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Cap. 4 El nuevo amor

Fortuna era revisada por el médico de la familia.

—Papá, estoy bien, nadie me hizo daño.

—Eso lo dirá el médico.

El doctor Almant entonces dio su veredicto a los Ferris.

—Perfecta y sana.

Eso tranquilizó a Travis que asintió complacido, pero su hija pensaba en el joven Castle que luchó para salvarla, deseaba tanto darle las gracias.

Elisa estaba en el departamento de Alexis, emocionada por poder saber del mundo del apuesto caballero.

—Esto es genial, ¿te hicieron daño?

—No, nunca, solo tuve que dar unos cuantos golpes.

—Eres un héroe Alexis, me gustan los héroes —se acercó a él—, quiero darte una recompensa.

—¿Eso piensas?

El ambiente se cargó de deseo y comenzaron a besarse apasionadamente, Alexis acariciaba, la hermosa pierna de la bella joven y esta clavaba las uñas en la espalda del apuesto y sexi hombre, cayeron en el mueble besándose apasionadamente, Elisa estaba frenética de deseo y él otro tanto, eran dos fieras saciando sus ganas y deseos más profundos.

Fortuna seguía pensando en Alexis, en lo cautivante que era y en lo fuerte que le pareció en ese momento cuando se enfrentó a tanto por ella, entonces como una forma de agradecimiento lo invitaría a cenar. Marcó su número y Alexis estaba el mueble recuperándose de su rato da pasión, viendo la espalda desnuda de Elisa que se maquillaba en esos momentos.

—Odio estar sin maquillaje.

Su móvil sonó y él atrapó sin dejar de ver a la bella dama que tenía enfrente.

—Hola, Alexis.

Esa voz…

—Soy Fortuna Ferris.

Eso no se lo esperó, se rehizo inmediatamente.

—Señorita Fortuna, ¿sucede algo?

Elisa se dio la vuelta molesta, ¿qué quería esa mujer con su Alexis?

—Deseo invitarte a cenar, es una cena de agradecimiento por lo que hiciste.

Él miró a Elisa molesta y le comentó a la joven.

—¿Una cena?

—Sí, será genial, solos tú y yo.

Era muy raro, para bromear dijo:

—Espero que no me aviente otra copa de vino.

—Eso ya fue, ¿aceptas?

—Claro que acepto.

Cuando colgó Elisa lo miró censora:

—¿Qué quería esa tonta?

—Cenar conmigo.

—¿Ella te gusta?

Alexis fue sincero con su amiga:

—De gustar me gusta, aunque está un poco chiflada.

Elisa volvió a preguntar:

—¿Ella te gusta?

—Es hermosa, brillante y rica…

Entonces entendió que sin dinero no le gustaría de nada.

—Sí, es rica, muy rica.

—El que la despose se llevará una ganga.

Entonces Elisa sonrió maliciosa y le indicó.

—Ese puedes ser tú.

—¿Yo?

—¿Por qué no?

Alexis no entendía nada y ella se acercó a él y colocó su cuerpo sobre el suyo.

—Yo te puedo ayudar a conquistar a esa estúpida.

Alexis rio y comentó.

—¿Y tú que ganarías con todo eso?

Elisa, le dijo entonces lo que ella pensaba.

—Sería la amante del futuro dueño de la empresa Ferris, hasta podría ser la esposa de él.

Se veía una idea interesante y Alexis preguntó.

—¿Crees que le guste?

—Algo me dice que… la tienes impactada —acariciaba sus brazos—, la idea te gusta, ¿verdad?

—Suena tentadora.

Elisa sonrió complacida, sería un pequeño sacrificio y todo, todo sería de ellos, eso lo tenía claro.

Fortuna dispuso de uno de los mejores restaurantes de la zona para la cena, cuando Alexis llegó y vio el ambiente tan exclusivo, la idea se le hizo tentadora, le llevaba, por sugerencia de Elisa, un ramo de tulipanes rosas que eran los de su agrado.

