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“Capitulo 4”
Narra Emma:
Seguí hablando con Joel, la verdad parece un chico super educado y tierno. Eran las 10 de la noche y mi hermano me dijo que bajara a cenar. Al bajar ya todos estaban comiendo.
-Gracias por esperarme -Les hable enojada, es como si yo no importara en esta familia y eso me enfurece y me ase sentir mal, pero ya debería estar acostumbrada.
-De seguro que es nuestra culpa que te demores tanto -Hablo mi hermana llevándose un pedazo de carne a la boca.
-Solo fue un minuto, pero como a esta familia no le importo pues que voy a esperar.
-Emma cállate! -Me habla mi mama.
-Claro aquí todos pueden dar su opinión menos yo -La miro de reojo.
-Ya vas a empezar que nadie te quiere, solo te haces la victima para que te demuestren cariño ¿Quieres llamar la atención? -Habla Zarina.
-Solo quiero que por una MALDITA vez esta familia me escuche.
-Te escuchamos solamente que nos vale tu opinión -Habla mi madre.
-No sé ni porque me sorprendo si ya debería estar acostumbrada. - ¿Se dan cuenta como me quiere a mi familia? -Papa Mañana puedo salir con un amigo -Las risas de mi madre y hermana estallaron.
- ¡TU! Salir con un “amigo” -Ríe mi hermana.
-De seguro es con el vendedor de papas fritas -Ríe mi madre.
-Joel Vélez -Hable yo rápidamente, el silencio abundo la casa, todos me quedaron observando sobre todo Zarina y Erick.
- ¿Joel Vélez? Tu salir con el -Alza una ceja Zarina.
- ¿Los hermanos Vélez? -Habla Erick.
-Si Joel Vélez.
- ¿Qué no son esa familia de alto nivel económico?
-Si mami, además de dinero son hermosos -Zaina le habla a mi madre -No entiendo como pudo invitar a salir a esta gorda que en vez de a mí.
-Zarina te prohíbo que le hables así a tu hermana -La reprocha mi papa.
-No le hables así a Zarina, ella debería salir con ese muchacho, ella es mas hermosa, ella lo merece no esta bola de grasa -Esos insultos de mi mama nunca faltaban, mis ojos se cristalizaron, sea como sea se supone que es la mujer que me dio la vida y me insulta de esa manera, jamás recuerdo que mi madre me haya tratado con cariño, jamás me demostró afecto -Tu no vas a salir con ese muchacho, no tienes permiso.
-Dije PAPA no MAMA.
-Sea como sea no saldrás y tu Maximiliano si le llegas a dar permiso no cuentes conmigo para nada. -Lo apunta.
-Lo siento hija, pero no tienes permiso -Una sonrisa de ganadora se formo en la maldita cara de mi hermana, como me gustaría quitársela de un puro combo, pero como estoy contra el maltrato animal no lo hago.
-No entiendo que hice para merecer una familia tan mierda como ustedes -Hable por ultimo y me retire de la mesa, la verdad no los aguanto. Me encerré en mi habitación y me acosté en mi cama, toda mi pieza estaba oscura, me puse a mirar el techo y solo me preguntaba ¿Qué es lo que hice mal? ¿Por qué yo? Quizás la vida no es para todos.
Eran las 3 de la mañana y yo aun despierta, estaba acostumbrada cada noche mis pensamientos me atormentaban, me sentía sola, vacía, podría tenerlo todo, pero aun así me sentiría sola y rota. De una vez me quedé dormida y desperté a las 6:30 tenía unas ojeras horribles, no había podido dormir casi nada.
Tome un baño y me coloque unas calzas negras un polerón grande y un polar, este día parecía que iba a llover, no salude ni me despedí de nadie, iba irme en taxi con algo de mi dinero, al llegar todos nuevamente me quedaban observando, mi hermana estaba coqueteando con un chico de una moto negra y mi hermano fumando con un grupo de chicos, yo camine a las bancas para sentarme a comer algo poco (Un hand roll) lo había comprado antes de entrar al liceo, al comenzar a comer alguien se sentó al lado mío, poco a poco di vuelta mi cabeza y al lado mío se encontraba ese chico de rulos y ojos que enamoran.
-Hola. -Saluda tan dulce.
-Hola – le respondo algo seria ya que me interrumpió mi desayuno.
- ¿Cómo estás?
-Bien… ¿Y Tú?
-Bien
- ¿Necesitas algo?
-O no nada solamente quería verte, lo necesitaba - ¿Lo necesitaba? -Creo que tienes algo ahí -Saca un pañuelo desechable y limpia una gota de soya que había al lado de mis labios, al momento en que me limpio nos quedamos mirando fijamente hasta que alguien nos interrumpió.
-Por esta cerdita me pateaste…