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Pervertido y travieso

Mi nombre es Mia, tengo 18 años y soy adoptada. Yo tenía 11 años cuando me fui a vivir con una pareja muy cariñosa que ahora son mis padres, ya tenían un hijo de 17 años que se fue a estudiar a otra ciudad.

Un par de veces al año nuestros padres viajaban a visitarlo, pero yo siempre prefería no ir con ellos, siempre odié el hecho de que fueran nuestros padres quienes fueran a él, y él nunca hizo el esfuerzo de venir a nosotros, y eso me dio una visión de un tipo mimado e individualista.

Muchas veces nuestros padres le enviaban fotos, tanto de fechas conmemorativas como de reuniones familiares, pero yo nunca quise ser parte de esas fotos, siempre era yo quien las tomaba para usarlas como excusa para no salir en las fotos, y el pocos que hice. , no los dejé mostrar porque mi pensamiento fue uno solo, el día que me quiso ver, que venga a mí.

Mis redes sociales estaban bloqueadas de todos en la familia, no quería que me encontrara a través de familiares, así que para no tener que rechazar las invitaciones de amistad, era mejor mantenerlas bloqueadas.

Puede que ni siquiera supiera nada sobre mí, ni viera ninguna foto mía, pero yo sabía todo sobre él, y había visto varias fotos de él, y no pude evitar notar lo estúpidamente guapo que era, el tipo de chico que me hubiera llamado la atención si no fuera por un pequeño detalle, era mi hermano.

Fue un jueves por la noche cuando mi mamá me dijo que regresaría, no sé por qué, pero sentí unas pequeñas mariposas en el estómago, era como si hubiera estado esperando esto durante años, lo cual no hizo ningún sentido ya que yo no teníamos ninguna relación.

La mañana que él llegaba, mis padres iban a trabajar de día, porque a veces trabajaban de noche, mi padre es guardia de seguridad y mi madre es enfermera, y eso me hacía pasar mucho tiempo sola, cuando el mi mamá se fue, me dijo que comprara un pastel en la panadería y preparara un café, porque mi "hermano" llegaría en la tarde y definitivamente tendría hambre.

Está bien, no sería su sirvienta, pero no me costaría nada hacer una buena recepción.

Cuando llegó la tarde y sonó el timbre, ya sabía que era él, lo que no esperaba es que al abrir la puerta me comería entera con solo su mirada.

Se obsesionó con mis senos y poco después trató de ocultarlo diciendo que había extrañado la casa y que nunca dejaría pasar la oportunidad de sacar el tema de su tiempo fuera.

Dijo que no sabía que yo era tan... hizo una pausa y agregó... genial, pero me di cuenta de que eso no era exactamente lo que él pensaba. Le di la bienvenida y todavía lo llamaba "hermano pequeño", pero esa parte era solo para recordarme que lo éramos.

Le dije que nuestros padres estaban en el trabajo y le pregunté si tenía hambre, y todo el tiempo tuve la impresión de que no estaba prestando atención a nada de lo que decía.

Fui a la cocina, tomé el pastel y el café y fui a la sala y lo serví, y mientras lo servía, noté que me estaba mirando las tetas nuevamente, y esta vez mi coño reaccionó.

- Es tu hermano, deja de estar loco. Seguía repitiendo esto a mí mismo todo el tiempo.

Me senté frente a él mientras comía, y me preguntó las razones por las que nunca fui a visitarlo, además de preguntarme sobre las fotos que nunca tomé y mis redes sociales que nunca me había encontrado, lo que me reveló que ya había tenía curiosidad acerca de cómo era yo, o cómo era yo.

No vi la necesidad de mentir, dije lo que pensaba y él me llamó Inflexible y autoritario, y le dejé muy claro que con el tiempo su lista de mí se haría más larga, lo que lo dejó sin palabras.

Cuando fui a recoger la taza y el plato para llevar a la cocina, volvió a mirarme los pechos, y en ese momento mis bragas ya estaban muy mojadas.

Nunca fui un santo, pero tampoco solía acostarme con cualquiera, siempre he sido muy consciente sobre el tipo de hombre al que valía la pena recurrir. Nunca pensé en mi hermano de esa manera tampoco, a pesar de saber que era un gato, lo que realmente me llevó a imaginarlo follándome, fue la forma en que me miraba, logré callarme y comportarme hasta cierto punto, siempre y cuando nadie activa mi modo pervertido y travieso, porque después de que se activa este modo dejo de medir las consecuencias de mis acciones.

Le dije que su cuarto estaba listo y que la casa era suya.

Fui a mi habitación a darme una ducha, y dejé la puerta de la habitación abierta a propósito porque sabía que cuando fuera a su habitación, él tendría que pasar por la mía primero.

Cuando escuché el sonido de las ruedas de la maleta en el pasillo, comencé a desvestirme, dándole una vista muy privilegiada de mi cuerpo y mi trasero, desde donde estaba había un pequeño espejo en mi escritorio que podía ver perfectamente mi cuerpo. puerta, y él estaba allí, con sus ojos atentos, devorándome, deseándome y seguro que estaba duro.

Parece que le silbó la conciencia moral, porque murmuró algo y se fue, pero la mía me estaba empujando al límite.

- Va a ser muy divertido y es muy fácil volverse loco, hermanito, especialmente cuando nuestros padres no están. me dije a mí mismo. Había activado mi modo travieso pervertido, y no había vuelta atrás.

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