Fortuna sonrió y al ver los tulipanes se emocionó.

—¿Son para mí?

—Sí… pensé que le gustarían.

—Son mis favoritos.

Ella sonreía y en verdad que su sonrisa iluminaba todo el entorno, se sentía privilegiado con esa atención.

—He pensado en ti todo el día.

Alexis la miró sorprendido.

—Sé que pude ser un fastidio en tu vida, pero ahora deseo compensarte.

—¿Compensarme?

—Alexis, soportarme no es simple, quiero que te sientas muy bien esta noche.

La cena fue por demás exquisita y la compañía mucho más, la idea de seducirla se le hizo más clara en ese momento.

—Su padre es un hombre admirable, usted, aunque poco loca, también lo es.

Fortuna rio ante sus palabras, nada de halagos para ella.

—Te pareceré una loca, pero la vida me dio tanto y deseo devolver solo un poco de todo eso.

—Y haces bien…

—¿Eso piensas?

Sus ojos azules resplandecían en esos momentos y no evitó ver lo hermosa que era.

—Pocos lo tienen claro, ayudar si se puede y se tiene como hacerlo, es noble.

La joven le comentó.

—No quiero parecer noble, sino sensata; mi padre no lo entiende. Algunos lo ven como excentricidades. Yo lo veo como una forma de aliviar el dolor ajeno.

Tomó su mano y la apretó con cierta fuerza.

—Cuente conmigo para lo que sea.

Fortuna sonrió y se colgó de su brazo de forma coqueta.

—Gracias, Alexis.

Su nombre en sus labios se escuchaba dulce, especial y desde ese momento iniciaron un romance a escondidas. Elisa lo guiaba en algunos detalles mientras se veían a escondidas.

—A ella le encantan las causas sociales, solo debes apoyarla en todo eso.

Acariciaba su pecho y lo besaba con ardor.

—Me aburre todo eso.

—Debes ser paciente, cuando ella anuncie su compromiso contigo, estaremos del otro lado.

Alexis no se sentía tan seguro de todo eso.

—¿Piensas que Travis Ferris lo aceptará?

Elisa no era tonta y le dijo la realidad.

—Se opondrá, pero Fortuna se saldrá con la suya.

En efecto, la joven preparaba una cena especial para su padre en esos momentos. Leonora la veía preocupada.

—Si me dijera que se trata, la podría ayudar más.

—Es algo muy especial.

—Ya lo creo para que cocine y todo eso.

—Solo quiero lo mejor.

Su padre ingresó al comedor y vio a su bella hija colocando un precioso centro de mesa.

—Esto se ve bueno.

—Te preparé ese cordero al jugo que tanto te gusta, además de ese postre de higos que te encanta.

—Demasiado bueno.

Tomó asiento y ella ordenó que sirva los alimentos.

—¿Cuánto me costará todo esto?

Fortuna le dijo entonces.

—Papá, la vida no es solo dinero.

—¿No?, qué raro, pensaba que sí.

Entonces su hija le indicó.

—La vida es un privilegio, somos privilegiados en vivirla.

—Entiendo.

El jugoso cordero se veía en su punto.

—Se ve bien.

—Lo hice bien.

Entonces vino la parte complicada de explicar las cosas.

—Papá sabes que te amo, ¿verdad?

—Hum… —decía saboreando su plato.

—El amor es especial e inesperado, de repente te llega y sientes que todo es diferente.

—Eso dicen.

—Tú amaste a mi madre, ¿verdad?

—Mucho.

Entonces lo soltó.

—Papá, estoy enamorada de Alexis Castle.

Su padre la miró sorprendido, no esperó eso de su hija, entonces le indicó.

—Ya se te pasará.

—Papá, lo amo, siento que es la persona indicada.

—Hija.

—Sé que no es el hombre que esperabas para mí, pero lo amo.

—Fortuna, hay muchos hombres en el mundo, con dinero.

