CAPÍTULO 2
Micah llegó a su departamento y Penélope ya lo esperaba.
—Samantha escuchó cuando hablaba contigo — ella inmediatamente se puso pálida.
—¿Cómo qué nos ha escuchado? ¿Acaso no puedes tener cuidado? — Micah la miró molesto.
—Te recuerdo que fuiste tu quien me llamó, cuando te he dicho mil veces que no me llames cuando estoy con ella, además no te preocupes, le hice creer que era algún problema con el trabajo.
—No puedo creer lo ingenua que es Samantha, es tan tonta.
—Deberías cerrar la boca, ella confía en las personas que ama, que seamos muy descarados y unos malditos no significa que ella también.
—Vaya, hasta la defiendes, si tanto la quieres no deberías serle infiel, conmigo, eres despreciable.
—¿Yo? ¿Y tú qué? Eres su mejor amiga, y siempre le has tenido envidia, eres cruel, mentirosa, sabes que si me acosté contigo es porque no descansaste hasta que te metí en mi cama, tal vez no sea una excusa pero soy hombre, siempre te desnudabas cuando venías aquí o en mi oficina, no soy de palo al final caí.
—¿Te quejas ahora? Cuando has disfrutado como nunca desde que me meto en tu cama, ¿o vas a negarlo?
—Lo que voy a negar es ese maldito hijo que piensas tener, se suponía que te estabas cuidando, ¿como me dices que vas a tener un hijo?
—Algo salio mal.
—Sí, el haberme acostado contigo, te doy dos días para que lo abortes, porque sino lo haces me vas a conocer y creeme cuando te digo que no vas a querer hacerlo.
—No me amenaces — dijo enfadada.
—No te estoy amenazando, te lo estoy advirtiendo, no me creas estúpido Penélope, se que lo has hecho apropósito, pero yo soy capaz de matarte, así que elige.
—¡Eres un maldito! Me amenazas cuando yo te he ayudado a robarle a Samantha, ¿Acaso te estás volviendo loco? Por mi Samantha cree que tienes dinero, te contraté para que la destruyeras, no para que jugaras al novio enamorado.
—Penélope, ¿cuándo dejarás de ser tan estúpida? No te olvides que puedo ser tu peor pesadilla, así que vigila bien lo que dices. Ahora ¿Qué piensas hacer con ese bastardo?
—No pienso tenerlo, arruina mis planes, así que no te preocupes.
—Bien, muy bien, me alegro que pienses así, ahora, ¿que tal si tenemos mucho sexo?
—Estás loco, si piensas que voy a volver a acostarme contigo. — Micah sonrió coqueto y se acercó hasta ella.
—Sabes que si lo harás, una y otra vez, así que no te resistas —
Micah se acercó tanto, que ambos respiraban el aliento del otro, Penélope no pudo aguantar más y se lanzó a besarlo.
Él la levantó e hizo que enrollara las piernas en las caderas de él, y se la llevó hasta la habitación, desde que Samantha le había dicho que quería llegar virgen al matrimonio él había respetado la decisión, pero eso no le impedía que él se quitara las ganas con cualquier mujer que se le atravesara, al principio trató de ser fiel, pero al final, no pudo con sus ganas, y vio que no era tan malo después de todo.