio.

Vina suspiró: -Me interesa tu propuesta porque necesito trabajo, pero no sabía que tu hijo tenía todos estos problemas y mi tía no había especificado que tendría que vivir sola con un hombre. ¿Cuántos años tiene tu hijo?-

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