—Papá. Alexis tiene una visión de la vida diferente a la de otros hombres. Él sabe de trabajo, tanto como tú.

—No quiero eso —dijo rotundo.

—Al menos dale el beneficio de la duda.

Travis habló claro con ella.

—No confío en un hombre que tiene menos de cuatro ceros en su chequera.

Sería complejo, pero lograría que su padre aceptara su decisión.

Elisa preparaba el plan siniestro para la bella Fortuna.

—Ya la tienes en tu bolsillo, ahora solo debes seducirla.

—Su padre me odia.

—Se le pasará, lo correcto que hará conociendo a los hombres de poder es hacerte firmar un contrato matrimonial.

—Y todo se va a la mierda.

—No, porque no lo firmarás.

Él no entendió nada y ella le explicó su plan.

—Fortuna no te someterá a ese asunto, lo sé, es que la conozco.

—Entonces no firmo y me caso con ella, ¿eso dices?

—Sí, eso.

Alexis escuchaba cada palabra de la joven y tenía tanta lógica y entonces comentó.

—Sería marido de Fortuna y tu mi amante, buen plan.

Ella sonrió y entonces le comentó.

—Claro, solo si no me dejas fuera.

—Jamás.

—Pronto, se realizará el evento de médicos sin fronteras que organiza Fortuna y después de eso debes pedirle matrimonio.

—Ok, le pido matrimonio.

Elisa se acercó a él y le indicó.

—Debes ser lo más romántico del mundo.

—Sí, bien, no soy dado al romance.

Ella se pasó una mano por su cabello rojo y le comentó.

—De eso me encargo yo, solo haz lo que te digo y pronto serás oficialmente el novio de Fortuna Ferris.

Tal vez Elisa divagaba en sueños ostentosos, pero salir con Fortuna era muy interesante. La llevó a una parada en donde se veía parte de la ciudad.

—Es hermosa la vista.

—Como verte a ti, cariño.

Entonces la joven, toda emocionada, comentó.

—Deberíamos apreciar más el escenario de la vida que los negocios.

—Eso es muy altruista, lamentable es que los negocios mueven al mundo.

—Lo sé, pero sería lindo poder en un momento perderse en una imagen como esta.

—Suena idílico.

—Y admirar las casas, calles, ser alguien diferente cada día, como si tuviéramos una parte de nosotras perdida.

—¿Un gemelo?

—Sí, siempre hay alguien que se parece a uno en algún lugar —entonces recordó—. Hay una joven en las sucursales de Lusiana que se parece a mí.

Alexis rio y besó su cabeza.

—Como tú ninguna, cariño.

La joven se recostó en su pecho a escuchar su corazón, pero sí, había gente parecida, con otras vidas deseando brillar en el ocaso de una estrella.

Elena Marriott era una joven de 23 años, bonita, cabello castaño claro y que atendía en una de las tiendas departamentales Ferris en Lusiana. Su vida era común, vivía sola, no tenía a nadie especial, solo un gato macho al que le decía Orly, nada más. Lo único que llamaba la atención en la joven era su extraño parecido a la socialite Fortuna Ferris, era un calco de la misma. Algunos se detenían a mirarla con suma atención por su extravagante parecido.

Era extraño y hasta divertido porque había ganado un concurso que organizó el supermercado sobre dobles y ella con su extraordinario parecido con la joven de Ciudad Capital ganó de largo. Hasta se puso peluca y un vestido nuevo y cuando la vieron llegar muchos quedaron impresionados; sin embargo, no tenía ni un duro en el bolsillo como para decir que ella era una afortunada millonaria, por eso se esforzaba mucho en cambiar su vida. Entonces vio la revista de moda: en donde se veía la foto de un apuesto caballero y la de la famosa Fortuna y decía así: ¿Capricho o amor? El nuevo escándalo de Fortuna Ferris.

Suspiró, hasta el amor para los ricos era un escándalo, pero no para ella. Para ella la realidad era más dura y lejos del glamur que rodeaba a los ricos y famosos, ella era real.

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